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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Siria huele a pan quemado

Barack Obama decidió atacar a Siria para castigar al “tirano” que la gobierna y por ese “motivo” se dispone a matar a una imprecisa pero -casi segura- elevada cifra de civiles. ¿Contradictorio para un premio Nobel?...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 01/09/2013
1 comentarios
Siria, guerra
Lo que está ocurriendo con Siria se inserta dentro de la lógica imperial.

Una sola tragedia puede tener varios nudos. Desatarlos será, para el interesado, cuestión de honesta determinación o vil matrería.  En ese dilema y posiblemente por falta de previsión, está Barak Obama.

El presidente dijo que decidió atacar a Siria para castigar al “tirano” que la gobierna y por ese “motivo” se dispone a matar a una imprecisa pero -casi segura- elevada cifra de civiles. ¿Contradictorio? No, si se analiza desde la lógica imperial. De los que se creen superiores a cualquiera, quiero decir. Además, lo hicieron ya tantas veces, que una más poco importaría ¿no?

Es muy probable que si sus aliados europeos, sobre todo el Reino Unido,  e incluso Canadá, no se hubieran bajado del tren bélico, en este momento Washington estaría bombardeando Damasco. Y no se trata de que  el Pentágono carezca de lo suficiente para actuar solo, sino que ¡caramba! es un poco bochornoso ir al baile sin pareja.

Las leyes norteamericanas establecen el  derecho del presidente a enviar tropas a una ofensiva exterior sin previa declaración de guerra del Congreso,  si se presenta  "una emergencia nacional  debido a un ataque contra EE.UU., sus territorios, posiciones o sus Fuerzas Armadas". No es el caso, aunque desde su anterior alocución Obama usara en su retórica la tan socorrida seguridad nacional, como factor que justificase un ataque al país árabe.

El jefe de estado –o quienes le asisten- le dan una libérrima interpretación a ese principio legal. Por eso Obama dijo el último día de agosto/2013 que, como comandante en jefe de las fuerzas armadas, tiene derecho a emprender lo que calificó como decisión ya tomada, pero opta por compartir responsabilidades con el aparato legislativo. ¿Emprenderá la acometida si los congresistas le vetan o se hace cura en salud por si las cosas salen mal?

Como los congresistas están de vacaciones, deberá esperarse una convocatoria extraordinaria o que se reanuden las sesiones el 9 de septiembre. Positivo que se le dé participación al cuerpo legislativo, aunque cualquiera sea el momento, debería  asociarse con el término del examen a cargo de los inspectores de la ONU, como de modo atinado expuso Vladimir Putin, quien exhortó a que, si tienen pruebas, las entreguen a esos expertos y al Consejo de Seguridad. Algo diferente constituye “una falta de respeto” hacia sus socios,  o a cualquiera de los ciudadanos que sufrirán las consecuencias de actos tan impúdicos, vale añadir.

Al mandatario se le pueden presentar dificultades. La cámara baja tiene mayoría republicana y en el senado los demócratas cuentan con poca ventaja. Más de un centenar de legisladores, incluyendo lo de su propio partido, cuestionan la determinación de ataque anunciada.

Grupos como el errático y súper conservador Tea Party, casi seguro se aprovecharán de las contradicciones del caso, no por máximas atendibles, sino buscando ventaja política. Otros republicanos pueden desear que quede mal el presidente, y solo con ese motivo,  le pondrán obstáculos. No faltarán los que estén convencidos del error que se pretende cometer y actúen a conciencia. No se descarta, nunca en ambiente de tantos intereses, que todos a uno se pongan de acuerdo para iniciar  el asalto.

Que sea “limitado” y sin despliegue de tropas sobre el terreno, no es argumento que convenza mucho. Apenas llega al 20% la cantidad de estadounidenses que aprueban el proceder y se están manifestando ante la Casa Blanca y en diversas ciudades de Estados Unidos.

Protestas antiguerra ocurren también en otras naciones, pese a que, cuando Irak, de poco sirvieron las enormes muestras contra aquella otra intervención basada en groseras mentiras. La diferencia, en la presente situación, es preciso remarcarla: Rusia y China no se lavan las manos con una abstención. Los más cercanos socios se desmarcan. Algunos, como Alemania, dicen si-pero-no. “Apoyan” pero sin comprometerse.  Por eso la OTAN se distancia.

Significa que la mayor parte de los gobiernos en el Viejo Continente tiene problemas suficientes como para enredarse en nuevas aventuras que pudieran aumentar la inquietud y malestar internos, cuya evolución nadie se atreve a predecir.

Entonces, el jueves 5, está previsto el inicio de la Cumbre del G.20. Tendrá como sede San Petersburgo. El cónclave es para otros temas, pero será ineludible tratar lo concerniente a Siria. De los enfoques, asistencia o ausentes, acuerdos o desencuentros, dependerá tanto el acontecer a corto plazo y cuántas nuevas enemistades y/o ambiciones  surgen y se profundizan.

Total: “un pan que en la puerta del horno se nos quema”, como resumió el dolor y la aberración un gran poeta.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales

Se han publicado 1 comentarios


armando
 4/9/13 10:54

Saludos: Lo que huele a pan achicharrado es la postura del Movimiento de NOAL, de no apoyar al Gobierno legitimo de Siria, para denunciar los caprichos de los Imperialistas alrededor del mundo. Lo demas es " BOHEMIA VIEJA "

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