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miércoles, 27 de noviembre de 2024

El guión de Estados Unidos para Venezuela

Los planes de la Casa Blanca contra el gobierno de Venezuela, activados mediante la Agencia Central de Inteligencia y aliados de la región, son casi iguales a los desarrollados en Chile hace 40 años...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 09/09/2013
2 comentarios
Nicolás Maduro 6
Desde que Maduro recibió la banda presidencial se mantienen continuos ataques contra su persona.

El próximo miércoles se cumplirán 40 años del golpe de Estado del general traidor Augusto Pinochet, un títere movido por los hilos de Washington, contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende, y, según demuestran los hechos, el enemigo del socialismo en América Latina repite el guión, con pocas modificaciones, contra el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, como prioridad uno en su antipolítica exterior para la región.

Desde que el fallecido líder bolivariano Hugo Chávez Frías asumiera el gobierno en 1999, trayendo en su agenda un nuevo modelo político que denominó Socialismo del Siglo XXI —tercera experiencia política de proyecto progresista, luego de Chile y Nicaragua desde 1959—, las administraciones estadounidenses no cejan un instante de conspirar, junto a la derecha regional, en la destrucción de la Revolución venezolana.

Golpes de Estado, preparación de magnicidios, desestabilización en los Estados y a nivel del país, marcaron los años en que Chávez, quien murió el pasado 5 de marzo, trató de reestructurar una nación rica en petróleo —quinto exportador a nivel mundial— desde sus raíces, poniendo al ser humano como centro de su política económica y social y tratando de eliminar los privilegios de la derecha interna, apoyada por sus socios de la región y comandada por Estados Unidos.

Desaparecido físicamente el presidente, y por su mandato político expreso de que cuando se celebraran elecciones generales para sustituirlo, el pueblo venezolano seleccionara en su lugar a uno de los jóvenes dirigentes que le acompañó durante su mandato, el excanciller Nicolás Maduro, procedente de las filas obreras, con amplia experiencia política, y capaz de continuar la obra que dejó inconclusa; así lo decidió el pueblo en las urnas en comicios transparentes que desataron la ira de la derecha interna y regional.

Desde que Maduro recibió la banda presidencial se mantienen continuos ataques contra su persona y su Ejecutivo, procedentes de los más oscuros y siniestros planes de la oposición, dirigida por el derechista Henrique Capriles Randosky, un político soltero de 42 años, unido a los venezolanos radicados en Colombia, amigo de Álvaro Uribe, enemigo acérrimo de Chávez y ahora del nuevo dignatario (aunque siempre tratando de mantener la compostura), país de donde proceden los paramilitares y asesinos capturados para ultimar a los líderes bolivarianos.

Este individuo, que apoya la guerra en Siria, fue recibido oficialmente por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, y también de manera privada por el chileno Sebastián Piñera, los tres con similares identidades ideológicas; así como con grupos de la derecha de Venezuela asentados en la vecina nación.

Esta semana, Capriles viajará a Miami, cuna de los terroristas en Estados Unidos, entre ellos el confeso Luis Posada Carriles, vinculado a los planes contra Venezuela.

El plan de la reacción internacional fue denominado “Colapso total” y se ha ido implementado de manera paulatina, tratando de apretar el cerco, hasta ahora sin resultados, contra un joven Ejecutivo que ha implementado revolucionarias prácticas para la democratización del país, la eliminación de la pobreza, la construcción de viviendas, la soberanía alimentaria y energética; puntos contenidos en el Plan de la Patria, escrito por Chávez en sus últimos meses de vida.

Maduro asumió el gobierno el pasado 19 de abril ante 47 delegaciones extranjeras, y desde entonces han sido puestos en práctica y denunciado dos planes de magnicidio (pueden existir muchos más) que cometerían sicarios llegados de la vecina Colombia, a fin de crear un caos interno para permitir la entrada militar de Estados Unidos y luego formar un gobierno con Capriles y otros dirigentes derechistas.

Los planes —mostrando a los presuntos asesinos detenidos— han sido denunciados a la opinión pública mundial. Hasta hoy, Estados Unidos no ha reconocido al gobierno de Maduro, en una reacción de oposición y enemistad contra los revolucionarios venezolanos.

Un mes después, durante una reunión con trabajadores del Metro de Caracas, sus antiguos compañeros, el mandatario expuso la complicidad de Uribe en la tentativa homicida junto con sectores de la oposición venezolana y el exembajador de Estados Unidos en la Organización de Estados Americanos, Roger Noriega, y el exembajador norteamericano en Venezuela, Otto Reich.

“Álvaro Uribe —dijo— está detrás de un plan para asesinarme”.  Afirmó que Uribe es un asesino y hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso.

El pasado 26 de agosto, de nuevo las autoridades bolivarianas expusieron en detalle un nuevo plan para asesinar al mandatario. Con ribetes muy parecidos al de mayo, el Ministerio de Interior, Justicia y Paz presentó a los dos colombianos apresados, las armas, y el plan que se ejecutaría durante las visitas que Maduro realiza a Estados y comunidades, como parte de su gobierno de calle, cuando se reúne en plazas públicas con la población.

Una contundente medida fue la respuesta gubernamental. El presidente aprobó de inmediato, durante una reunión con el Alto Mando Militar y organismos de protección, varios planes de seguridad para enfrentar cualquier escenario de desestabilización en el país.

“Tenemos cuerpos de seguridad, de inteligencia, muy bien entrenados que trabajan las 24 horas, tenemos una Fuerza Armada Nacional cada vez más cohesionada, alerta y con planes para todos los escenarios”, destacó.

Desde 1999, cuando asumió Chávez, la Revolución bolivariana es víctima de los proyectos desestabilizadores, que la oposición califica de “inventos” pero que están presentes y mellan en distintos sectores poblacionales, que se mantienen resistiendo ante la embestida derechista.

El último de los grandes atentados ocurrió el pasado día 3, cuando una falla de energía ocurrida al final de la mañana dejó a oscuras al menos 12 Estados, calificado por las autoridades como “un golpe eléctrico de la extrema derecha del país”, según alertó el presidente, quien advirtió en su cuenta en Twitter que “en el momento que hemos estabilizado el Servicio Eléctrico y vamos inaugurando nuevas obras, dan este golpe para volver a desestabilizar”.

También el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, precisó que la falla se presentó en la línea 765, “columna vertebral del sistema que produce el 60 % de la electricidad que consumimos y trae como consecuencia que se pare la línea del Guri hacia Centro-Occidente”.

 A estos planes que ponen en evidencia los intereses del gran capital en Venezuela, se suma el desabastecimiento artificial —debido al acaparamiento de los adinerados— de alimentos y productos imprescindibles para los consumidores, obligados a realizar filas para adquirirlos, si los encuentran; aunque ya las autoridades tomaron rápidas medidas para frenar este atentado, ya conocido en Chile en 1972-1973, previo al golpe militar contra Allende.

Al igual que en Chile, la derecha es dueña en Venezuela de los grandes medios de comunicación social, que arremeten contra el proceso bolivariano, como antes lo hicieron contra la Unidad Popular, entonces ya dividida internamente, tratando de crear confusión y desorientando a la población en cuestiones fundamentales de la política interna.

Pero a diferencia de lo ocurrido en Chile, el gobierno venezolano está blindado frente a los ataques derechistas, posee amplio respaldo popular y la lealtad de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, de las cuales surgió Hugo Chávez, un hombre cuya misión en la Tierra fue demostrar la posibilidad de los cambios en las estructuras del poder en América Latina y frenar, hasta su último aliento, los macabros proyectos de Estados Unidos para la región.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 2 comentarios


Luisa Bechara desde FB
 9/9/13 17:22

"Lo estamos padeciendo cada día con los saboteos y la desestabilización que mantiene la derecha apátrida con los productos de primera necesidad, la especulación y el contrabando"

Andrés Hernández Rivero desde FB
 9/9/13 12:25

Quieren eliminarlo, como lo hicieron con Chávez!!!!

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