Dentro de poco menos de tres meses, la sociedad cubana estará involucrada en la más importante y complicada investigación del país: el Censo Nacional de Población y Viviendas, que tendrá lugar del 15 al 24 de septiembre venidero.
Ese tipo de conteo -el que ahora se prepara es el décimo octavo que se realiza en el país y el cuarto en el período revolucionario- tiene una alta complejidad, porque involucra a toda la sociedad y genera un alto volumen de información que hay que procesar.
Considerada como una tarea de gobierno, esa investigación concierne no sólo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), sino prácticamente a todo el aparato estatal y a todos los cubanos.
Además de las viviendas, el censo incluye la cantidad de población, distribución territorial, composición por sexo y edades, color de la piel, nivel educacional, y otros elementos vitales, lo que exige una preparación de varios años para captar los datos requeridos y después procesarlos.
Para que se tenga una idea de la complejidad y seriedad de la tarea baste saber que los organismo especializados de Naciones Unidas califican un censo como muy bueno cuando tiene un margen de error de tres por ciento, pero el último realizado en el país en 2002 logró apenas un 0,23 por ciento por lo que fue considerado como el mejor de América Latina.
“Ese es el resultado de la organización social y de la voluntad política del país”, dice a Cubahora el jefe del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), Juan Carlos Alfonso, quien señala que en la venidera investigación participarán más de 100 mil personas, 80 mil de ellos estudiantes y profesores de las enseñanzas técnico-profesional y superior.
Todas esas personas recibirán la capacitación necesaria para actuar como enumeradores o supervisores, una tarea que recién comenzó y que debe estar concluida antes del 14 de septiembre, a las doce de la noche, el llamado momento censal o punto de referencia sobre el que estarán basadas todas las respuestas.
El Censo no otorga, ni quita legalidad, por lo que se realiza mediante declaración y sin tener que presentar pruebas documentales de lo que está declarando el entrevistado, quien a su vez tiene el deber cívico de ofrecer la información veraz y detallada.
El país no realiza un Censo de Población y Viviendas desde hace una década y en esa etapa más de un millón de los 3,9 millones de hogares cubanos ha tenido algún tipo de afectación por desastres naturales.
El conteo de septiembre también se realizará en un momento complejo para la nación, demográficamente hablando, pues tres de los cinco años en que ha disminuido la población están en la etapa que va del anterior censo a la fecha.
Los datos individuales son estrictamente confidenciales y de conjunto ofrecen al gobierno una idea de la realidad del país que permite adoptar decisiones trascendentales para toda la sociedad.
El conteo es entonces muy importante para todos, pues vivimos en un país donde estado y gobierno utilizan la información para dirigir y tomar decisiones, y cada vez necesitan de más y mejor información para evaluar el desempeño y proyectar el desarrollo económico y social de una nación que cada día se transforma.
Además, los resultados censales estarán listos el año próximo en plena implementación los acuerdos del Sexto Congreso del Partido, por lo que serán una herramienta invaluable para el futuro del país.
No es ocioso entonces respaldar todos los esfuerzos que desde hace casi dos años se realizan, y se continuarán realizando, para garantizar el éxito del venidero Censo, una verdadera fotografía de la nación que permitirá conocernos mejor.
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