Con casi siete millones de alfabetizados en una década, el método cubano Yo, sí puedo se sustenta en las tradiciones pedagógicas de la nación y la voluntad de acabar con el flagelo, pero fundamentalmente con la mejor ciencia existente en la materia.
No es casual que sea el programa que enseña a leer y escribir a adultos con la mayor cifra de rescatados de la ignorancia desde 2002, al totalizar 6,5 millones, de acuerdo con José Ricardo del Real, jefe del Departamento de Educación de Jóvenes y Adultos y Alfabetización del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño.
De no ser por la investigación científica que tiene detrás su aplicación en 28 países, Australia en una prueba piloto el más reciente, muy poco podría hacerse aunque voluntad y recursos financieros coincidieran en la misma dirección.
Tiene en cuenta en su fundamentación lo más actualizado que hay en educación de jóvenes y adultos, y dentro de ello cobra relevancia la pedagogía cubana en la materia, expresó Del Real.
Su amplia versatilidad al adaptarse a zonas urbanas y rurales y presentarse en múltiples soportes: lo mismo audiovisuales que radiales en aquellos lugares carentes de electricidad, le han permitido al Yo, sí puedo estar lo mismo en África y Asia que en Europa, donde se aplicó en la ciudad española de Sevilla.
Las grabaciones de las clases se realizan con actores de cada nación e incluyen variaciones propias del idioma hablado en cada territorio, flexibilidad que busca la aceptación y el apoyo de las experiencias vividas por los beneficiados.
Otra de las bondades reconocidas es su rapidez al desarrollarse el curso entre siete y 14 semanas como promedio, aunque en condiciones intensivas se ha podido conseguir la alfabetización en un mes.
Sin embargo, la mayor facilidad del método consiste en que se asocia cada número a una letra del alfabeto, una opción que permite al estudiante partir del dígito conocido hacia lo desconocido.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le dio dos menciones honoríficas en 2002 y 2003 y el Premio de Alfabetización Rey Sejong en 2006 al método con el que se declararon libres de analfabetismo Venezuela, Bolivia y Nicaragua, en tanto Ecuador lucha por colocarse en el grupo y Angola lo quiere conseguir en 2017.
El galardón fue entregado al programa por adaptarse a los varios contextos sociales, culturales y étnicos de las diversas naciones, además de desarrollar en las lecciones temas relativos a la familia, la protección del medio ambiente, la salud y la higiene.
Ha demostrado que con economía de recursos y de tiempo puede eliminarse el mal, señaló del Real al estimar en cinco dólares el costo por persona al incluirse los materiales docentes y audiovisuales.
Con simple aritmética se necesitarían siete mil 590 millones de dólares para conseguir que 759 millones de adultos aprendan a leer y escribir, cálculo en el que se incluyen los que no tienen el nivel equivalente a la enseñanza elemental (seis grados), añadió.
El gran desafío, manifestó, es mantener el respeto por la diversidad cultural sobre la base de la búsqueda de la unidad en aquellos lugares donde se habla más de una lengua.
Sin embargo, el académico llamó la atención sobre la continuidad de la preparación de los recién alfabetizados con el Ya puedo leer (un programa presencial de un mes) y el Yo, sí puedo seguir (dos años) para evitar que por falta de práctica retornen al analfabetismo.
Más allá de la alfabetización, Del Real subrayó que con el método se busca la formación de ciudadanos que participen activamente en la solución de los problemas de sus comunidades.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.