Hay medallas y medallas. El equipo Cuba de béisbol sub-15 terminó su actuación en el campeonato panamericano con un bronce que, viendo lo deprimida que están las arcas de nuestro deporte nacional, parecería un gran resultado; pero la historia es otra, muy diferente.
Este conjunto, en el campo de juego, se ganó el derecho a discutir la presea dorada, nada menos que ante el anfitrión de Venezuela, al que derrotaron par de veces en el torneo, y siempre viniendo de abajo. Sin embargo, una violación del reglamento volteó, en las oficinas, el resultado.
De plata segura y olor a oro, en una misma noche, la del viernes, todo cambió de color y los cubanitos se vieron privados de pelear por su título a causa de una decisión desacertada del cuerpo técnico. Utilizaron a un pícher inhabilitado por lanzamientos y les confiscaron el juego.
Cuba venció a Venezuela en semifinal, pero le confiscaron la victoria tras una violación de reglamento. (Tomada de WBSC Americas)
Así, casi sin salir del absorto ni asimilar el nocaut emocional, los muchachos volvieron al campo de juego para pelear entonces por el bronce. Hubo quienes pensaron que irían desplomados, pero ellos supieron reponerse con una máxima: este es nuestro oro, juguemos nuestra final. Y así lo hicieron.
Ganaron por fuera de combate ante Puerto Rico, el único conjunto que los había vencido en la fase preliminar, en aquella memorable jornada en que Robier Hernández estuvo dando juego perfecto durante cinco entradas.
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Ahora el partido se fue de un solo lado en el mismo primer inning. Un paquete de seis carreras puso delante a los nuestros, quienes completaron el nocaut con cinco vueltas en el quinto tramo y dejaron al campo a los boricuas, que luego de clasificarse para el Mundial sumaron cuatro derrotas seguidas.
Los muchachos volvieron a mostrar su enfoque, su juego lineal. Se olvidaron por unas horas de que sus profesores los habían condenado a un tercer lugar que no se ajustaba a su comportamiento en la justa. A estas alturas, eran los favoritos para el oro.
De cada tres personas a las que preguntábamos tras la victoria sobre Venezuela, quién debe ganar el domingo entre Cuba y Panamá, más de dos decían: Cuba, sin pensárselo siquiera, los soltaban con la mayor seguridad del mundo. Este campeonato no hay quien se lo quiete a ustedes, nos decían.
No fue ningún rival, sino desaciertos en la gestión del cuerpo técnico, lo que ponchó el sueño dorado de esta generación de atletas que pinta para grande en el béisbol.
Cuba se va con un bronce de la bella ciudad de Valencia, en el estado venezolano de Carabobo. Un bronce insípido para algunos y dorado para los jugadores.
Vendrán los análisis, las sanciones… Una pifia de esta envergadura no debe quedar impune, pero esperemos que sea un proceso tan justo como riguroso. Hay muchos meses de trabajo sin las mejores condiciones.
Para los muchachos: aplausos, elogios, un breve descanso y de nuevo a los campos de entrenamiento para el Mundial, que por ahora es a finales de agosto y principios de septiembre, pero algunas fuentes dicen que se valora atrasarlo para el período invernal.
niovis rodriguez
24/6/22 13:40
por favor no han dicho mas nada por la medidas que se iban a tomar no lo dejen de la mano eso niños se entregaron con amor a esa medalla que fue de bronce con sabor a oro
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