El amplio triunfo alcanzado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua en las recientes elecciones municipales confirma el apoyo de la población al gobierno de Daniel Ortega y la ruptura consciente con el modelo económico neoliberal que mantuvo a esa nación en un lugar cimero en la pobreza en Centroamérica durante décadas.
A la reelección del presidente Daniel Ortega, el pasado año, se suma ahora la resonante victoria en las municipales del pasado domingo, en la que el sandinismo ganó 134 de las 153 alcaldías en juego, incluida la de Managua, la capital, por duodécima vez, y otras importantes ciudades del país, entre ellas varias en manos de la derecha, que fueran escenario en la década del 80 de enfrentamientos entre las fuerzas leales al FSLN y las bandas contrarrevolucionarias financiadas por Estados Unidos.
El FSLN, que se presentó en solitario en estos comicios, se reafirmó como la principal fuerza política de la nación centroamericana, dejando muy por detrás al derechista Partido Liberal Independiente (PLI), con 16 por ciento de los sufragios, y en un tercer lugar el Partido Liberal Constitucional (PLC), del exmandatario Arnoldo Alemán, también en la liza.
La demostración del apoyo popular en las urnas a los gobiernos progresistas y de izquierda -ahora en Nicaragua- echa por tierra la posibilidad de un retroceso histórico en la región mediante la eliminación de importantes proyectos económicos y de desarrollo social, amén de nuevas formas estructurales internas. Estados Unidos despliega de continuo acciones desestabilizadoras contra los ocho países miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA), fundada en el 2004 — de la que forma parte Managua- incluyendo el golpe de Estado, que cristalizó en Honduras.
La rotunda victoria del FSLN este mes corrobora la justeza de los programas económicos y sociales puestos en práctica por el Ejecutivo Sandinista, entre ellos retomar la iniciativa de crear el Canal de Nicaragua —que no entra en contradicción con el de Panamá-, un proyecto que se viene manejando desde hace cinco siglos, pero que en la actualidad representa un vital elemento de desarrollo, soberanía e independencia en todos los campos.
De ahí la importancia que el gobierno sandinista le concede a la construcción del canal interoceánico en 10 años, con inversiones foráneas, que como mínimo crearía 600 mil empleos directos.
El funcionamiento de esa nueva vía de gran calado, con base en el río San Juan, que abarataría los costos de la transportación, es uno de los planes más ambiciosos del gobierno nicaragüense en el actual período, ya que entrarían a esa nación importantes recursos monetarios, con los cuales se podría elevar de manera muy significativa la calidad de vida de la población.
Hace pocas horas, luego de conocerse el resultado del escrutinio, Ortega significó que “el pueblo votó por el bienestar de las familias, la continuidad de la lucha contra la pobreza, la erradicación del analfabetismo y el desempleo, y la consecución del camino cristiano, socialista y solidario que construye la nación”.
En esta etapa de su historia, ha sido fundamental el apoyo que ha dado el ALBA a Nicaragua en programas de desarrollo económicos y sociales para beneficio de las capas empobrecidas por los pasados 16 años de gobiernos neoliberales. Para que se tenga una idea de la situación que existía en Nicaragua, en enero de 2007 —cuando Ortega retomó el gobierno- más del 70 por ciento de los casi cinco millones y medio de ciudadanos vivía en pobreza. Ahora ese nivel está en 44,1 por ciento, en especial en el área rural, según la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg)
La mejoría en los hogares se explica porque la gran mayoría incrementó sus ingresos (85.1%), con aumento del salario en sus negocios. Los hogares renovaron sus condiciones de vida, al tener mayor acceso a los alimentos (89.2%) y al empleo (55.4%), aunque en menor medida, y pudieron mejorar la calidad de la vivienda (52.7%).
El sandinismo accionó varios programas de corte social para favorecer a los más vulnerables. Para ello puso en práctica Hambre Cero, Plan Techo, Usura Cero, y el llamado Bono Solidario, con beneficios para trabajadores, jubilados, amas de casa y menores de edad.
Los llamados “apagones”, que tenían sumido al país en una crisis energética sin precedentes, desaparecieron en pocos meses gracias a la colaboración brindada por Cuba y Venezuela.
Merced a los convenios de colaboración suscritos con el ALBA, el flagelo del analfabetismo fue erradicado incluso en las poblaciones indígenas. En el 2009, la nación centroamericana fue declarada por la UNESCO la tercera de América Latina en ser declarada libre de analfabetismo. Hospitales y policlínicas fueron construidos en este período en los 15 municipios y dos regiones autónomas del país, los que ofrecen servicios gratuitos a la población.
También se considera un logro de la política humanista del FSLN la puesta en práctica de la Operación Milagro, del ALBA, que devolvió o mejoró la visión a miles de personas, sin que les costara un córdova (moneda nacional).
El gobierno de Daniel Ortega aún tiene por delante un largo camino que recorrer para dejar atrás de manera definitiva las pésimas condiciones económicas y sociales encontradas en el 2007, pero le asiste, ahora más que nunca, el respaldo popular y la convicción de que no hay cabida para el capitalismo en las tierras defendidas por Augusto César Sandino.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.