Las tensas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos subieron de tono en las últimas horas, cuando el presidente Nicolás Maduro decidió la expulsión de tres funcionarios norteños de la Embajada en Caracas, al comprobarse sus relaciones con la ultraderecha del país. Mientras, en una acción represiva, sin motivo alguno, Washington adoptó similar actitud con tres diplomáticos de Caracas acreditados en Washington.
La derecha venezolana continúa con su guerra psicológica enfilada a confundir a la población, llegando al irrespeto de la memoria del Comandante Hugo Chávez.
Los tres diplomáticos norteños son Kelly Keiderling, encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Dave Moo, viceconsul, y Elizabeth Hoffman, consejera adjunta de Asuntos Políticos, a quienes se les comunicó que debían abandonar Caracas en 48 horas.
“¡Fuera! quedan expulsados. No me importan las acciones que tome el gobierno de Barack Obama”, confirmó el mandatario, quien de inmediato refirió que fueron detectados y seguidos durante meses “un grupo de funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Caracas, la capital, cuya tarea era reunirse con la extrema derecha venezolana y financiar las acciones para sabotear los sistemas eléctrico y económico. El gobierno presentó un video donde se observa a los tres diplomáticos saliendo de la sede de una organización de la ultraderecha venezolana en Puerto Ordaz, en el Estado Bolívar.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela declaró en nota oficial que “estas expresiones son una confesión de la abierta injerencia en los asuntos internos de Venezuela, por lo que la funcionaria fue declarada como persona no grata”.
Como medida represiva, Estados Unidos anunció ayer la expulsión de su territorio de tres diplomáticos venezolanos, también con dos días para salir del territorio de la Unión. Los implicados son el Encargado de Negocios, Calixto Ortega, la segunda secretaria de la embajada, Mónica Alejandra Sánchez Morales, y la cónsul en Houston, Marisol Gutiérrez de Almeida.
La actitud de la Casa Blanca fue repudiada de inmediato por el Gobierno de Venezuela, que manifestó en una nota diplomática: “Esta una decisión recíproca, al observar la conducta inequívoca de nuestros funcionarios, que no han osado en ningún momento sostener reuniones con grupos contrarios al Gobierno del Presidente Barack Obama o con personas interesadas en actuar en contra del Gobierno estadounidense”.
“La actitud de los funcionarios estadounidenses, aseguró, es hostil, ilegal e intervencionista, y violan las leyes internacionales”, según expresó Maduro en una comparecencia pública.
La denuncia presidencial siguió a las provocaciones de Estados Unidos contra el Presidente y su equipo de trabajo. Hace pocos días, la Casa Blanca prohibió el sobrevuelo del avión donde Maduro viajaba a China sobre su Estado anexado de Puerto Rico y negó visas a integrantes de la comitiva presidencial que asistirían al foro de cooperación América del Sur-África, en el ámbito de la vigésima octava Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.
Estados Unidos también permitiría –según advirtió Caracas hace pocos días- varias acciones provocadoras en esa ciudad contra el dignatario cuando asistiera a la magna cita mundial preparadas por los ultraderechistas norteamericanos Roger Noriega y Otto Reich.
Venezuela suspendió las posibilidades de diálogo con el régimen de Barak Obama en marzo pasado, luego de las injerencistas declaraciones de la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, quien hizo fuertes críticas al sistema electoral venezolano.
Mientras, los movimientos contrarrevolucionarios de la derecha en Venezuela, orquestados en Washington y organizados por sus funcionarios en Caracas, dan muestra de su desesperación, pues aunque todavía son fuertes, no han podido quebrantar la unidad del pueblo en torno a su proyecto socialista del siglo XXI.
La semana pasada, el líder derechista de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Henrique Capriles, y sus seguidores, recibieron un duro revés cuando el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, advirtió oficialmente la inexistencia de razones valederas para deslegitimizar al gobierno bolivariano y por tanto –contradiciendo a la oposición- no se revisarán por ese organismo los resultados de las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el 14 de abril de 2013.
Capriles, derrotado por Maduro en las urnas este año, calificó a Insulza de inepto en sus funciones, ya que esperaba una condena de la OEA ante sus argumentos de que los comicios no eran válidos. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia venezolano dio su veredicto final, también respetado por la organización regional.
Este mes de octubre presagia nuevas tormentas a lo interno, ya que la derecha toma atajos en su declarada guerra psicológica contra la población.
Con un bien orquestado plan, los grupos económicos unidos a la oposición mantienen el monopolio y el control de la producción alimenticia. Aunque los anaqueles lucen vacíos, los almacenes están repletos de productos escondidos para la venta normal.
Los empresarios privados logran así el desequilibrio en el abastecimiento, lo cual causa una escasez artificial, obligando a los consumidores a largas e incómodas colas en horarios incómodos, unido al incremento de los precios de los productos de la canasta básica y una continua campaña mediática culpando al gobierno de la actual situación.
En la guerra psicológica acentuada en las últimas semanas, la derecha utilizó de manera macabra al Comandante Hugo Chávez Frías, máximo líder de la Revolución Bolivariana, que dirigió hasta su fallecimiento el pasado 5 de marzo.
En un video preparado y colocado en Youtube.com se oía la supuesta voz de Chávez llamando por teléfono a su hermano Adán para decirle que estaba vivo y secuestrado por el presidente Maduro. El interés era confundir a la población que idolatra al líder revolucionario y volcarlo a las calles contra el actual mandatario.
En una alocución televisada para alertar al pueblo de la sucia jugada, Maduro indicó que si uno lo cuenta fuera del país le dicen a uno que es mentira, pero ustedes saben que este bandido de cuatro suelas, este mal nacido J.J. Rendón (dirigente derechista) es capaz, junto a la derecha amarilla fascista en Venezuela, de imitar la voz del comandante Chávez para decir que está vivo y que lo tenemos secuestrado”.
El dignatario precisó refiriéndose a los derechistas que “no tienen límites éticos, morales, no tiene escrúpulos. Nosotros tenemos que denunciar esto ante el mundo. Que el mundo sepa la clase de crápulas que tiene en Venezuela la derecha fascista”.
Hace pocas horas, con el propósito de derrotar y neutralizar cualquier plan contra el país, Maduro anunció la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CEPA), a cuyo frente estará el mayor general Gustavo González López, quien en 2010 dirigió la Milicia Nacional Bolivariana.
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