Desde las primeras horas de la mañana los votantes franceses asisten a las elecciones presidenciales en Francia, donde pugnan por el poder 10 candidatos. Unos 85 mil centros receptores de votos fueron habilitados en todo el territorio metropolitano para atender a los ciudadanos.
De las 45 millones de personas inscriptas en los listados, 900 mil viven en los departamentos y las colectividades de ultramar y un millón y medio ejercerán este derecho en los consulados franceses en el exterior.
Entre 800 y mil electores están registrados en cada una de las mesas y el procedimiento es muy simple y rápido. Además, alrededor de un millón de personas ejercerán el sufragio por medios electrónicos, una práctica que está en vigor desde 2007, pero que aún no se generaliza.
Todos los candidatos tienen estrictamente prohibido hacer declaraciones a la prensa que puedan ser interpretadas como un llamado a sufragar por ellos.
Pero este año no se realizarán encuestas en las puertas de las urnas y los sondeos sobre las tendencias de los resultados sólo podrán publicarse después de las ocho de la noche hora local, cuando cierren los últimos centros. En tanto, los resultados oficiales se conocerán en el curso de la noche o en la madrugada del lunes.
MÉLENCHON, CANDIDATO DE LOS COMUNISTAS
En este período presidencial se ha roto la bipolaridad de las voces imperantes, pues un candidato conmocionó la contienda y se convirtió en una revelación: Jean-Luc Mélenchon, del Frente de Izquierda.
En diciembre de 2011 los sondeos lo ubicaban en el quinto lugar, con cinco puntos de intención de voto y sin aparentes posibilidades de pasar a más, pero su movimiento ascendente continuó hasta rebasar la línea simbólica del 10 por ciento.
La dinámica del Frente de Izquierda quedó confirmada el 18 de marzo cuando congregó a 120 mil personas en la emblemática Plaza de la Bastilla de esta ciudad. Pero este no fue un fenómeno aislado, pues se replicó en Toulouse y Marsella.
En dos meses triplicó su caudal de votos hasta el 15 por ciento y pasó a disputar el tercer lugar con Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional, por delante de François Bayrou, candidato del Frente Demócrata.
Dueño de una personalidad carismática, una sólida cultura y un profundo conocimiento de la realidad del pueblo francés, Mélenchon no es un advenedizo en la lucha política. Nació el 19 de agosto de 1951 en Tanger, Marruecos.
En 1977 se afilió al Partido Socialista (PS) en el cual tuvo una relación tormentosa, básicamente porque sus ideas siempre fueron más a la izquierda de las que dominaban en la dirección de esa agrupación.
Con ese partido fue elegido en 1986 como el senador más joven de la historia republicana y más tarde el gobierno del ex primer ministro Lionel Jospin lo nombró titular de Formación Profesional.
Su ruptura con el PS se volvió prácticamente inevitable durante el referendo sobre la adopción en Francia de la Constitución europea en 2005, durante el cual el partido hizo campaña por el sí y él militó por el no.
Finalmente, la separación se consumó en 2008, cuando Mélenchon y un grupo de militantes presentaron su dimisión y crearon una nueva organización, el Partido de Izquierda, cuyo modelo fue la agrupación alemana Die Linke.
En ocasión de las elecciones parlamentarias europeas de 2009 se produce la alianza con el Partido Comunista Francés (PCF), de donde nace el Frente de Izquierda, con el cual se convirtió en eurodiputado y luego, en 2011, candidato a la presidencia.
Prensa Latina asegura que se trata de una agrupación joven, cuyo dinamismo ha sido posible gracias a las estructuras ya creadas por el PCF y la habilidad de Mélenchon para transmitir sus ideas a una parte de la sociedad que no encuentra reflejadas sus necesidades en los discursos de los llamados “partidos grandes”.
Conceptos claros y precisos sobre la reducción del desempleo, el aumento del poder de compra de los salarios o la restitución de los derechos de los trabajadores, rompieron el letargo de una campaña, cuyos temas estaban centrados en las grandes finanzas y la macroeconomía, muy lejos de la vida real de los franceses, reporta la agencia.
Obtener la mayor cantidad posible de votos este domingo y afianzarse en el tercer lugar de la contienda tiene una triple importancia para el Frente de Izquierda: por una parte se convierte en un factor a tomar en cuenta en el proceso de negociaciones que se abrirá de cara a la ronda definitiva, el seis de mayo, y podrá incorporar algunos de los elementos de su programa en el plan de trabajo de un próximo gobierno. En segundo lugar, le dará un fuerte impulso para conseguir un buen número de diputados a la Asamblea Nacional en los comicios legislativos de junio.
Tercero, y quizás lo más importante, sería colocar a las fuerzas de izquierda en una posición histórica y convertirlas en un interlocutor válido a la hora de discutir los grandes problemas nacionales y europeos y preparar el terreno para futuras campañas.
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