El presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes, quien asume este jueves, ha conformado un gabinete de corte tecnócrata y neoliberal que augura nuevas calamidades para el pueblo de esa nación guaraní, donde millares de trabajadores de los sectores magisterial y médico protagonizan protestas callejeras en defensa de sus derechos laborales.
Dignatarios de América Latina, en especial de los países miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur), salvo Venezuela, que no fue invitada a la toma de posesión, y decenas de empresarios extranjeros, asisten a la ceremonia en la sede del Congreso Nacional.
Este último, de mayoría derechista, derrocó al presidente constitucional Fernando Lugo en 2012 y colocó en su lugar a Federico Franco, quien pasará a la historia como corrupto y enemigo declarado de los gobiernos progresistas de la región.
Ahora Cartes, de 56 años, sin experiencia política y admirador de Estados Unidos, donde creció y estudió, con certeza seguirá los pasos del Partido Colorado, que gobernó con mano de hierro durante seis décadas consecutivas, la mayor parte bajo la dictadura de Alfredo Stroessner.
Su mandato comienza con dos grandes movilizaciones obreras en Asunción, la capital, y la crítica de los partidos opositores e incluso de su aliado, el Partido Liberal, por los nombramientos ministeriales.
El nuevo dignatario, quien nunca antes había votado en su país, involucrado en el negocio agroalimentario y denunciado en la prensa paraguaya por presuntos vínculos con el narcotráfico regional, ha integrado un gabinete en el que puede apreciarse la influencia de su paradigma político, Estados Unidos, país que también asesoró su campaña electoral y victoria del pasado 21 de abril, de acuerdo con analistas.
Según la nómina divulgada, la mayoría del equipo del nuevo presidente está compuesta por técnicos formados en la nación norteña, casi todos miembros del Partido Colorado.
Este martes, al presentar Cartes su gabinete, se comprobó que de los once ministros designados, al menos la mitad estudiaron en universidades de California, Kansas, Nueva York, y otros centros docentes estadounidenses; no hablan guaraní, uno de los dos idiomas oficiales en Paraguay, y algunos muestran signos anglófonos en su pronunciación.
Esos titulares formados en Norteamérica ocuparán las carteras de la Mujer, Relaciones Exteriores, Industria y Comercio, Obras Públicas y Comunicaciones, y Defensa.
Pero la gran sorpresa ha sido la designación como canciller de Eladio Loizaga, quien perteneció al ala más radical del sanguinario régimen de Stroessner durante la Operación Cóndor, malévola alianza de inteligencia y represión en la década del setenta del siglo anterior entre las dictaduras suramericanas.
Llama la atención el nombramiento de Loizaga, ya que fue uno de los promotores, en 1966, de la Liga Mundial Anticomunista (LAM) en Taipei, integrada entonces por el gobierno de extrema derecha de Corea del Sur y por el de Taiwán, que encabezaba el general Chiang Kai-Shek, presidente honorario y principal financista de la organización.
La misión de LAM, impulsada por Paraguay, fue impedir el reconocimiento de la República Popular China en la ONU, a fuerza de compras millonarias de votos en esa instancia internacional, lo cual resultó finalmente un fracaso de la derecha internacional.
El flamante canciller, además, fue denunciado en 2005 por el periodista Nemesio Barrero en una acusación genérica contra el Partido Colorado, presentada primero ante el Ministerio Público y después ante la Corte Penal Internacional, por violación de los derechos humanos y por crímenes de lesa humanidad.
Para muchos, aun cuando Paraguay debe reingresar este jueves en Mercosur, del que fue separado catorce meses por el golpe de Estado contra Lugo, no hay dudas de que Loizaga mantendrá una doble moral en su cartera ya que, según distintas fuentes, su mayor atención recaerá en introducir al país en la Alianza para el Pacífico, organización manejada por Washington y con la que este piensa eliminar bloques regionales integracionistas como el mismo Mercosur, la ALBA y la Unasur, dentro de su estrategia de liquidar la os gobiernos de izquierda y progresistas de la región.
Cartes, tercer hombre más rico de Paraguay, dueño de 26 empresas donde están prohibidas las organizaciones sindicales; asesorado en su campaña presidencial por Francisco Cuadra, ex portavoz y ministro del dictador chileno Augusto Pinochet, debe enfrentar desde este jueves las protestas de más de 15 mil docentes que exigen modificaciones a la ley de jubilación, a los que se unen médicos y otro personal de salud, en demanda del pago de salarios que se les adeudan hace cuatro meses.
Es ese el escenario donde el nuevo mandatario asumirá, acompañado por muy pocos dignatarios extranjeros, pues, según noticias, además de los del Mercosur, solo estarán el peruano Ollanta Humala y el chileno Sebastián Piñera; el taiwanés Ma-Ying-Jeon y el príncipe de Asturias, Felipe de León.
En Asunción, que este jueves celebra un nuevo aniversario de su fundación, hay una fuerte movilización policial para evitar que las manifestaciones callejeras se acerquen al Congreso Nacional.
Estas protestas son solo el preámbulo de lo que podría suceder en los cuatro años de mandato de Cartes. Paraguay es uno de los países más míseros de la región. La pobreza afecta al 54,8 por ciento de la población y la pobreza extrema al 30,7 por ciento, como resultado de la gran concentración de la tierra en pocos propietarios.
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