El hegemonismo convertido en paranoia es una de las características esenciales de los grupos norteamericanos más reaccionarios…solo que los riesgos son inmensos y crecientes.
De hecho, Rusia acaba de advertir de que dará una fuerte y dura respuesta a los intentos de los Estados Unidos de desplegar frente a las costas del gigante euroasiático buques de guerra sobre los que han sido desplegados elementos del titulado sistema antimisiles, dirigido únicamente a garantizar al Pentágono la ejecución de ataques nucleares sin posible respuesta del agredido.
Así lo expuso a la prensa el vicepresidente Dmitri Rogozin, quien por cuatro años fuera ex embajador de su país ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
“El sistema naval de defensa antiaérea de los Estados Unidos que puede en algún momento aparecer frente a las costas rusas, provocará una reacción aguda por nuestra parte”, precisó el estadista.
Occidente debe saber que ese paso complicará aún más las relaciones bilaterales, por lo que no hay más alternativa que hablar de manera clara y precisa con este tipo de obcecados interlocutores, sentenció.
Referencias similares fueron hechas por el primer ministro Dimitri Medvedev, al tiempo que el presidente Vladímir Putin aseveró que un arreglo sobre el tema del titulado programa norteamericano de Defensa Anti Misiles (DAM) será difícil y complejo, dadas las apetencias de la Casa Blanca.
Lo cierto es que, a pesar de todas las propuestas constructivas del Kremlin en torno a este peligroso asunto, Washington ha persistido en el despliegue en Europa de sus radares y baterías de cohetes, y ahora ha colocado sobre buques de su flota militar el titulado sistema de combate Aegis, desarrollado en la pasada década de los sesenta, y producido actualmente por la corporación Lockheed Martin.
Ese artilugio utiliza potentes radares de emplazamiento naval para rastrear blancos terrestres, aéreos y marinos, y guiar los cohetes que deben destruirlos.
Según informes de especialistas, la versión del Aegis en uso es capaz de detectar objetivos a una altura de 320 kilómetros y más de 190 de distancia. Cada radar realiza el monitoreo de hasta trescientos blancos y puede guiar dieciocho misiles contra aquellos que representan un especial peligro.
Mandos militares rusos recordaron que el país trabaja en un programa nacional de armamentos que prevé la rápida entrada en servicio de los sistemas antiaéreos S-400 y los nuevos S-500, capaces de interceptar misiles balísticos fuera de la atmósfera terrestre.
“La principal diferencia de nuestras fuerzas de defensa antimisiles -ha declarado el Kremlin- es que se ubican en territorio nacional. No desplegamos sistemas frente a las costas norteamericanas porque no tenemos pretensiones expansionistas y agresivas, ni tampoco buscamos desestabilizar la situación en otras regiones del mundo”.
En ese contexto, analistas recordaron que en mayo último el Ministerio ruso de Defensa fue enfático al asegurar que no dudará en actuar contra el sistema antimisiles norteamericano si lo estima una amenaza real contra la integridad y la seguridad del país, lo que habla de la irresponsabilidad y la alevosía con la cual los sectores estadounidenses de poder llevan adelante este controvertido programa belicista.
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