viernes, 20 de septiembre de 2024

Ray Cruz: versatilidad en la escena

Ni Miguelito, ni Josué, ni Manuel, ni Fátima le permitieron a Ray Cruz cumplir el sueño de su niñez...

en Aula Hipermedia 02/06/2024
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Ray Crz
El actor contó su experiencia como parte del elenco de la película Línea Roja y la lección simbólica que tiene (Yasiel Pérez Hernández)

Ni Miguelito, ni Josué, ni Manuel, ni Fátima le permitieron a Ray Cruz cumplir el sueño de su niñez, ser piloto de avión o buzo; sin embargo, la interpretación de los cuatro personajes — junto a muchos otros — le valieron al joven actor cubano ganarse un espacio único sobre las tablas del teatro, tras la pantalla del televisor y en la memoria de una audiencia que lo acoge con cariño.

Cincuenta estudiantes y un actor amante de los deportes extremos coinciden en esta entrevista para conversar sobre Miguelito, Josué, Manuel y Fátima, pero desde la perspectiva de Ray Cruz, un personaje tan interesante como cualquiera de los anteriores…

Su debut fue con el personaje de Lachi, en la serie “Adrenalina 360”. ¿Qué rescata los personajes antagonistas que a veces no le gustan al público?

Esos son los mejores a la hora de interpretar porque hay un método que no falla, el de novela clásica, como en las turcas o las brasileñas, y nosotros intentamos hacerlo. El galán y la muchacha se pelean en un punto, él comienza una relación con otra, pero vuelve. Eso siempre es igual, no falla.

En cambio, el malo siempre tiene diez mil versiones. Son personajes me encantan.

Últimamente, me están dando personajes distintos, pero a mí me gustan los reales, hay muchos matices. Lachi tenía eso, era desagradable y mentiroso, pero a la vez, simpático. Tenía mucha variedad para sacarle. Esa fue la última serie de aventuras que se hizo en Cuba.

Ray, en la serie Entrega, tuvo el gran reto de aplicar el lenguaje de señas. ¿Aún continúa practicándolo o pasó a ser solo parte de esa etapa?

Mi mamá, fallecida hace más de 10 años, era sorda. Yo sabía hablar lenguaje de señas perfecto. De hecho, era más difícil porque tenía que hacerme el que no sabía, que era más complicado. La actriz que tenía que interpretar al personaje de la sorda se preparó para eso, pero cuando tenía una duda durante el rodaje, era yo quien la ayudaba. De hecho, me alegra poder comunicarme fácilmente con personas que tienen esa discapacidad.

En mi casa no había timbre. El timbre era una luz. Al llegar yo tocaba y había una luz que se prendía en toda la casa para que mi mamá pudiera identificar que estaban llamando a la puerta.

Cuando niño me daba pena, pero después me di cuenta de que mi mamá era más especial que todas, al menos para mí. Yo conocía un lenguaje que nadie conocía, y tuve muchas novias con esa historia, prometía enseñarles lengua de señas. De hecho, cuando salió Entrega, tuvo un boom bastante bueno, sobre todo para la educación. A partir de ella se abogó porque en la primaria se diera lo elemental del lenguaje de señas, como mismo se enseña el inglés.

El programa humorístico “Al habla con los muertos” se empezó a transmitir en 2021, durante el apogeo de la COVID-19 y desató una aguda polémica, causando rechazo en gran parte del público. ¿Cómo reaccionó el equipo?

De pronto la gente rechazó la serie. Siempre pasa, desgraciadamente, que vemos la muerte de cualquier país del mundo y aceptamos el humor que la trata, pero con la nuestra no. Yo creo que tiene que ver con nosotros como sociedad.

Se paró el programa, se volvió a poner, y se volvió a parar. Las personas mayores se sentían aludidas, sobre todo porque “se iban del aire” y se dijeron “espérate”. Fíjate que la serie, irónicamente, le gusta al público, pero a los niños les encanta.

Al final, todo lo que sucede conviene, dejó de ser algo normal para convertirse en algo polémico. Y al ser polémico, la gente ya quería verlo solo para decir: “Veamos por qué lo quitaron”. Ahora piden una tercera temporada.

La película Línea Roja (2016), aborda temas de conflictos interpersonales. ¿Con qué quisiera que las personas se quedaran de su personaje?

Más que mi personaje, quisiera que se quedaran con lo que plantea el filme, la violencia genera violencia. Hay una película en la que Amílcar (Salatti) se inspiró para hacer esta historia, es danesa, ellos son muy raros y muy parcos: La trama es de un padre que anda con un niño de siete años; de pronto, el niño discute con otro. Viene el padre del otro niño y le da golpes al padre del primero, este se queda así, recibe dos o tres golpes, y se va con su hijo.

El hijo en la casa le dice: “Tú no te defendiste, eres un cobarde”; y él le dijo: “Ven, para que veas que no le tengo miedo”. Cogió al niño, lo llevó a casa del hombre, le tocó la puerta y le dijo: “Yo a ti no te tengo miedo y quiero que mi niño se dé cuenta”, y el tipo le volvió a dar dos galletas.

El padre le dijo: “¿Ves? No le tengo miedo. Yo estoy aquí. Yo lo estoy enfrentando, lo que no lo voy a tocar; porque eso puede traer consecuencias”. O sea, es una lección. No es que te dejes dar, eso es de manera simbólica, por supuesto.

Ray Crz
Para conocer un poco más del artista y como ejercicio de clase, el aula de segundo año de la carrera de Periodismo de la Facultad de Comunicación se reunió con el actor en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. (Carol Cuellard)

Terminó Calendario. ¿Cómo fue la polémica tras el personaje de Josué y el entorno religioso? Fue bastante cuestionado por el tratamiento que se le dio. ¿Cómo fue el análisis social que tuvieron que hacer? ¿Qué tuvieron en cuenta?

Yo realmente escribo poco en las redes sociales de proyectos o programas que me gusten. Desde la primera temporada, escribí un artículo diciendo que me encantaba esa serie, y Magda me dijo: “En la segunda temporada vas a estar”; el guionista me dijo “Ray, hay un personaje que quizás aparezca, que era el hijo de Mayra Mazorra, que vive en otro país, pero va a ser muy pequeño, vamos a dejarlo para la tercera”.

Cuando me llaman para la tercera, me enseñan aquello. Josué estaba escrito en el guion original como un testigo de Jehová. Les dije: “Voy a conocer a los tipos”. Fui a casa de un señor por mi casa, fui superrespetuoso, le enseñé el guion, y le dije: “Amílcar Salatti dice que usted puede cambiar ahí lo que quiera, siéntase libre. No quiero ofenderlos para nada”. Él me dijo: “No, no hay problema”. Era una situación muy complicada, me dijo: “Hoy mismo nosotros tenemos una reunión en la congregación, para que vayas”; le respondí: “Perfecto”.

Fui para con allá camisa negra y medias negras. A los dos días, me llama y me dice: “Dile a la directora y al guionista que ustedes no pueden hacer la serie con ese personaje.” Les doy el recado y Magda hizo su gestión para llegar a un consenso, este fue que no se podía decir explícitamente que era testigo de Jehová. Que cada cual lo interprete. Al hacer eso, hay términos que ya no están bien empleados, porque ellos hablan de una manera específica.

Él me escribió hace quince días y me puso algo como: “Lo dejaron todo muy mal. Te respeto a ti como actor y creo que no ha sido responsabilidad tuya, pero la religión de nosotros no es así”. Me pareció totalmente respetuoso su comentario. Yo he estado bastante al margen de lo que ha pasado con “Calendario”.

¿Cómo fue llevar Fátima, de Miguel Barnet, al teatro, luego de haber pasado por el cine?

Esto lo he dicho varias veces, pero es la anécdota que me acompaña con Fátima. Yo hice las cosas con toda la maldad del mundo. Había grabado El derecho de soñar, Al habla con los muertos y Calendario. Tenía, para estar en pantalla, mínimo un año.

Pasé por la casona de línea, y le pregunté a Juan Carlos (Núñez), que es el director: “¿Qué tiempo tienes el teatro libre, para yo hacer un estreno?” Me dijo que en un mes. Llegué a la casa y le dije a Claudia: “En un mes tenemos que presentar Fátima”.

Me gusta trabajar bajo presión. Hicimos 18 ensayos y estrenamos Fátima. Yo sabía que podía estar, mínimo, un año o dos sin hacer televisión, para dedicarme enteramente a Fátima; y es lo que está pasando. Los teatros están llenos en todas las provincias. La gente está loca por verla en La Habana de nuevo.

Una cosa lleva a la otra. La gente va al teatro a decir: “Vamos a ver qué va a inventar el loco este de Pensando en 3D, con la gorrita esa”. Como estás en pantalla, ya tienes ahí la garantía del público. Ahora, ya cuando ven la obra que funciona, que yo no estoy tan mal en la puesta, la gente dice: “Bien”; entonces esa batalla yo la tengo ganada del lado acá.

Mañana tenemos la primera reunión para grabarla, si todo funciona y todo nos ayuda, la van a poner en la última semana de agosto en la televisión. Es decir, la misma puesta de teatro, pero en la televisión. Así que hay Fátima para rato.

Mencionaba que las personas están deseosas de verla en La Habana. ¿Hay algunas fechas previstas?

Me estuvieron hablando de un lugar llamado Balcón Cero, que es justo frente al Capitolio. Mañana voy a verlo. Vi fotos y me parece muy bonito. Eso va a ser o el 21 de junio o el 23. Por las redes vamos a ver. Pero eso sí, se va a hacer en una de estas dos fechas.

¿Qué se sintió caminar por Madrid siendo Fátima? ¿Cree que este personaje será un antes y un después en su carrera?

Fui a España porque unos amigos me invitaron, y de pronto estábamos en Primark, y yo quería unos tacones rojos para Fátima, y nos fuimos al frente a tomarnos un café. Eso es como decir 23 en la parte del Yara. Es el lugar más transitado que tiene Madrid. El amigo mío, me dijo: “¿A qué tú no te pones los tacones y cruzas la Gran Vía?“ Es lo más normal del mundo y más que allí nadie me va a mirar. Ellos grabaron eso desde los tres móviles. Se lo mandaron a una muchacha aquí, pero nunca pensamos, para nada, que fuera a tener repercusión ninguna, porque fue una jodedera entre socios. Incluso yo tenía algunos tragos arriba.

Mucha gente, como Lizt Alfonso y varias personas de marketing, me han dicho que debería hacer eso en cada ciudad que vaya. Un tipo me dijo: “¿A que tú no lo haces en el Capitolio, aquí en Cuba?” pero yo digo que lo que no nace no crece, y he estado en varios lugares, pero no me han dado deseos de hacerlo, aun teniendo los tacones ahí.

Eso fue un día que salió y ya. Cuando le metes cabeza a hacer las cosas, ya no es lo mismo. Quizás, lo haré en otro momento, pero cuando tenga deseo, cuando no haya presión, no porque vaya a tener muchas visualizaciones ni nada de eso, no me interesa, sino porque fue así de espontáneo. Varias personas en España me escriben para saber cuándo llevaré a Fátima a raíz de eso, indudablemente funcionó, pero no fue premeditado.

Por otro lado, lo que me ha cambiado Fátima es que el personaje va a tener un punto en el que yo, como actor, no la voy a querer hacer más, y me cuesta hablar de esto, porque la quiero mucho, pero también me afecta, me afecta mucho.

Junto a Yaremis Pérez obtuvo el premio Cubactores 2023, ¿qué ha aportado ella a su carrera?

Yaremis y yo somos ese matrimonio que no pudo ser. Hay una conectividad de siempre, pero todo ha sido siempre a través del respeto mutuo y la admiración que nos tenemos y por eso es que nos llevamos tan bien, de solo mirarnos, todo está más que dicho. Es una persona que aporta mucho a mi vida. Yo cuando tengo que hablar de algo serio, le hablo a ella.

Este premio de Cubactores fue muy importante porque lo da el público. Yaremis y yo no somos para nada los que más seguidores tenemos en Instagram ni nada de eso, hay otros que tienen muchísimos más que nosotros, pero que ese premio lo dé el público con una votación, y que me lo dieran a mí, fue una experiencia superbonita.

¿Cómo la escena teatral actual y las nuevas generaciones de actores se enfrentan a las disyuntivas sociales?

Lo que debe hacerse es dar visibilidad a esas nuevas generaciones. Muchas veces pasa que los actores de 50 años dicen: “Porque mi generación…”. Sí, tu generación fue tu generación, la mía es la mía. Y la de los jóvenes ahora está durísima. Hay que ayudarlos y apoyarlos en todo lo que se pueda. Tu tiempo fue tu tiempo. Tú hiciste cosas muy buenas, ahora yo estoy haciendo las mías, y luego vendrá gente muy dura a hacer las suyas. Hay que apoyarlos y respetarlos. Normalmente hay muchas barreras con eso. Ahora, el teatro está superbién. Lo que está haciendo Doimeadiós con La Nave es una cosa maravillosa.

Yo estaba en Camagüey, en un teatro principal donde caben 300 personas, y estaba con Kike Quiñones y me dijo: “Tú sabes lo que me llamó la atención del teatro, que estaba lleno de muchachos jóvenes”. Y eso está bien, porque esa generación que no iba al teatro, ahora lo están haciendo. ¿Cómo tú vas a decir que un tiempo pasado fue mejor? No, señor. Todos los tiempos tienen lo suyo.

¿Cómo se ve Ray de viejo? Con una carrera amplia, que interpretó varias obras. ¿Será un paradigma de la educación en Cuba? ¿Qué quiere dejar? ¿Cómo quiere incidir en la nueva generación de actores?

Yo no sé, no pienso en eso. Nunca lo he pensado. Yo tengo ahora mismo 38 años pero mi mentalidad tiene 19, no en cuanto a inteligencia, pero sí en cuanto a deseos de hacer. El domingo me voy a tirar de nuevo del puente, por ejemplo. El mes que viene tengo fecha para tirarme en paracaídas. Voy a bucear la semana que viene de noche. He buceado de día, pero nunca he buceado de noche. Todo el tiempo estoy intentando exprimirlo a lo máximo. Tengo que parar, porque lo malo de eso es que tú mismo tienes que ponerte un límite. Pero yo quiero estar para acá y para allá. No tengo tiempo para pensar en la vejez.


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