¿Quién lo duda? Mbappé piensa en “blanco” (+Video)

Bajo la tutela de Zinedine Zidane, el Real Madrid de a poco comienza a mostrar su mejor cara en mucho tiempo. Acaso por suerte o milimétrica planificación, el estratega francés ha dedicado la primera mitad de la temporada a callar bocas y a devolverle la ilusión a un Santiago Bernabéu que sufrió en carne propia las consecuencias de su repentina capitulación luego de conquistar Europa por tercera vez consecutiva.

Con la intensidad y la presión alta de bandera, “Zizou” hasta el momento ha logrado armar una plantilla en cuanto a opciones de cambio e interpretación de juego similar a aquella campeona de liga en el curso 2016-2017. A la recuperación de figuras de la talla de Toni Kroos, Marcelo, Luka Modrić o Isco, se le suma la providencial implosión de Federico Valverde en la zona medular del campo y del talentoso carioca Rodrygo Goes por un entonces dormido sector derecho. Condimentos estos que han hecho del conjunto blanco un potencial favorito al título para los certámenes de dentro y fuera de casa.

Sin embargo, por más que la maquinaria merengue carbure acorde a lo previsto, por los predios de Valdebebas ronda cierta sensación de inconformidad, más bien de frustración. Un sentimiento espigado y contundente como la Torre Eiffel y que de manera irremediable lleva consigo el cliché parisino de los amores idílicos. Porque con cada gol, asistencia, desmarque o asociación crece el deseo de la zona noble y no tan noble del Madrid por un exorbitante Kylian Mbappé.

Dado al mundo en calidad de secreto a voces, la atracción madridista por el fenómeno galo de apenas 20 años se remonta a sus inicios en el Mónaco, donde a golpe de puro talento y clase deslumbró. Los primeros guiños develaron una inesperada lucidez del astro al preferir el París Saint-Germain (PSG) para continuar el lógico y necesario proceso de maduración. Mbappé experimentó una evolución descomunal al tomarle la medida a una Ligue1 perfecta para afianzar sospechas, pero nada más.

Convertido en un artista capaz de plasmar sobre la cancha cuanta creación dicte su genialidad, ya siente el impulso natural de codiciar triunfos desde la mesa de “los grandes” y para ello—lo sabe—debe cambiar de aires. Sin mencionar un campeonato doméstico a estas alturas con nada o casi nada para aportarle, el proyecto del PSG limita la proyección del joven delantero al centrar en Neymar Jr la referencia en ataque. Kylian, asimismo, exige un pago salarial cuanto menos parecido al del brasileño—unos 36 millones al año—algo imposible por romper el equilibrio financiero del club.

A todo esto se le suman los constantes problemas con el seleccionador alemán Thomas Tuchel, al parecer, torpe a la hora de administrar lo extraordinario. La incomprensible gestión de minutos y la falta de oportunidades para anotar desde los doce pasos, además de causar evidentes molestias en kylian y su entorno, restringió las posibilidades de competir con Lionel Messi por el liderato goleador del Viejo Continente.

Mientras, el Real Madrid, con Zidane de portavoz, grita a los cuatro vientos su delirio por el delantero. “ZZ” para nada se ha cortado al lanzar en plena rueda de prensa que estaba “enomarado de él”. Los mandamases de la capital española, conscientes del ciclo competitivo y comercial que pudiera iniciarse con su fichaje, pretenden convertirlo en la nueva franquicia vikinga al avizorarlo indiscutible futuro Balón de Oro.  Su incorporación supondría menos traumático el previsible declive de Karim Benzema y proporcionaría un golpe de autoridad al congeniar un presumible tridente ofensivo con los extraclases Eden Hazard y Rodrygo de complemento.

Mbappé se deja querer. Con la experiencia de Neymar cerca y latente intuye primordial hacer oídos sordos a los cantos de sirena del director deportivo, Leonardo, y se mantiene reacio a renovar su contrato.  En tanto, Florentino Pérez, presidente del Madrid y viejo zorro en estos asuntos, con las otrora contrataciones de Kaká, Cristiano Ronaldo o Figo ya demostró que desconoce las negociaciones imposibles. 

En caso de fracasar en los intentos de atar al ariete, a la directiva del PSG le queda la opción de vender antes del verano del 2022 y hacer caja por nunca menos de 300 millones de euros para un nuevo plan . Salvo anómala trastada del tiempo, Kylian jugará en Charmartín impulsado por la ley natural del estrellato. Solo queda esperar.