Han transcurrido 40 años, aproximadamente, desde que, en el año de 1981, se declararon los primeros casos de Sida en Estados Unidos. En ese tiempo muy poco se conocía en relación a este virus; su diagnóstico se estimaba como una sentencia de muerte, pues no existían tratamientos adecuados y no se conocía su origen.
La contaminación por el VIH en los humanos procedió de un tipo de mono de África Central. La versión del virus en los chimpancés, conocido como virus de inmunodeficiencia símica o VIS, se pudiera haber trasferido a los sujetos cuando batían a esos simios por su carne y tuvieron contacto con la sangre infectada.
El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana, es un agente infeccioso que agrede al sistema inmunitario de las personas. Si el VIH no es tratado pudiera provocar SIDA o síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) agrede el sistema inmunitario y disminuye las defensas contra diversas infecciones y ciertos tipos de cáncer que aquellos con un sistema inmunitario normal pueden combatir con más facilidad. Mientras el virus daña las células inmunitarias e imposibilita la labor normal de la inmunidad, el individuo infectado va progresando gradualmente hacia un estado de inmunodeficiencia.
La etapa más avanzada de la sepsis por el VIH es el llamado síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) que, a falta de tratamiento y en relación a la persona, puede demorar muchos años en revelarse. Los sujetos con sida pueden presentar ciertos tipos de cáncer e infecciones o desarrollar otras expresiones clínicas crónicas de variable gravedad.
Aunque no existe cura para la infección por el VIH, debido al acceso creciente al diagnóstico, la prevención, el tratamiento y la atención efectiva del VIH y de las infecciones oportunistas, la sepsis por el VIH se ha transformado en una cuestión de salud crónica tratable que consiente a los sujetos que viven con el virus mantener una vida saludable y larga.
EL VIH TIENE SUS FASES
Cuando quienes tienen el VIH no obtienen tratamiento, la infección habitualmente transcurre por tres fases de progresión. Aunque el tratamiento para el VIH puede hacer más lenta o prevenir el avance de la enfermedad, con el desarrollo en el tratamiento para el VIH, la progresión a la fase 3 (SIDA) es menos frecuente hoy en relación a los primeros años en que brotó la enfermedad.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Las manifestaciones clínicas de la infección por el VIH varían según el período en que se encuentre. Aunque la máxima infección habitualmente se alcanza en los primeros meses, muchos de los enfermos desconocen que son portadores hasta etapas más avanzadas. En ocasiones, en las primeras semanas después del contagio, el individuo no muestra ningún síntoma, mientras que en otros momentos presenta un cuadro de falsa gripe con fiebre, dolor de cabeza o de garganta y erupciones.
Mientras la infección debilita al sistema inmunitario, el sujeto puede presentar otras manifestaciones clínicas como ganglios inflamados, fiebre, pérdida de peso, tos o diarrea. Si la infección no recibe tratamiento, pueden surgir enfermedades graves como la tuberculosis, infecciones bacterianas graves, la llamada meningitis criptocócica o cánceres como el sarcoma de Kaposi o los linfomas.
CÓMO SE CONTAGIA EL VIH
El VIH se pega por medio del intercambio de líquidos corporales del individuo infectado como la leche materna, la sangre, el semen o las secreciones vaginales, y también se puede traspasar de la madre al hijo durante el embarazo y el parto. No se puede infectar a través de los contactos ordinarios habituales como los abrazos, los besos y los apretones de manos o por el solo hecho de compartir objetos personales, alimentos o agua.
FACTORES DE RIESGO DE ESTA ENFERMEDAD
Las conductas y las dolencias que aumentan el riesgo de adquirir el VIH son mantener relaciones sexuales vaginales o anales sin condón, tener otra infección de transmisión sexual (ITS) como el herpes, la sífilis, la gonorrea, la clamidiasis o las vaginitis bacterianas, consumir nocivamente drogas o bebidas alcohólicas durante las relaciones sexuales, compartir jeringuillas, agujas, soluciones de droga u otro material infectado o contaminado para recibir inyecciones, consumir drogas inyectables, trasplantes de tejidos, transfusiones sanguíneas sin garantías de seguridad o ser objeto de técnicas quirúrgicas que incluyan perforaciones o cortes con instrumental no esterilizado adecuadamente y pincharse de manera accidental con una aguja, hecho que puede afectar sobre todo al personal de salud.
CÓMO DIAGNOSTICAR EL VIH
Puede diagnosticarse la infección por el VIH a través pruebas de diagnóstico rápido que dan los resultados el mismo día; esto facilita considerablemente el diagnóstico temprano y el vínculo con la atención y el tratamiento. Existen, además, pruebas que se puede hacer uno mismo. No obstante, ninguna prueba puede diagnosticar por sí sola la infección por el VIH de forma indiscutible y es necesario realizar una prueba confirmatoria en un centro de salud.
Las pruebas de diagnóstico del VIH de uso más común detectan los anticuerpos que se crean como parte de la respuesta inmunitaria contra el virus. En la gran mayoría de los individuos, los anticuerpos contra el VIH se presentan en los 28 días posteriores a la infección. Sin embargo, durante la etapa en que el enfermo aún no ha creado suficientes anticuerpos para que se puedan manifestar mediante las pruebas utilizadas habitualmente, puede transferir el VIH a otras personas, aunque no haya presentado signos de infección. Posterior a la infección, si esta no se trata y no se consigue la supresión vírica se puede transmitir el VIH a la pareja sexual y con quienes se compartan drogas. Las embarazadas pueden transmitir al feto el virus durante el embarazo o al lactante mediante la leche materna.
- Consulte además: Alcoholismo y sus enfermedades derivadas
PREVENCIÓN DEL SIDA
Se puede disminuir el riesgo de infección por el VIH limitando o eliminando la exposición a los factores de riesgo. Los principales métodos para prevenir el contagio, se suelen usar conjuntamente.
EL TRATAMIENTO DEL SIDA
La enfermedad causada por el VIH se puede medicar con modelos terapéuticos donde se combinan varios antirretrovirales. Aunque, por el momento, el tratamiento empleado no cura la infección, sí inhabilita la replicación del virus en el cuerpo y permite que el sistema inmunitario recupere capacidad y fuerza para luchar contra las infecciones oportunistas y algunos tipos de cánceres.
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