En contextos normales, el estrés es una reacción fisiológica y pasajera como mecanismo de defensa para enfrentar determinadas situaciones.
Pero cuando hay un estrés mantenido se afecta el organismo y esto puede dar lugar a la aparición de variadas y a veces graves enfermedades, pues la sobrecarga de tensión mantenida repercute desfavorablemente en el cuerpo humano. En estos casos también suele haber alteraciones de ánimo, insomnios, ansiedad, depresión, irritabilidad, nerviosismo, olvidos o falta de concentración.
Muchas veces en el ámbito laboral puede presentarse en personas con cargos de elevada jerarquía, donde se exige mayores niveles de dedicación y de control emocional.
Existen formas relativamente fáciles de aliviar el estrés, dar descanso a la mente y de paso mantener la salud.
MADRUGANDO CON LA AGENDA
Levantarse suficientemente temprano elimina por completo la sensación de prisa y ansiedad y se puede cumplir a cabalidad con las tareas cotidianas.
Además, al poner el tiempo a nuestro favor podrán completarse las diarias obligaciones sin sentirse apremiado por su carencia.
De esta manera, a veces se pudiera disponer de algunos minutos de más para tomar un descanso a mitad del día, contemplando una pequeña y reparadora siesta incluso hasta sentado.
Es importante mantener al día una agenda organizada por días y por horas, donde se pueden planificar múltiples tareas en definidos períodos de tiempo.
Confiar en la memoria para cumplir disímiles faenas es arriesgarse a olvidar o confundir algunas de ellas. Esto causa irritabilidad y ensombrece el estado de ánimo.
La agenda debe consultarse y escribirse en ella tan pronto como nos pongamos de pie y tantas veces como sea necesario en el transcurso del día.
NO MÁS LARGAS
No hay excusa para posponer una labor ineludible. Finalizarlas tan pronto se pueda es una manera sencilla de reducir el estrés.
Dar largas a los asuntos impostergables, tanto los grandes como las inevitables menudencias, es causa de sinsabores y nerviosismo.
Si fuese difícil mantenerse al día en el manejo de nuestras ocupaciones, pues se debe aprender a delegar responsabilidades, sin olvidar el viejo refrán de “confía pero comprueba”.
ACTIVACIÓN Y RELAJACIÓN
El ejercicio físico pulveriza las tensiones acumuladas. Es necesario dedicar de media a una hora diaria como mínimo a practicar las actividades físicas que más gusten y al alcance de la mano.
Si en un día existen 1 440 minutos, dedicar treinta o sesenta de ellos a esta práctica beneficiosa no es pedir demasiado. Todo es cuestión de una buena planificación. Además, las activaciones corporales programadas facilitan el sueño relajante, profundo y reparador.
Tampoco es mala idea aprender y practicar frecuentemente diferentes métodos de relajación.
VIDA SANA
Los hábitos tóxicos como el tabaquismo, las drogas o la adicción al alcohol disminuyen la autoestima y estresan desde el punto de vista psíquico, pero también del físico.
Evitar estas peligrosas adicciones o salirse de ellas tan pronto como se pueda es una manera insuperable de combatir el estrés.
UN RECUENTO PROMETEDOR
Estas recomendaciones solamente son algunas de las diferentes maneras de eliminar o disminuir el estrés.
El estrés es inevitable y hasta necesario en determinadas situaciones, pero no es obligatorio ni conveniente mantenerlo como una permanente compañía.
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