La actividad física regular se refiere a la práctica sistemática y constante de ejercicios y movimientos físicos con una frecuencia y duración adecuadas e implica su incorporación en la rutina diaria como parte de un estilo de vida saludable.
La regularidad en la actividad física implica realizar ejercicios de forma consistente, preferiblemente varias veces a la semana, en lugar de hacerlo de forma esporádica. Además, se recomienda mantener una duración adecuada de la misma para obtener beneficios para la salud. Las pautas generales sugieren al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa por semana.
Ella puede incluir una amplia variedad de actividades, como caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, hacer ejercicio aeróbico, practicar deportes, hacer ejercicios de fuerza y flexibilidad, entre otros. La elección de la actividad física dependerá de las preferencias personales, las capacidades físicas y los objetivos individuales.
Es importante tener en cuenta que la actividad física regular no se limita solo a los ejercicios estructurados o formales. También puede incluir actividades cotidianas como subir escaleras en lugar de usar el ascensor, caminar en lugar de conducir, realizar tareas domésticas o de jardinería, entre otros. El objetivo es mantenerse activo de manera constante en la vida diaria.
Para obtener sus beneficios, es recomendable establecer metas realistas y alcanzables, mantener la consistencia en la práctica, escuchar al cuerpo y realizar ejercicios apropiados para el nivel de la condición física individual. Siempre es aconsejable consultar a un profesional de la salud antes de comenzar un programa de actividad física, especialmente si se tiene alguna condición médica preexistente o se está iniciando una rutina de ejercicios intensos.
Los beneficios de la actividad física regular en la salud cardiovascular
La actividad física regular tiene numerosos beneficios para la salud cardiovascular. Aquí se presentan algunos de los principales beneficios:
Fortalecimiento del corazón: El ejercicio regular fortalece el músculo cardíaco, lo que mejora su capacidad para bombear sangre de manera eficiente. Esto aumenta el volumen de sangre que el corazón puede impulsar por cada latido, lo que reduce la carga de trabajo del corazón y disminuye la presión arterial.
Mejora de la circulación sanguínea: Ayuda a mejorar el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluyendo las arterias y los vasos sanguíneos. Esto contribuye a mantenerlos flexibles y saludables, reduciendo el riesgo de obstrucciones y enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis.
Reducción del colesterol y los triglicéridos: También puede aumentar los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL), también conocido como "colesterol bueno", y reducir los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL), también conocido como "colesterol malo", y los triglicéridos. Esto ayuda a mantener los niveles de colesterol en un rango saludable y reduce el riesgo de enfermedades del corazón.
Control de la presión arterial: Ayuda a reducir la presión arterial en personas con hipertensión y también puede prevenir su desarrollo en personas con presión arterial normal. Esto se debe en parte al efecto vasodilatador del ejercicio, que ayuda a relajar y dilatar los vasos sanguíneos, lo que reduce la resistencia al flujo sanguíneo y disminuye la presión arterial.
Control del peso corporal: La actividad física regular ayuda a mantener un peso corporal saludable o a perder peso en caso de sobrepeso u obesidad. El exceso de peso está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como trastornos coronarios y accidentes cerebrovasculares. Al mantener un peso saludable, se reducen estos riesgos.
Reducción del estrés y la ansiedad: El ejercicio practicado regularmente puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, que son factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Además, promueve la liberación de endorfinas, conocidas como las "hormonas de la felicidad", lo que puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés emocional.
Es importante destacar que se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, especialmente si se tiene alguna condición médica preexistente. Un médico o especialista en ejercicio puede brindar orientación específica sobre el tipo, la duración y la intensidad adecuados de la actividad física según las necesidades individuales.
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