Una batalla permanente contra lo mal hecho

¿Qué hacer si en el centro donde trabajo suceden hechos delictivos o de corrupción y a todas luces, al parecer, los que deben hacerse cargo “se hacen los de la vista gorda”? Es inconcebible guardar silencio, no actuar, no acudir a las instancias pertinentes… ¿Y si las reuniones solo generan el espacio y no sucede nada después? ¿Qué pasa si el hecho se repite, o si la sospecha persiste?

Situaciones similares despiertan desasosiego en quienes, honestamente, velan por el cumplimiento correcto de lo establecido y no admiten ilegalidades. La denuncia del hecho puede remitirse a la Contraloría General de la República, entidad que ha recibido 9 197 casos, de los cuales el 68 por ciento es una respuesta de la población ante los hechos delictivos e ilegalidades que se cometen y el 72 por ciento concluyen con razón o razón en parte.

La mayoría de las denuncias recibidas en años anteriores eran anónimas, pero hoy, cada vez es más creciente el número de las que vienen identificadas con los datos del remitente, lo que refleja la confianza depositada en esta institución y la valentía de las personas ante lo mal hecho.

No es esta la única manera que tiene la Contraloría de intercambiar con el pueblo, pues este también se efectúa en el seno de los colectivos laborales, donde además se realiza el seguimiento del caso en cuestión y se exponen las medidas a tomar.

¿Que el objeto social de esta institución es fácil? Por supuesto que no, y según expuso la contralora general Gladis Bejerano Portela en las mesas redondas “Contraloría: Prevención y combate de las ilegalidades”, aún queda mucho por analizar, reflexionar, perfeccionar y concretar.

Nuestro trabajo es una batalla permanente contra la corrupción, la malversación, las ilegalidades, lo mal hecho; batalla que no cesa cuando se analiza el caso y sus soluciones, pues le damos seguimiento hasta el juicio oral, y mantenemos la asesoría en lo que corresponda, afirmó. “Muchas personas solicitan que los casos y las sanciones adoptadas se publiquen, y es un deber y una necesidad que tenemos, y que además serviría para su conocimiento popular, pero no podemos emplazar públicamente a cualquiera, y a su familia además, hasta tanto el caso no esté totalmente resuelto. Mientras, aprovechamos los contextos para analizar tendencias a partir de los problemas detectados con mayor frecuencia, e incentivamos la labor de supervisión y control en las entidades”.

No obstante, usted que lee y yo que escribo, podemos preguntarnos: ¿Acaso en la mayoría de las auditorías que se realizan no se detectan deficiencias y hechos de flagrantes violaciones de lo legislado? Sin embargo, no siempre las sanciones adoptadas son tan severas como se debiera, y quien fue sancionado aquí puede ser trasladado a otro lugar, en el que asuma también responsabilidades similares. ¿Qué hacer, qué pensar?

Situaciones que se repiten con sistematicidad y ante las que debemos actuar con mayor rigor y niveles de exigencia, apuntó Bejerano Portela.

¿Con qué contamos?

La escasez de auditores originó la creación de programas de formación emergente de auditores, de los que han egresado 4 797 jóvenes, de los cuales 1 400 están ya laborando en el sistema con algunos que ya ejercen como jefes de grupos o supervisores, detalló Asela Martínez Hidalgo, vicecontralora general de la República.

“La capacitación y la superación es esencial, y contamos también con cursos de habilitación para profesionales de otras ramas como pueden ser la agronomía, la informática, la ingeniería… Son alrededor de 3 500 profesionales no contadores los que se suman al trabajo en el sistema, con lo que conformamos grupos multidisciplinarios para ejecutar las acciones y otorgarle además un valor agregado a la auditoría.

“Con 10 años de experiencia, ya la persona puede aspirar a trabajar en nuestra entidad y con la mitad del tiempo de trabajo, puede laborar en los niveles provinciales”.

¿Lo bien hecho solo lo garantiza el que venga de afuera a revisarnos? No es justo pensar así porque el control interno logra en cada centro un sistema de información y comunicación viable, que impide que se cometan errores, delitos, hechos de corrupción y violaciones.

“Con la guía de autocontrol, por ejemplo,  se cometen acciones de prevención y si se aplica bien, no habrá deficiencias que detectar”, aseguró Alina Vicente Gainza, vicecontralora general de la República.

Lo más distintivo de nuestra institución es la Comprobación Nacional, que se efectúa anualmente, y que este año se realizará a partir del 20 de octubre y durante poco más de un mes, acotó. “Es un momento de reflexión en el país que nos permite profundizar en la realidad cotidiana y real, como nos ha sucedido con el seguimiento a la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido desde el 2012”.

Este 2014 serán temas priorizados para esta Comprobación Nacional el funcionamiento de las cooperativas no agropecuarias, el comportamiento de la comercialización de productos agropecuarios en la capital, Mayabeque y Artemisa; el proceso de recuperación de materias primas, la aplicación del Decreto del uso de la tierra en usufructo y la construcción de bienhechurías así como el comportamiento de la venta de materiales de construcción, principalmente en casos de solicitud de créditos y subsidios.

“Otros temas serán complementarios, pero al final, todos son en la actualidad temas de impacto para la población, que merecen ser atendidos y supervisados por la Contraloría”, precisó.

Reynol Pérez Fonticoba, vicecontralor general de la República, subraya que la Contraloría tiene otras misiones a su cargo como el desarrollo del control integral estatal, en el que se combinan todas las acciones de control; la evaluación del cumplimiento del Plan de la Economía y del Presupuesto y la conocida auditoría especial y forense, desplegada luego de acciones sorpresivas de control ante determinadas quejas y sugerencias.

“Nos interesa también el cuidado del patrimonio público, evitar los abusos de poder, los errores de dirección y los hechos contrarios a nuestra ideología socialista”, añadió.

La ética, la profesionalidad, la honestidad…son valores innatos en un auditor, pero no es la persona con esta “etiqueta” la que debe velar únicamente por el control, pues la administración es la máxima autoridad al respecto.

“Todos debemos velar por ello, y nos debe caracterizar la entereza y la honradez para no cometer actos contra la Revolución de tal magnitud”.

¿Será que lo que debemos hacer —contestando la interrogante inicial—es acudir a la Contraloría para que resuelva todos los problemas? ¿Acaso no podemos resolverlos antes de que ocurran?

La batalla es permanente contra lo mal hecho, pero es de todos.