Si algo caracteriza a un país y al Estado que lo representa es la forma en que es capaz de atender y preservar la vida de su población infantil y adulta mayor, priorizada en Cuba desde el triunfo de la Revolución, afirmó a Cubahora el doctor Miguel Valdés Mier, jefe del Grupo Nacional de Geriatría y una de las personalidades asistentes al X Seminario de Longevidad activa y satisfactoria y al VIII Encuentro de Centenarios.
Pese a las dificultades que hemos enfrentado y que continuamos enfrentando como consecuencia del bloqueo norteamericano, nuestro país cuenta en la actualidad con cerca de mil 500 centenarios, situación única para una nación pequeña y del llamado Tercer Mundo, puntualizó.
Valdés Mier señaló que, en nuestra región, países como Uruguay, Argentina, Martinica y Barbados poseen también un alto índice poblacional de adultos mayores, “pero en la próxima década Cuba ocupará uno de los primeros lugares a nivel internacional, con una población superior a los sesenta años de edad”.
El especialista calificó de prominente que cada una de nuestras provincias cuenta con sus grupos de geriatras y gerontólogos. Explicó que la geriatría, como ciencia, se ocupa de las enfermedades o padecimientos de los ancianos o adultos mayores, fue reconocida oficialmente en Cuba en 1980 y hoy cuenta con más de 200 especialistas, mientras la gerontología tiene una visión científica un poco más profunda del anciano, al observar sus implicaciones sociológicas y adentrarse en los aspectos económicos, psicológicos, sociales, habitacionales, laborales que lo circundan.
En estos momentos hay municipios donde uno de cada cinco cubanos se incluye en la tercera edad, tendencia que va en aumento, añadió el doctor Valdés Mier, quien subrayó que “ante este fenómeno somos optimistas, pues estamos seguros de que sabremos enfrentarlo”. Recordó que, al triunfo de la Revolución, en 1959, solo un cinco por ciento de la población cubana clasificaba como sexagenaria, mientras ahora clasifica casi un veinte por ciento y para su atención es necesaria la formación de un personal multidisciplinario altamente calificado.
Con ello, expresó, pretendemos que nuestros ancianos sean más optimistas, que tengan el compromiso de su integración a una sociedad que contribuyeron a formar y a un proyecto social que los distingue y destaca como lo más valioso.
Siempre hemos dicho que cuando un Estado o gobierno no se ocupa de sus niños, no tiene derecho al futuro, y cuando tampoco se ocupa de sus ancianos, no tiene derecho a la historia”.
El especialista destacó su satisfacción no solo por las funciones que realiza, sino también “de ser médico revolucionario, de vivir en esta Isla y de haber contribuido a la formación de los primeros geriatras cubanos. No tengo duda alguna de que el futuro es promisorio”, dijo.
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