Actualmente no es excepcional celebrar el cumpleaños número 100. Debido al aumento de la esperanza de vida, cada vez más personas alcanzan en buen estado edades imposibles de imaginar hace tan solo unas décadas.
En algunos países ya se habla de “rectángulo poblacional” y no se menciona la “pirámide” pues casi existe igualdad entre el número de personas jóvenes y los adultos mayores.
Es necesario ir pensando en adecuar soluciones sociales para enfrentar costos incrementados en espiral, pues la jubilación no fue planificada para quienes alcanzaran tres o cuatro décadas más.
También es necesario prepararse a nivel familiar, pues abundan los matrimonios que, en la cima de su desarrollo profesional, deben hacerse cargo de padres e hijos, multiplicando así sus responsabilidades económicas y emocionales.
PREVENIR ES VENCER
Con el aumento de la expectativa de vida útil se puede decir: no hay “vejez” en general, sino “vejeces” en particular, y es según la individualidad y el talante de cada quien.
Resulta imposible decirle “viejo” a una persona de sesenta años en un mundo donde los mayores de 85 escriben, estudian, leen, trabajan, manejan eficientemente una computadora y se mantienen mucho más activos.
Es bastante común considerar a la mayoría de los adultos mayores como dependientes de los más jóvenes. Sin embargo, en la cotidiana realidad solo una exigua minoría vive en hogares de ancianos o con internación domiciliaria.
SIN TEMOR AL TIEMPO
Con la edad pueden agregarse mayores riesgos de enfermedades como la hipertensión arterial, la obesidad o la diabetes mellitus. Sin embargo, a pesar de las tendencias hereditarias para estas y otras patologías, existen muchas formas de evadir esos riesgos, haciendo que prevalezca la salud física y mental.
La educación con sus mayores habilidades cognitivas “de reserva”, los estímulos sociales, la salud psicoespiritual, la integración social, la alimentación saludable, la actividad física, la ausencia de perniciosas adiciones y otros estilos de vida “rejuvenecedores” son capaces de mantener en excelente forma un cuerpo y una mente mayor de los ochenta o noventa años.
Algunos calculan que hasta 70% de la longevidad, y tal vez mucho más, puede atribuirse a formas de existencia físicas y psíquicas vitalmente saludables.
Y esto pudiera explicar por qué mientras algunos viven felizmente una vejez saludable, otros la sufren con un evidente deterioro.
PREDICCIONES DE FUTURO
Esta diversidad de factores pudiera hasta cierto punto garantizar un envejecimiento normal y prolongado.
En la actualidad se sabe más sobre como preservar la salud en los primeros cinco años de vida de una persona que en los últimos treinta o cuarenta.
Y ya va siendo hora de concebir el tema de la longevidad entrando de lleno en la agenda médica y social de cualquier país.
Las personas centenarias conforman el grupo de más rápido crecimiento en el mundo, pues se han multiplicado sesenta veces desde comienzos del Siglo XX.
MENTE SANA Y CUERPO SANO
Una investigación de la Universidad de Dinamarca del Sur demostró que las grandes longevidades no siempre conducen a niveles pronunciados de discapacidades. La enfermedad de Alzheimer es relativamente rara entre quienes alcanzan los 100 años.
La ciencia y la tecnología han aportado resultados de tal magnitud que la esperanza de vida virtualmente se ha duplicado en la última centuria.
El sueño mayor de la humanidad es independizarse del paso de los años y lograr a los 90 la conservación de una edad biológica de 40 o tal vez menos.
¿La meta?… ya está al alcance de la mano.
Eduardo
29/3/12 10:57
Muy buen comentario,aspiro a ver en la clonación de órganos ,las células madres y la elevación de las condiciones de vida un aumento considerable de la longevidad.
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