Tras la pista de la disminución de las raciones, fuimos a la famosa Catedral del Helado, en la esquina habanera de 23 y L. Allí, la tradicional y siempre entrañable enorme fila de personas. Pero sin cola, el Copelia no es Coppelia. El menú aseguraba los sabores de vainilla, naranja piña, ¡chocolate!, además del tiramisú para acompañar.
Cerca de una hora estuvimos disfrutando de la espera, mirando la avenida, el Habana Libre, la Rampa… intercambiando con aquellos que habían decidido refrescar su mediodía con un helado, escuchando los pregones de los cuentapropistas que venden afuera las galletas de sabores, tabaquitos y dulces que no hay adentro.
Finalmente, avanzamos. Nos aguardaba alrededor de otra hora de espera para llegar a los salones ubicados arriba.
Pero ya estábamos en el terreno, dispuestos a intentar responder por qué el diámetro de las bolas de helado se ha reducido a la mitad. Para ello, pretendíamos filmar, en una de las canchas, a los trabajadores distribuyendo los pedidos.
Nos dirigimos a hablar con el encargado de esa área, le planteamos nuestro interés y el móvil de nuestra investigación periodística y –por demás- cuasi detectivesca.
- No, no, no. Para eso tienen que ir a la dirección.
Filmar: palabra mágica equivalente, en muchas instituciones, a "ciérrate, sésamo".
Con optimismo subimos a las oficinas administrativas. Nos fue imposible intercambiar con el director, pues este se encontraba en una reunión. Mi esperanza aún me grita que podría tratarse de un acalorado debate para resolver el problema de la dichosa disminución de las bolas. En fin, quedamos en manos de la secretaria:
- No, no, no. Aquí no se puede filmar ni tirar fotos ni nada. Para eso tienen que traer una carta del gobierno provincial.
Entonces pensé en Tomás Gutiérrez Alea corriendo con papeles, autorizaciones y firmas para poder grabar ciertas escenas de Fresa y Chocolate.
Fue como estar en una catedral solemne y no en una heladería cuya razón de ser es servir y complacer a quienes la visitan.
Como dice Buena Fe, la sospecha corroe la cabeza. ¿Acaso las bolas del helado de Coppelia no son de interés público? Si se cumplen todas las normas y regulaciones establecidas, ¿qué problema puede haber en comprobarlo? ¿Qué daño causa filmar? ¿O es que tal vez la eficiencia solo sale a relucir cuando son avisados controles e inspecciones?
Si el periodismo ha sido llamado a ocupar el papel mucho más activo que le corresponde en la sociedad cubana actual, ¿hasta qué punto es legítimo que una institución gastronómica mutile el derecho a la información, insisto, pública?
En su artículo La actualización del modelo en la prensa: el periodismo cubano en tiempos de cambio, la periodista de la agencia Prensa Latina Luisa María González explica que ante la constante agresión estadounidense, el funcionamiento de los medios de comunicación en Cuba:
"…ha estado signado por una premisa: no se publica absolutamente nada que pueda ser utilizado por aquel país en contra de Cuba (…) La polémica aparece a la hora de decidir qué es peligroso publicar y qué no, un cuestionamiento que involucra a múltiples actores: periodistas, directivos, fuentes de información, y también el pueblo. Julio García Luis consideraba que si bien existe el riesgo de que cualquier cosa que digamos se malinterprete o sirva a esa agresión (…) tiene que haber discreción y secreto. Pero no pocas veces esa necesidad se hiperboliza y magnifica. Y esto trae dos fenómenos: la psicología de plaza sitiada (…) y el oportunismo de gente que se aprovecha de esto para ocultar miserias y problemas, para manipular".
Parece necesaria la reiteración: se trata de bolas de helado.
Volvimos a la cola. Subimos, nos ubicaron en una mesa. Agua deliciosamente fría. Ya no había tiramisú ni vainilla, pero quedaba el chocolate.
Llegaron las ensaladas, cada una conformada por cinco bolitas con un poco de sirope… Y entonces la cuchara nos ayudó a develar un acto de magia: algunas estaban huecas por dentro, o sea, con forma de casquitos de guayaba, pero hechas de helado de chocolate. ¿Cómo se logra tal presentación del plato? Quizás solo David Copperfield pueda develarnos el misterio.
LOS ARCHIVOS DE SANTIAGO
Sábado 13 de abril. Nueve de la noche. Santiago de Cuba. Calle Enramada, heladería Jardines Las Enramadas. Allí las bolas de helado no se reducen a la mitad, sencillamente son bolas y no pequeños casquitos de chocolate.
No hay cuentapropistas por fuera, pero cada opción incluye un dulce. Todo ello, respaldado por una atención excelente.
Me pregunto cuál será el misterio de esa heladería santiaguera. Me pregunto cuál será la fórmula para extender esa magia a la catedral del helado en Cuba: el Coppelia de 23 y L.
Rolando
10/8/13 6:45
Bueno, ya yo perdí el fanatismo que tuve en los ochenta de pasar por coppelia a tomar su helado. Ya no es el mismo helado, las bolas no son del mismo tamaño, la atención es de las peores, la variedad de sabores se va en jabas de revendedores, la varidad de ofertas se quedó en la memoria de los melancólicos que ven Coppelia desde el recuerdo. Alo mejor un día se le ocurre a alguien que para que eso vuelva debe venderse en divisa y entonces los adinerados al menos tendrán la posibilidad de contarnos a los trabajadores cómo ha mejorado Coppelia
Adolfo
6/8/13 12:52
Si los periodistas quieren hacerse respetar amparado por los Lineamientos del VI Congreso y del Congreso de la UPEC no pide permiso informa simplemente que lo van a hacer y que llamen a la PNR y de seguro que el Administrador interrumpe la reunión y sale a ver qué pasa, y todo eso debe ser grabado.
Truther
5/8/13 13:01
Antes que nada FELICIDADES, este es el espíritu que debe seguir el periodismo cubano, el que sabemos que existe a pesar de que nos llega solo las noticias filtradas y tamizadas. Justamente de la lucha contra los mal hecho, depende nuestro desarrollo y la integridad de nuestra sociedad y el periodismo debe ser un látigo no una novela de sobrecumplimientos y planes cumplidos, ni paseos para mostrarnos cuales son las costumbres en ciertos países o viajes por lugares históricos en américa latina etc. Volviendo al problema del copelia, muy ciertos los criterios, pero NO ES SOLO EL COPELIA, y lo sabemos, la verdad es que en nuestro país los servicios dejan mucho que desear, son pocas las cosas que funcionan como deben funcionar y cuando lo hacen con el paso del tiempo se deterioran, estoy seguro que podemos argumentar un mundo sobre esto y serían interminables los ejemplos y discusiones, pero dejar claro que El COPELIA es solo un caso. Quizás sería bueno que quienes escribieron este artículo crearan un segmento tal vez en esta web, estilo “callejeros” exponiendo todo estos casos, duela a quien le duela, o quizás un día hagan una mesa redonda, invitando a dar explicaciones, y que en vivo uno pueda llamar y preguntar cualquier duda o plantear cualquier inquietud, esa no se la perdía nadie
leo
5/8/13 12:49
que OTRA VEZ la misma cantaletamucho decir y nada hacer- pero solo felicito a jr por este escrito muchas gracias JR
vampa
3/8/13 23:46
Efectivamente asi sucede el otro dia con unos amigos nos sucedio lo mismo pues nos prohibieron hacer fotos sin ninguna explicacion logica
Irai
2/8/13 15:40
Holas, Robert, a mano armada no, a mano helada, jajajajaja, es un descaro, yo hace cien años q no voy, ni voy a ir + nunca, eso p mi no existe, sdos
Raul
2/8/13 15:18
El tema de los helados en Cuba esta muy jodio, ya eso de bolas se perdio, siempre a lo mejor que puedes aspirar es a una media esfera y si protestas te dicen que es racion no bola y el algunos copelias como el de Ciego de Avila, con muchas ofertas y mas de un sabor han puesto es la tablilla la palabra Ración #10 en vez de decir Bola # 10 como siempre fue.
Frey
1/8/13 14:54
Este articulo resulta una muestra de que el periodismo investigativo, de aspectos que son cotidianos y que deben abordarse sin prejuicio, encuentra las trabas de los que mas afectan los esfuerzos de todos. La venta de casquitos de helado en el Coppelia se ha establecido como algo legal y necesario. Seria util que el director de Coppelia incorporara, en una de sus tradicionales reuniones, una presentacion detallada de cuanto ahorra la venta de casquitos de helado, insistiendo en la posible legalidad de ese proceder. Considero oportuno y feliz el articulo para promover otros sobre el mismo tema.
María Jerez
1/8/13 9:53
Solicito disculpas en el comentario anterior que fue enviado con algunos errores. Gracias. Ahora envío mi comentario al respecto: Buen trabajo y espero el seguimiento que merita el mismo. Ahora los responsables de que esto se cumpla tienen que poner cara y voz en la próxima. Un servicio por la excelencia es lo que merita ser publicado como parte de la labor llevada a la práctica de que vamos por el mejoramiento en todos los sentidos; sin embargo, es digno reflejar estas negativas que suceden en el sector gastronómico. Hoy es Coppelia en La Habana, pero esto puede estar sucediendo en varias instalaciones de la isla. Y me pregunto:¿tendremos que optar que esta instalación, ícono de toda Cuba, sea objeto de arrendamiento para poder ver la calidad en los servicios como suelen verse en la actualidad?
roberto
1/8/13 8:28
!Qué tristeza! Un granmense me ha contado que en Coppelia NO hay vergüenza, porque lo de esa heladería lleva casi 30 años en la misma cuerda. Me dice que hay de todo menos dignidad, !ah! y que los empleados se van con más de 300.00 diarios e incluso más. Valdría la pena que alguien explique eso que es conocido por Cuba entera.
Franklin Téllez Rodríguez
31/7/13 17:19
Excelente artìculo. Es bueno ver que el periodismo cubano avanza por buenas sendas. Mis felicitaciones a la autora. Soy un santiaguero de pura cepa, que ¨vivo en¨ y ¨amo a¨ mi Santiago de Cuba. Y no es por defender mi tierra, pero les puedo decir, que lo visto en la heladería Jardines Las Enramadas es poco, en la ciudad de Santiago de Cuba hay varias Heladerìas en Moneda nacional, entre ellas estàn el ¨COPELIA¨ nuestro que es la màs grande de la ciudad, hay otra en uno de los edificios 18 Plantas de la Avenida Victoreano Garzón, en su ùltimo piso, hay otro en el Complejo Recreativo Capitàn Orestes Acosta en el barrio Vista Alegre, otro en Garzòn y la Vìa Central, llamado ¨la Vía Central KM ... y un nùmero que mi memoria no recuerda¨, otro en la calle Enrramadas por donde estàn el grueso de las tiendas comercializadoras en divisa, y otro en el barrio San Pedrito, y esos son solo las heladerìas que me acuerdo en la ciudad de Santiago de Cuba....aaa y lo mejor de todo son los precios muy ascequibles en moneda nacional y con buena calidad aunque en honor a la verdad a veces la variedad de los sabores nos afecta. Yo transitè un tiempo por Granma y Bayamo y Manzanillo y aquellos tiempos fueron increibles que variedad de sabores en helados tienen los granmenses y que calidad! ojalà todos en nuestras provincias siguièramos el ejemplo granmense. Saludos desde la tierra caliente.
jose luis del pino barrios
31/7/13 16:12
!!!! REALMENTE S RISIBLE, !!!! YO ME COMIA UN MONTON DE BOLAS D EHELADOS EN LOS 70 Y LOS 80 ALLI , Y AHORA VOY CUANDO ME ACUERDO JAJAJAJJAJAJAJAAJAJ SI SE HUBIESE QUERIDO RESOLVER EL PROBLEMA HACE RATO QUE SE HUBIERA RESUELTO ASI QUE ESTE COMENTARIO ESTA DE MAS JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJ SALUDSO JOSE LUIS DEL PINO BARRIOS
Rody
31/7/13 15:51
Eso es una cueva de ladrones, la Catedral del robo y la corrupción en pleno centro de la Capital cubana, la "Mafia del Helado", en la Ciudad Habana.
Pavel
31/7/13 15:24
Voy con frecuencia al Coopelia y ya sé que siempre voy a devolver las ensaladas, porque cuando las sirven de primera intención siempre vienen huecas, llegó un día a decirme la empleada "no sé de qué tu te quejas, todo el mundo sabe que las bolas son planas", el descaro llega al punto que cunado hay sirope y polvo de toser (galleta), prefiern hecharte dos bolas más bien servidas que servir otra ensalada pues ese helado ya no es retornable a la tina. También han osado decirme que no puedo fotografiar las bolas pero han desistido de discutir eso conmigo pues es una arbitrariedad sin argumentos impuesta sobre un pueblo poco conocedor de sus derechos ciudadanos y el miedo. Es esa un manera de ocultar lo que es visible ante todos, es más económico volver a servir las ensaladas de los pocos atravesados que se las devuelven y seguir robando todo el helado que no te sirven pues una tina tiene una productividad de x bolas y logran así servir x + y =z. Lo peor es que como muchas cosas todo el mundo lo sabe y no pasa nada y no porque los directivos no lo resulvan, lo cambian mejora un mes y de nuevo a lo mismo. Es porque los clientes no exigen, pues cuando mis amigos y yo devolvemos las ensaladas, no falta la mirada y el comentario acusador de ridículo que luego cambia al ver la diferencia de mi segunda ensalda, reservida, y nuestra primera. Mientras siga el conformismo, no regresará Coppelia.
Martha
31/7/13 13:52
Excelente trabajo.. Es el periodismo que debe hacerse siempre para sacar a la luz las deficiencias que nos corroen
Madelin Sierra Diaz desde FB
31/7/13 13:50
Qué rico, me encanta.
Roberto Garaycoa Martínez desde FB
31/7/13 13:47
Esto es fijo en muchos lugares, sacar una cámara o filmadora en algunos lugares e incluso sin ninguna importancia economica de envergadura es tabú.
el despita'o
31/7/13 13:30
No entiendo. Hace poco hubo un congreso de la UPEC, el primer vicepresidente dijo NO al secretismo? qué cosa es eso de un periodista necesita tener una carta de no se quién para retratar? Periodista, del Coopelia no saliste para la UPEC a reclamar por semejante arbitrariedad?
Doris
31/7/13 13:28
Roberto. Cuídate de la diabetes mellitus.
Tábano
31/7/13 12:37
UNA PREGUNTA MUY SIMPLE, ALGUN USUARIIO-CLIENTE-CIUDADANO, ESTANDO EN copelia, HA VISTO LA PRESENCIA DE DIRECTIVOS DEL SECTOR, DEL GOBIERNO, DEL MINISTERIO DE LA ALIEMENTACION, DEL MINCIN, ? ESE CENTRO ESTA EN CENTRO NEURALGICO DE LA HABANA, NO ES TAN LEJOS DE LAS OFICINAS REFRIGERADAS,EN ALGUNOS CASOS CON BAJAR UNOS CUANTOS PISOS Y CAMINAR UNOS CIENTOS DE METROS SE RESUELVE EL PROBLEMA, EL HELADO SERIA COMO ERA ANTES CON LA REVOLUCION.
Roberto
31/7/13 12:25
Coppelia si era la Catedral del Helado, otrora, ahora es un robo a mano armada. Yo jamás me molesto en ir. Recuerdo que a lo sumo dos ensaladas te llenaban, ahora fui una vez y pedi 4 ensaladas y como si tal cosa. Es una verguenza porque es un tema tocado muchas veces y por lo que veo nadie con verguenza lo arregla. Cuando lo cirtican funciona una semana y despues, a robar de nuevo.
Mercy
31/7/13 11:19
Recuerdan que el helado más caro era del almendra? 70c en MONEDA NACIONAL!!!!. Recuerdan las cremerías en La Habana, con el mismo helado??? Quién recuerda salir de la Universiad por la noche e irnos para la cancha del Coopelia a tomarnos los sueros de chocolate?? Ufff. a estas alturas parece un cuento de hadas, aunque la fácrica Coopelia siga estando ahí mismito y al Coopelia no se lo haya llevado un ciclón. A este recinto, le debiera pasar el Rabo de Nubes, de silvio, y resurgir como el Ave Fénix. Y el Tabo pudo con el Puri pero no ha podido con Coopelia.
Tide
31/7/13 8:50
Conocí a Coppelia en sus inicios y aquello era en realidad, no una “catedral del helado”, era, y lo pueden preguntar a los que ya estábamos entonces en esta dimensión, “el paraíso de los helados”. Tal vez algunos ni lo crean, pero había a la disposición del público nada menos que 54 sabores distintos, y servidos en una variedad de formas y estilos, que ni uno sabía qué ordenar, cuando una de sus camareras, vestida con atractivo y vistoso uniforme, llegaba a nuestra mesa para conocer nuestras preferencias. Las colas ni se notaban, tanto, que trabajando al frente, en lo que había sido del ministerio de Industrias la Dirección de Proyectos (ubicada entonces en lo que había sido el edificio del Retiro Odontológico), nos dábamos el lujazo de almorzar en la cafetería de los bajos, e ir a Coppelia por el postre, y nunca todo eso pasaba de una hora, porque regresábamos al trabajo en tiempo y forma. Increíble ¿verdad? Servían bolas de helados, grandes o chiquitas, pero completas, con una gran variedad de agregados que le daban sabor y vista a lo servido. Tal parece que en aquellos tiempos aún no habían bandidos entre los empleados, y no se puede decir que porque les pagaban más de lo que le pagan ahora, ni porque existiera otra heladería al frente, “particular”, que le hiciera competencia. Eran cubanos, como ahora, pero tal parece que aún no habían perdido el recato y la honradez que habían heredado de sus mayores. No recuerdo cuando fue la última vez que visité esa heladería, pero ya hace “ratón y queso” de eso.
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