El suministro de agua potable continúa siendo un desafío en muchas regiones del mundo, y aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó este mes que se redujo a la mitad el número de personas sin acceso a la misma —eran mil 600 millones- , se requieren más acciones oficiales para detener las muertes y enfermedades a causa de la nulidad o escasez de un elemento imprescindible para la vida.
Son válidos los progresos alcanzados en uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los que se comprometieron los líderes mundiales en la Cumbre de Naciones Unidas del año 2000 referente a reducir a la mitad para el 2015 la proporción de individuos sin tenencia de agua potable. Pero aún quedan cerca de 800 millones de individuos que no poseen una gota siquiera, lo cual imposibilita la subsistencia.
La batalla no está perdida, pero tampoco ganada. Se avanza, pero no al ritmo necesario para acabar con el agobio de quienes residen en países con absoluta falta o gran escasez del vital recurso.
De hecho, todavía entre 2,5 y cinco millones de seres humanos mueren cada año por carecer de agua potable, y para el año 2025 se estima que dos tercios de la población mundial vivirán con una disponibilidad restringida.
Así, el horizonte se torna cada vez más complejo 20 años después de la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en Brasil, en la que el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, alertó que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
Fidel Castro sostuvo en aquella ocasión: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta”.
Los números, que resultan fríos ante la dimensión de la tragedia humana, brindan, sin embargo, una aproximación al sufrimiento diario de 800 millones de seres. La crisis es superior en las naciones pobres, impedidas también, por supuesto, del derecho de poseer un mínimo bienestar material y social, o lo que es igual, a tener una vida digna para sus ciudadanos.
RICOS Y POBRES
Hoy, de los siete mil millones de habitantes del planeta, el 18 por ciento vive en los países más desarrollados y el restante 82 por ciento en las llamadas naciones en desarrollo. De ese total, dos mil millones son niños y jóvenes de entre 10 y 24 años y 893 millones tienen más de 60 años.
Para Gisela Alonso, presidenta de la Agencia Ambiental de Cuba, diversas fuentes especializadas consideran que la disminución de recursos de agua dulce, en términos de cantidad y el deterioro de su calidad, podría llegar a ser en el presente siglo un serio problema en materia ambiental, constituyendo una fuente de crecientes conflictos por el control de este recurso.
Tal es así que las dificultades para acceder al agua, según Naciones Unidas, ha provocado hechos de violencia en Sudán, Zimbabwe, la India y Kenia, entre otros Estados.
Otro grave problema que amenaza la vida humana es la falta de servicios sanitarios. Se calcula que la mitad de la población mundial carece de ellos, una mayoría en las zonas rurales.
Estas limitaciones, que dicen mucho de los contrastes entre naciones ricas y pobres, son causantes de enfermedades como la hepatitis y el cólera, responsables por la muerte de millones de personas cada año, mayormente de menores, por ser los más vulnerables.
Incluso, otras dolencias curables como la diarrea mata a muchos pequeños, ante la imposibilidad de sus familias de disponer de servicios de salud adecuados.
De acuerdo con Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF, cada día más de tres mil niños/as mueren de enfermedades diarreicas, causadas por el uso de aguas en mal estado, no hervidas, o con diferentes usos, que van desde el baño hasta la cocción de los alimentos.
¿ALIMENTOS PARA TODOS?
A algunas personas el año 2050 puede parecerles muy distante. De manera errónea toman distancia de los problemas que podrían afectar a la Humanidad para entonces, cuando se estima habiten el planeta nueve mil millones de individuos.
Para esa fecha, la FAO calcula que se necesitará un 70 por ciento más de alimentos que los actuales para el consumo humano, un verdadero dilema si se considera que la seguridad en ese rubro, a la que se dedica este año el Día Mundial del Agua, es un derecho arrebatado a los pueblos y está lejos de constituir una prioridad en la agenda de numerosos gobiernos.
Además de la crisis económica global y la consiguiente subida en los precios de los alimentos, a lo que se añade las prolongadas sequías o inundaciones debido al cambio climático y el deterioro de los suelos y sus afectaciones a la agricultura, varios expertos consideran que elevar las producciones no es fundamental, y argumentan que resulta imprescindible una distribución equitativa de los inventarios.
Según la FAO, en el mundo hay suficientes alimentos para dar de comer a 12 mil millones de personas, es decir, casi el doble de la población mundial actual, pero estos no llegan a todas en iguales proporciones.
CUBA PRIORIZA EL MEJORAMIENTO DE LA VIDA DE LA POBLACIÓN
Cuando Cuba firmó la Declaración del Milenio e hizo suyos los Objetivos de Desarrollo acordados, entre ellos lograr la enseñanza primaria universal, erradicar la pobreza extrema y el hambre, mejorar la salud materna, reducir la mortalidad infantil y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, algunos de ellos ya estaban cumplidos mientras se trabajaba en otros con avances notables.
De acuerdo con el tercer Informe Nacional sobre el cumplimiento de los Objetivos del 2015 en Cuba, publicado en 2010, elevar el acceso sostenible al agua potable (está en 94,5 por ciento) y a servicios de saneamiento (96,6 por ciento) es un hecho desde hace varios años, según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
Cuba trabaja en medio de difíciles condiciones económicas agudizadas por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos por el mejoramiento de la calidad de vida de su población, pero su voz también se alza en escenarios internacionales para defender los derechos de quienes todavía carecen de agua.
En ese sentido, la presidenta del Instituto cubano de Recursos Hidráulicos, María Chapman, al participar en la conferencia ministerial del VI Foro Mundial del Agua, celebrado la semana pasada en Marsella, Francia, sostuvo que para solucionar las carencias de abastecimiento del elemento y saneamiento ambiental, los países pobres necesitan del apoyo incondicional y sostenido de los más desarrollados y de otros actores de la comunidad internacional.
Sin duda, el agua es un recurso clave para el desarrollo sostenible. Hoy la mirada y las esperanzas están puestas en la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Río más 20, que tendrá lugar en Brasil del 20 al 22 de junio próximos, y en el que se esperan nuevos compromisos a favor de la Humanidad.
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