Imaginemos por un momento que cualquier día, en horas de la noche, una persona molesta (incluso desequilibrada) detuviera su auto frente a la Embajada de Estados Unidos menos protegida y más segura del mundo, la del Malecón de La Habana, y abriera fuego contra la sede hasta que las balas de su fusil automático se terminaran.
Sigamos imaginando que entonces las autoridades de Cuba, parcas y altaneras, detuvieran al sujeto y pasaran cuatro años sin saberse que sucede, hasta que un buen día, el diario Granma anunciara que el terrorista ha sido absuelto por alegada demencia en el momento del acto y que les ha costado cuatro largos años darse cuenta. ¿Alguien pudiera prever la reacción [1] de los Estados Unidos?
Obviamente, esta historia es ficticia y no coincide con la realidad. Lo contradictorio y hasta risible, es que Estados Unidos lista [2] a Cuba como “estado patrocinador del terrorismo”, por segunda vuelta, desde enero de 2020, y ese es en este minuto el separador más alto y el primero, que impide que nuestros países puedan plantearse un regreso al curso de una relación de respeto.
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Organizaciones y políticos vinculados al sector más conservador en Estados Unidos, han protagonizado parte importante de los acercamientos más pacientes a Cuba, y han promovido durante años una nueva relación entre los dos países, lo que contrasta con la habitual agresividad y postura pública intransigente del partido republicano desde 1959.
Lo más cercano a levantar una prohibición de venta de alimentos y medicinas a Cuba [3] ocurrió allá por el año 2000 implementada por el republicano George W. Bush, cuando paralelamente, su administración hacía regresar la ideología plattista de la intervención, momento en que se llegó incluso a escoger un pro-cónsul que supervisaría “la transición cubana”, una vez derrumbado el gobierno revolucionario: Caleb McCarry. [4]
Pocos años después veríamos al propio McCarry, miembro del ‘staff’ del entonces presidente del Comité de RREE del Senado de EE. UU. Robert Corker, propiciar el diálogo con el gobierno cubano durante una visita [5] a los supuestos principales enemigos de Estados Unidos en la región, Cuba, Nicaragua [6] y Venezuela, reunirse con el canciller y el presidente cubanos, y de esta forma sumarse a los que desde el sector conservador apuestan por una relación más constructiva con Cuba.
En cierto discurso sobre el año 2011, el senador cubano americano por la Florida Marco Rubio de forma emotiva señalaría [7] a Carlos Gutiérrez, en aquel momento Secretario de Comercio de los Estados Unidos [8], también del gobierno de Bush, como uno los referentes hacia los cuales debía mirar el llamado exilio cubano para comprobar su innegable éxito.
Pocos meses después de la apertura lanzada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro en diciembre del año 2014, sería el propio Carlos Gutiérrez [9] el que caminaría libremente por los pasillos del emblemático Hotel Nacional de Cuba y se sumaría a los conservadores que apuestan por una transformación de los lazos con la isla.
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En lo que él mismo describe como un cambio radical de postura, esta nueva actitud de Gutiérrez le llevaría a Cuba en numerosas ocasiones hasta hacerlo encabezar el Comité de Negocios Cuba-EE. UU. (‘US-Cuba Business Council’) [10], organización que como parte de la Cámara de Comercio de Estados Unidos (‘US Chamber of Commerce’), promueve la relación económica entre los dos países. “He perdido mucho de mis amigos en Miami”, declararía años después al medio alternativo ‘Belly of the Beast’.
Igualmente notable, fue el activismo de Sonny Perdue, [11] Gobernador de Georgia (2003 - 2011), quien en junio de 2010 encabezaría una delegación de 43 hombres de negocio a Cuba, y que seis años más tarde se convertiría en Secretario de Agricultura de la administración Trump. “Nos encantaría tener a Cuba como cliente” declararía Perdue en su audiencia de confirmación, [12] ratificando su apoyo a permitir las exportaciones de Estados Unidos a Cuba.
La ausencia de “méritos” para la designación de Cuba como estado patrocinador del terrorismo, coordinada cínicamente con el entonces gobierno de derecha en Colombia y rechazada de forma enérgica por el actual, [13] ratifica su contenido político y sancionador en tanto la medida se comporta como efectivo componente del paquete de sanciones que Estados Unidos llama: “política de máxima presión hacia Cuba”.
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Profundo y sostenido es el daño que hace tal designación a la credibilidad, al interés nacional de Estados Unidos y a la población de la isla, a la que dice [14] apoyar. Sus efectos parten de Washington, pero no se quedan ahí, se evidencian en las negativas de las diferentes entidades a concretar relaciones económicas y financieras de cualquier tipo con Cuba, algunas incluso ubicadas en territorios de aliados de La Habana.
El mote maloliente de “terrorista”, como parte integrante de la recrudecida política de sanciones, carga con parte de la responsabilidad de la actual ola migratoria que protagonizan [15] una parte de cubanos desesperanzados, que complica, junto a otras nacionalidades presentes allí, la operatoria de la frontera sur de Estados Unidos, tema devenido como de vida o muerte para el liderazgo republicano y, a saber por recientes encuestas, [16] el interés principal del electorado estadounidense de cara a las presidenciales de 2024.
Uno de los paladines republicanos contra la migración desordenada ha sido el actual gobernador de Texas Gregg Abbot, quien con su política ha llegado incluso a retar los postulados fundacionales de la unión federal estadounidense y ha generado problemas con el vecino México. Sin embargo, fue Abbott otro de los que apareció en La Habana en 2016 [17] para mostrar su interés en una mejor relación.
Despojado de todos los preconceptos políticos, Abbott habló en La Habana de la inevitabilidad del fin del “embargo”, de la importancia que un cambio de política tendría para Texas en general y para el sureño puerto [18] de Houston, en lo particular. No habló de migración, pues no era la migración cubana un problema para Texas entonces.
Otros políticos conservadores desfilarían por La Habana portadores de un discurso de convivencia, Richard Lugar, [19] Jeff Flake, [20] Tom Emmer, [21] John Boehner, y hasta los asesores económicos de la Trump Organization, [22] que dicho sea de paso, al parecer mantiene viva [23] una de sus firmas comerciales en el registro cubano de propiedades.
Han sido constantes en el tiempo, igualmente, las visitas del lobby agroalimentario norteamericano [24] encabezado por numerosos ejecutivos y hombres de negocio de tendencia absolutamente republicana y en este momento se podría decir que incluso defensores de la tendencia MAGA, todos interesados en un mejoramiento de los vínculos económicos con Cuba.
Pocos medios han reportado objetivamente los impactos de la inclusión de Cuba en la criticada lista y de la afectación humana causada por la política de máxima presión en la población cubana. Uno de ellos ha sido el popular espacio conservador ‘Full Measure’ que conduce la presentadora estadounidense Sharyll Atkisson.
En un momento donde Estados Unidos compite agresivamente con otras potencias globales cimeras, la postura anticubana afecta sustancialmente el interés nacional de Estados Unidos, teniendo en cuenta que, a mayor beligerancia estadounidense, mayor necesidad cubana de abrirse financiera y económicamente a otros socios, no siempre del agrado de Washington.
Las evidencias del daño dejado a la economía cubana por la combinación nefasta de las medidas de Trump, con la pandemia de Covid-19, han logrado que el presidente Joe Biden haya preferido, al menos en sus primeros cuatro años de mandato, mantener la agenda republicana de máxima presión hacia Cuba y esperar a ver si gracias de la providencia, pudiera ser el primer presidente norteamericano de la era moderna en pisar La Habana, sin la presencia allí de un gobierno revolucionario.
El experto en temas cubanos William LeoGrande no le da muchas esperanzas. En un reciente artículo [25] clasifica la economía cubana como famélica, pero al gobierno cubano como sólido y lejano de una ruptura o caída inesperada, lo que contradice el optimista discurso [26] del subsecretario de estado para el hemisferio occidental, Brian Nichols, en Madrid.
LeoGrande aclara que Cuba no era un estado fallido cuando Biden lo aseguró en 2021 y tampoco lo es ahora, que a pesar de todas las dificultades económicas y la intensificación sin precedentes del “embargo”, el gobierno se mantiene unido y sin fisuras. “Con una elite gobernante cohesionada, un ejército leal y sin una oposición organizada y efectiva, no hay un cambio plausible hacia una transición repentina del régimen en Cuba en el futuro previsible”, asegura.
La eventual llegada en 2024 de un gobierno más conservador a la Casa Blanca, encabezado por el propio Trump y la posible incorporación del senador Marco Rubio a esa administración, seguramente les hará apostar por prolongar las pérdidas económicas que tolera EE. UU. como resultado de sus profundos límites para la relación con Cuba. Continuará cercenando los derechos de viaje de los estadounidenses e interponiendo el brazo del ‘Big Brother’ a los intereses de negocio de sus ciudadanos, todo por cumplir de una vez y por todas, con el memorando Mallory [27] de abril de 1960.
La mayor presión para el cambio de régimen en Cuba llega precisamente desde el estado más próximo, la Florida, que contradictoriamente, sería el más beneficiado [28] de una trato más funcional hacia La Habana. Con un roster de políticos encabezados por el gobernador Ron DeSantis, los senadores Rick Scott y Marco Rubio, quienes han actuado apegados a intereses electorales, sin percatarse que una relación pragmática con la isla está en el mejor interés de la Unión y también de sus votantes. [29]
Por más que algunos responsabilicen al gobierno cubano por la actual ola migratoria hacia Estados Unidos, hay un hecho real que no se puede obviar. En el año 2014, mientras el presidente Barack Obama desplegaba su nueva política de acercamiento con Cuba, la isla florecía, los cubanos estaban esperanzados por los cambios allí, y los niveles de migración hacia Estados Unidos pudieran considerarse óptimos.
Controlar la migración ilegal por la frontera sur de Estados Unidos y México seguirá siendo una prioridad del partido republicano. ¿Cuánto mejoraría esta situación si los conservadores promovieran una normalización de relaciones con Cuba, devolvieran a sus ciudadanos el derecho constitucional de viajar a donde quieran y permitieran a sus hombres de negocio, hacer dinero en la isla, que tanto necesita?
Se ha llegado a la conclusión que en el caso de los países de Centroamérica la solución de la migración pasa por una mayor inversión [30] norteamericana allí, que abra mayor oportunidad de empleo y que le dé a la gente la esperanza de poder progresar, sin tener la necesidad de migrar. Entonces, ¿Se espera realmente que seguir apretando a Cuba, controlará el éxodo a través de la frontera sur?
Sería más inteligente dar luz verde a las empresas norteamericanas para que aprovechen las oportunidades de la cartera de inversión y compitan con las cadenas de hoteles europeas en Cuba, facilitar a los nuevos empresarios cubanos su proceder financiero para que puedan abrirse camino ante la nueva apertura del gobierno cubano e, incluso, desde el cerrado concepto de seguridad nacional estadounidense, impedir que sean entonces otros quienes lo hagan.
Sin dudas que habrá que respetar a Cuba como país independiente y soberano que es. Saber que no estamos hablando de un estado libre asociado. Más allá de las históricas pretensiones estratégicas y hegemónicas del imperio norteamericano a lo largo de los años con relación a la isla.
Fundar una relación constructiva y de convivencia con la isla de Cuba, incluso con un gobierno que no complazca a Washington, sería de mucha importancia para la estabilidad de la zona sur de Estados Unidos. La ley y el orden (‘Law and Order’) precepto igualmente mantenido por los conservadores estadounidenses a lo largo de los años, ganaría inobjetablemente, como lo demuestra la efectiva colaboración antidroga [31] entre los dos países que Estados Unidos reconoce en su último informe [32] anual sobre el tema, a pesar de un escenario que complica todo contacto.
Me inclino a pensar que las relaciones son posibles si al proceso se le aplica la cuota necesaria de seriedad y pragmatismo. Un ejemplo poco conocido es el de las frecuentes coordinaciones [33] entre autoridades de ambos lados de la frontera en el territorio ocupado en la base naval de Guantánamo, enclave militar resultante de la arcaica Enmienda Platt y que el gobierno cubano por años ha denunciado como ilegal e inadmisible.
La inclusión politizada e inmerecida de Cuba en el listado de países patrocinadores del terrorismo que emite unilateralmente el departamento de estado está ahí para impedir cualquier nacimiento. Subsanar ese error sería, el primero de todos los pasos.
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[2] https://www.state.gov/state-sponsors-of-terrorism/
[4] https://en.wikipedia.org/wiki/Caleb_McCarry
[8] https://georgewbush-whitehouse.archives.gov/government/gutierrez-bio.html
[9] https://www.americateve.com/cuba/carlos-gutierrez-narra-su-conversion-the-new-york-times-n867115
[11] https://www.nga.org/governor/sonny-perdue/
[15] https://www.wola.org/analysis/developments-cuban-migration-2023/
[16] https://news.gallup.com/poll/611135/immigration-surges-top-important-problem-list.aspx
[17] https://www.cbsnews.com/news/greg-abbott-defends-texas-border-policies-60-minutes/
[18] https://www.zedmariel.com/en/node/299/printable/print
[19] https://www.elcato.org/sen-lugar-levantemos-el-embargo-contra-cuba
[20] https://www.reuters.com/article/idUSKCN1J031S/
[21] https://carlsonschool.umn.edu/media/11891
[22] https://www.bloomberg.com/features/2016-donald-trump-golf-cuba/
[23] https://www.miamiherald.com/news/local/news-columns-blogs/fabiola-santiago/article245911205.html
[24] https://www.democracyinamericas.org/interviews/us-cuba-agricultural-relations-paul-johnson
[25] https://foreignpolicy.com/2024/04/29/cuba-economic-crisis-washington-protests-sanctions/
[27] https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499
[28] https://www.elnuevoherald.com/noticias/america-latina/cuba-es/article285426632.html
[29] https://www.elnuevoherald.com/noticias/america-latina/cuba-es/article285426632.html
[31] https://www.youtube.com/watch?v=HAD2ZZDmZ00
[32] https://www.state.gov/2022-international-narcotics-control-strategy-report-2/
[33] https://oncubanews.com/cuba-ee-uu/eeuu-y-cuba-contra-incendio-en-base-de-guantanamo/
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