La Fundación Carmelo Pittera se encuentra en Argentina, y trabaja con la metodología creada por el entrenador italiano que le da nombre al centro.
El objetivo de la Fundación es extender el método de aprendizaje Psicom. Este método, según recoge la web de la Fundación, “propone una dirección metodológica, que aborda la construcción de una amplia base de capacidades cognitivo-motoras, presupuesto indispensable en la etapa de edad infantil y juvenil, aplicable en otras edades, pero que consigue su máximo nivel de desarrollo y optimización en esas etapas evolutivas”.
Especialistas de la Fundación, junto al propio Pittera, estuvieron en Cuba para impartir el Curso Internacional sobre Estructuras Didácticas para el Entrenamiento Cognitivo Motor. El objetivo es capacitar a profesionales cubanos para que introduzcan el método, a partir del año próximo, en la población deportiva.
Cubahora fue al encuentro de Mario Enrique Edelstein, presidente de la Fundación, quien explicó el trabajo de la institución, y sobre la experiencia en Cuba.
—¿En qué consiste el trabajo de esta Fundación?
—Esta fundación busca cambiar un paradigma. Estamos convencidos de que la educación estuvo muchísimos siglos en manos de estructuras que, por una razón o por otra, sostienen el paradigma de la separación del cuerpo, la mente y el mundo de los sentimientos. Eso nos lleva a que toda la estructura de la educación se haya creado sobre estas bases que vienen desde las distintas iglesias de distintos países.
Mario Enrique Edelstein asegura que la Fundación busca cambiar un paradigma en la educación.
“Nosotros creemos que es hora de terminar con esto. El camino son metodologías del tipo que desarrolló Carmelo Pittera, que meten en conjunto la motricidad, lo cognitivo, y el mundo del sentimiento como si fuéramos, porque eso somos, solo uno; y no cuerpo y mente y el mundo del alma. Nosotros creemos que tenemos que trabajar sobre la estructura del hombre como una estructura única”.
—¿Por qué impartir un curso sobre este método en Cuba?
—Cuba tiene una posibilidad que no tiene ningún país del mundo. Tiene la posibilidad de regenerarse, de cambiar. La mayor parte de los países del mundo tienen estructuras que están tan minimizadas, que hace que nada importante pueda hacerse. Voluntaria o involuntariamente tienden a no cambiar.
“Sin embargo, Cuba tiene la oportunidad de regenerarse y recrear un paradigma, que en este caso tiene que ver, por sobre todas las cosas con la educación, porque el deporte es educación en sí mismo. Por consecuencia, estamos convencidos de que habrá una repercusión fortísima en el mundo del deporte, más allá que el objetivo no es el deporte en sí mismo sino la educación”.
—¿Qué impresiones se lleva sobre el curso y la participación de los científicos cubanos? ¿Cómo asumieron los cubanos este nuevo modelo?
—Los gestos que vimos, los comentarios que oímos y el tipo de interés, la calidad del interés fue realmente notable. Tengo la impresión de que Cuba estaba esperando esto. Y que de alguna forma es parte de la esencia de la Revolución Cubana: el entender el ser humano como integridad, y no, insisto, el cuerpo por un lado, la mente por el otro y los sentimientos más allá. Tenemos la impresión de que fue muy bien aceptada esta mirada, y que hay un grupo muy importante de gente que está decidida a intentarlo seriamente.
—¿Cuál es la importancia que le brinda al Centro de Investigaciones del Deporte Cubano en función de implementar el método y también en función del desarrollo investigativo para el deporte?
—El Centro de Investigaciones del Deporte Cubano tomó la bandera. Entendió la importancia de lo que tiene para ofrecer Carmelo Pittera y la Fundación Carmelo Pittera. Detrás de ellos vimos alinearse a una serie de organismos que van desde el Comité Olímpico Cubano, la Universidad… hasta la embajada argentina, que despertó su interés milagrosamente. Porque aparentemente las embajadas tienen otros asuntos que resolver.
“Sin embargo, hubo una repercusión muy importante. El centro es como centro de investigaciones el que localizó esta particularidad tan especial de alguien que intenta cambiar un paradigma. Lo hizo propio, y está desde Cuba llevando la vanguardia en este momento”.
—¿Está optimista con lo que puede suceder en Cuba con este método?
—Sí. Somos optimistas. Creemos que las posibilidades son muy buenas. Sabemos que lleva tiempo porque nada importante se hace sin esfuerzo. Nada importante se hace rápidamente. Pero sí, el primer choque con estas dos culturas: la de todo el mundo por un lado, y la cultura del cognitivo motor por el otro, nos da la medida de que los científicos cubanos tomaron conciencia de que están delante de una oportunidad histórica muy importante.
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