Las condiciones de aseguramiento están dadas para las elecciones municipales del próximo domingo en Venezuela, en una liza que promete —en opinión de analistas— una marcada derrota de la oposición de derecha, que ahora solo controla el 20 % de las 335 alcaldías en juego.
Además de los alcaldes y alcaldesas se miden los candidatos a concejales, para elegir más de 2000 entre las 15 000 personas que aspiran a esos cargos. Están convocados a las urnas unos 19 millones de ciudadanos.
Mientras la oposición, liderada por el derechista Henrique Capriles Radonsky, augura una ganancia para sus filas, dirigentes del oficialista Partido Socialista Unido de la Revolución (PSUV), creado por el finado presidente Hugo Chávez, afirman que mantendrán sus alcaldías y además elevarán su número en municipios de relevancia, ante un contrario al que muchos consideran dividido y desacreditado.
Para el gobierno del presidente Maduro es importante retener a sus seguidores en esos puestos, desde los cuales están en contacto directo con la población, pues serán los sujetos que cumplirán en la práctica la ley del Plan de la Patria, escrito de puño y letra por Hugo Chávez, y que comprende el período 2013-2019.
Los opositores, que en los últimos días han tenido duros tropiezos ante las ofensiva adoptadas por Maduro para eliminar la corrupción, la usura, y el desabastecimiento; temen que se consolide el Plan de la Patria y se aseguren medidas concretas al servicio del pueblo venezolano, mientras persisten en su idea de derrocar al gobierno.
Dirigentes políticos del gobierno y del PSUV llamaron a los opositores a aceptar el resultado del sufragio para evitar acciones violentas como las ocurridas el pasado 15 de abril, cuando estos desestimaron los resultados oficiales y atentaron contra civiles y obras construidas por la Revolución, como consultorios médicos.
El Plan de la Patria, que ya está en marcha a partir de la ejecución gubernamental denominada Gobierno de Calle, en la que el mandatario y sus ministros visitaron todos los Estados de la nación, sus municipios y pequeñas localidades; busca consolidar la seguridad social, la estabilidad política y la mayor felicidad posible planteadas en el denominado Socialismo del Siglo XXI.
Hace pocos días, Venezuela sufrió un nuevo atentado contra su sistema electro-energético, cuyas pruebas fueron mostradas por el ministro Jesse Chacón, como parte de la ofensiva opositora contra las elecciones, en su afán de atemorizar al pueblo.
Esta acción desestabilizadora —y otras cometidas anteriormente, entre ellas, planes de magnicidio, la violencia desatada cuando Capriles Radonsky perdió frente ante Maduro (la primera vez fue derrotado por Chávez)—, se corresponde con el llamado “Plan Estratégico Venezolano”, dado a conocer en junio pasado, con objetivos que tratan de frustrar las elecciones municipales, así como un desgaste paulatino de la gestión del gobierno.
Medios de prensa alternativos informaron que este proyecto fue concebido, y su puesta en marcha organizada y preparada por la Fundación Internacionalismo Democrático del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez y la empresa estadounidense FTI Consulting, y presentado a dirigentes de la oposición venezolana, como María Corina Machado, Julio Borges y Ramón Guillermo Aveledo.
En la reunión estuvo presente el experto en guerra psicológica J.J. Rendón, y el encargado de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID) para América Latina, Mark Feierstein, indicaron las fuentes.
El “Plan Estratégico Venezolano” marca las líneas para el sabotaje al sistema eléctrico, tal como ocurrió en un intervalo de tres meses en el país, con el objetivo de responsabilizar al Gobierno de las debilidades de la infraestructura nacional, y tratar de demostrar a la opinión pública internacional que existe una crisis interna.
Es en ese contexto que este viernes se están instalando los 13 651 centros de votación que funcionarán el próximo domingo, mientras se prevén reuniones en tales espacios de los miembros de las 39 241 mesas habilitadas para el sufragio.
Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), cada centro tendrá un presidente, dos miembros principales y un secretario, los cuales tendrán el respaldo de técnicos que garantizarán el funcionamiento de los equipos. En caso de que fallara la electricidad, cada máquina de votación posee una batería que le permite trabajar sin interrupciones.
Considerado uno de mejores sistemas de votación del mundo, en Venezuela se verifica el funcionamiento de los equipos con la impresión de un acta inicial para certificar que no hay datos internos, el código de verificación y el reporte de diagnóstico del sistema e impresora, indicó la agencia de noticias Prensa Latina.
Zulia, con 1 215 centros con 4 680 mesas, Miranda, 1 039 centros y 3 936 mesas) y Lara, 990 centros y 2 546 mesas, son los Estados con mayor número de votantes.
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