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viernes, 11 de octubre de 2024

De cuento en cuento

Washington es prolífico en eso de inventar historietas que justifiquen su agresividad...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 29/05/2019
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Ataque a Duma
Bombardeo ocurrido en la ciudad de Duma en abril de 2018.

Se trata, evidentemente, de una de las prácticas más asiduas de la política gringa desde los albores de sus pujos expansionistas y hegemonistas.

Así, bajo el pretexto de “civilizar los territorios inhóspitos” se masacró a los “salvajes seres rudimentarios” de piel roja que los poblaban mucho antes de la llegada de los anglosajones, y se arrebató al “agresor mexicano” la mitad de su territorio para asegurar a los “indefensos colonos blancos” del sudoeste la “paz y la protección de sus bienes”.

Bajo los mismos presupuestos y tras el “atentado español” contra el Maine, acudieron los ejércitos norteamericanos a “independizar a Cuba”, y a establecernos “a los criollos y negros superficiales, incapaces e ineptos, una República modelo de orden, civilidad y progreso” la cual deberíamos agradecerles eternamente mediante el acatamiento absoluto de sus “amorosos” regaños y ordenanzas.

Ellos, los buenos de siempre, siguieron actuando así por largos decenios, enfrentando la “maldad” de otros que atentaban contra la seguridad y los intereses de la gran potencia capitalista en los cuatro  puntos cardinales del orbe.

Todo, hasta llegar a los días marcados por el episodio del 11 de septiembre de 2001, que resultó el sospechoso y perfecto comodín para “combatir el terrorismo” a escala global y organizar las aventura militar en Afganistán, defenestrar a Sadam Hussein en Iraq para eliminar sus arsenales de armas de destrucción masiva (que todavía estamos esperando que aparezcan), sacar de juego a Muamar El Khadafi en Libia acusado de agresivo oponente a la democracia y la estabilidad internacionales, y arremeter contra el “régimen inhumano” de Siria, dedicado a “almacenar” cuantiosas armas químicas.

En pocas palabras, la conformación de escenarios donde siempre la acción militar de Washington ha sido impuesta por el “deber” de atajar extremismos y conductas nefastas de “enemigos” desalmados y obsesos frente a una humanidad que, por suerte, siempre ha contado con el socorro y el padrinazgo  Made in USA como opción salvadora.

Y justo en Siria, por estos días en que los terroristas han perdido el control de casi todo el territorio nacional y las sucesivas ofensivas de Damasco y sus aliados rusos, iraníes y del Hizbolá libanes ocupan uno a uno los últimos reductos del extremismo insuflado desde el exterior, la Casa Blanca ha pretendido volver a agitar las banderas de los “crímenes con armas químicas” del gobierno de Bashar el Assad contra la población civil como excusa para “atacar y castigar” a semejante criminal.

Así, voceros del gobierno de Donald Trump, dijeron que al parecer existían indicios de un ataque con gases tóxicos realizado por el Ejército Nacional en la región de Idlib, justo en medio de la actual ofensiva contra el Estado Islámico y Al Nusra, este último el equivalente sirio de Al Qaeda.

Según las fuentes gringas, el “bombardeo” liberó sustancias nocivas, de forma similar a otra incursión ocurrida en la ciudad de Duma en abril de 2018, y que motivó que Estados unidos, Gran Bretaña y Francia lanzaran misiles contra bases miliares de Siria como “castigo” a semejante crimen. Por cierto, vale recordar que la mayoría de esos proyectiles fueron destruidos en pleno vuelo por la aviación rusa destacada en territorio sirio.

Solo que en esta ocasión la suerte no acompañó a los promotores de nuevas “acciones bélicas de escarmiento” toda vez que la alharaca coincidió con la inesperada publicación de un documento filtrado de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, OPAQ, en el que se indicaba por aquellas fechas que el ataque a Duma no se produjo desde el aire, sino fue ejecutado en tierra mediante el uso de tanques de sustancia tóxicas colocados en diferentes puntos de la ciudad y desde los cuales se liberó el compuesto ponzoñoso.

Por demás, junto a la circulación de tan trascendente información, el Ejército Nacional sirio informó de la captura de un elevado número de terroristas, que en sus declaraciones revelaron la existencia en sus filas de comandos especializados en ataques químicos para inculpar a Damasco (previamente entrenados por  expertos foráneos en tales menesteres), y que utilizan precisamente la “siembra” de recipientes con componentes tóxicos en ciudades y poblados para afectar a los civiles y “montar” las consabidas denuncias de “crímenes de guerra” contra las autoridades legítimas del país.

Nada, historias repetidas una y otra vez, donde lo importante no son precisamente los inocentes muertos por intoxicación premeditada (como en las masivas cámaras de gas de los campos nazis de concentración), sino el rédito que su inmoral manejo mediático produce para justificar el incremento de la guerra y los actos injerencistas en Siria.  


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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