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domingo, 24 de noviembre de 2024

Chávez vs. Capriles, entre el amor y ¿la razón? (+ Fotos)(+Infografía)

Este jueves cerró la campaña electoral para las presidenciales. Viernes y sábado serán días de reflexión para el pueblo venezolano. El domingo a las seis de la mañana todos a votar...

Julián Alonso en Exclusivo 05/10/2012
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Chavez cierre de campaña 1
Una "avalancha roja" arropa a Chávez en el cierre de su campaña electoral.

En medio de un torrencial aguacero caraqueño se le vio llegar al presidente-candidato Hugo Chávez. En la avenida Bolívar de la capital venezolana cientos de miles le aguardaban para despedir la campaña electoral presidencial.

“Chávez cierra campaña de forma épica: bajo la lluvia pide una ’victoria incuestionable’”, titularía una agencia de prensa. Pero el diluvio no impidió que los seguidores del Comandante continuaran la fiesta a ritmo de “Chávez corazón del pueblo”, una de las canciones temas de la campaña.

Siete avenidas se repletaron de venezolanos que lo respaldan. Desde una azotea cercana el centro de Caracas parecía una marea roja. De cerca, sencillamente un mar de gente alegre festejando un proyecto de país, un ideal, la continuidad de la razón amorosa de Chávez para gobernar”.

“¡Viva la lluvia, llegó la avalancha bolivariana a Caracas!”, gritó el Presidente desde la tarima. Se le oyó cantar a voz en cuello. Se tomó un cafecito caliente y continuó. Bailó bajo la lluvia. En Facebook una muchacha confesaría: “lo que sentí hoy fue pura adrenalina recorriéndome toda, pero más que eso, el amor de un pueblo por Chávez. (…) Esta ha sido la madre de todas las concentraciones”.

Quien bien conoce a los venezolanos sabe de su profunda fe cristiana. Así, pues, el chaparrón fue bautizado como “la lluvia de San Francisco”. “Nos ha caído el agua bendita de San Francisco, eso es un preludio de lo que va a ocurrir el domingo. Gana Chávez el 7-O, gana la Patria”, auguró el candidato.

“Estoy seguro de que lo vamos a lograr. Hemos sido bañados por el agua bendita del cordonazo de San Francisco. Hoy es día de San Francisco, aquel que era rico y entregó toda su riqueza a los pobres y se volvió santo”, agregó. Sin dudas, una tarde especial para muchos de los presentes que hoy se benefician de los planes de inclusión social del ejecutivo bolivariano.

Más tarde el principal contendor de Chávez, Capriles Radonski, representante de los partidos de la derecha venezolana agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática, cerró su campaña entre fuegos artificiales, abrazos y agradecimientos de correligionarios y arropado, también, por cientos de miles de sus seguidores en Barquisimeto, capital del Estado Lara.

El candidato criticó que el Gobierno no cumpliera con las promesas para la entidad larense, entre las cuales destacó el proyecto Yacambú-Quibor –en fase de terminación–, la pobreza cero, la culminación de la autopista Lara–Zulia, la transformación de las cárceles, los liceos, el ferrocarril Barquisimeto–Puerto Cabello, entre otros. “Nosotros pudiéramos hacer un libro con las promesas incumplidas”, aseguró.

El opositor se preguntó por qué el Gobierno de Chávez –con casi 14 años en el poder– aspira a un período más y aseveró que los objetivos del actual sistema están lejos de las necesidades de los venezolanos.

Sin embargo, lo interesante de este día de júbilo nacional, donde cada cual se fue a respaldar en amplia democracia al de su preferencia en el cierre de campaña, radica en las incongruencias discursivas. Mientras Radonski afirma que el actual sistema está lejos de las necesidades de los venezolanos, el candidato olvida que ha reconocido la valía de las misiones sociales de Chávez, y las ha incorporado a sus promesas de campañas.

Lo cierto es que Capriles ha logrado, como diría el politólogo Nicmer Evans, convertirse en un candidato “potable” para la mayoría de las clases sociales, al asumir como propio el discurso chavista de mayor suma de felicidad posible para todos y mencionar el progreso y la prosperidad del venezolano como su prioridad.

Se habla de una “chavización”, tanto en el discurso como en las movilizaciones de Capriles, reseñó la prensa venezolana. No se trata de una mera cuestión de estilo. Si se escucha lo que el opositor promete, resalta que planea mantener aspectos centrales de la política social chavista, desde las misiones en educación, vivienda y salud, hasta la cadena Mercal, que comercializa productos de la canasta básica a bajos precios.

Capriles sabe que en un país en el que las llamadas clases populares –estratos C, D y E– constituyen el 74% de la población, el hasta hoy único paladín de la justicia social es Chávez, que se impuso “sobre una oposición que, si bien había logrado erigirse como defensora de las libertades políticas, no estaba en condiciones de representar los intereses de los sectores más desposeídos”, según afirma  Fernando Mires, filósofo y profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, Alemania.

“Chávez enamora y sigue enamorando a los pobres”, afirma Roberto Hernández Montoya, periodista y director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. “Chávez reconoció la humanidad en aquellos a los que ni la burguesía ni el liberalismo reconocía como humanos, redujo la extrema pobreza del 29% que había en 1999, al 7% de hoy”, agrega. En referencia a la mística del discurso chavista, señala que “hay algo de Cristo en él”.

El Presidente, por su parte, cerró la campaña con autocríticas a la gestión gubernamental, más allá de alabar lo hecho en Revolución –que no ha sido poco–, pero centrando la mirada en lo que falta por hacer, en especial en torno a la eficiencia en la ejecución de los planes y obras.

Es el mismo Chávez, consecuente con sus principios, desde aquellos días cuando reconoció su responsabilidad como líder del levantamiento cívico-militar del 4 de Febrero de 1992, y dijera que entregaba las armas “por ahora” y marcharía a la cárcel.

Capriles, el ¿Judas? de la política venezolana

Contrasta la actitud de autocrítica responsable del Presidente-candidato, con la de un abanderado de la derecha que en su historial no cuenta con un solo pronunciamiento de firmeza cuando se le ha cuestionado o puesto en aprietos. Mucho menos se le ha escuchado decir en campaña: “yo asumo”, “yo soy responsable”.

El candidato opositor niega que siendo diputado por Copei –de los tradicionales partidos de la 4ta República– y como presidente de la Cámara de Diputados, aplicó recortes del personal en el entonces Congreso de la República.

También afirma no haber recibido junto a sus amigos Julio Borges y Leopoldo López, dinero de la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA), en aquel entonces en manos de la oligarquía venezolana, para fundar su partido, Primero Justicia.

Así como no tuvo que ver con lo anterior, tampoco protagonizó el golpe de Estado de abril del 2002, ni violó los derechos humanos del ex ministro del interior Rodríguez Chacín. Mucho menos, dice, tuvo que ver con el asedio a la embajada de Cuba: “No he tenido ninguna participación en golpe de estado alguno de la historia venezolana”, afirmó.

Como si todo esto fuera poco, niega haber forjado el documento que colgó en su cuenta en Twitter donde implica a las Fuerzas Armadas Bolivarianas; así como tampoco participó en la firma del paquetazo neoliberal –oculto– que pretende implementar de llegar a la presidencia.

Mucho menos tiene que ver –jura y perjura– con los cobros del diputado Juan Carlos Caldera para su campaña electoral. ¿Qué decir entonces de la grabación telefónica en la que Capriles “el viejo” gestiona dinero, “preferiblemente en efectivo”, para la campaña presidencial del “joven” de la familia?

Pequeños detalles que hablan del carácter de los dos principales contendores por la presidencia de Venezuela. Fuentes cercanas al candidato Capriles y que han “saltado la talanquera” y unido fuerzas al chavismo, se preguntan qué sería de sus promesas –en el supuesto de llegar a la presidencia–, ¿acaso actuaría como el Judas de la política nacional, ante la presión de la burguesía que lo impulsó y financia su campaña?

Llegamos a las últimas 48 horas de la cuenta regresiva hacia el 7 de octubre, cuando casi 19 millones saldrán a elegir a su Presidente. Una pelea ya anunciada: en la esquina roja, Hugo Chávez vs, Henrique Capriles, en la esquina azul. El primero prometió un nocaut fulminante. El segundo se dice ganador. Razones y emociones sobran para que el pueblo salga a votar y decida el destino de la nación bolivariana.


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Julián Alonso

"Aprendiz de todo maestro de nada, pero irremediablemente periodista".

Se han publicado 1 comentarios


albert
 5/10/12 12:20

yo estuve allí, que emoción!!!

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