Forconi es la palabra italiana para identificar a los individuos que antaño se hacían cargo de levantar las horcas donde eran ajusticiados los reos. Es el nombre hoy de una polícroma comunidad de descontentos que se manifiestan en todo el país en protesta contra la clase política y la precaria situación que provocaron.
Para diferentes analistas es una fase nueva en las expresiones de la crisis y un posible ángulo capaz de tipificar al 2014 como un año de turbulencias sociales. Los forconi aglutinan personas de la pequeña y mediana burguesía, ciudadanos definidos como de izquierda y gente de los sectores menos favorecidos de la sociedad, tengan o no filiación específica.
Poco más de la mitad de las 28 naciones miembros de la Unión Europea tiene expedientes de inquietud cívica parecidos. La conexión, temporal o no, entre las clases populares y aquellos con un mejor nivel de vida hasta hace un tiempo, es reveladora. Ilustra la intensidad y expansión de la crisis que, según datos de la Oficina de Estadísticas del viejo continente, afecta a 125 millones de personas.
Esa es la cantidad solo de quienes se localizan o andan al borde de la pobreza. Encontrarse en la frontera de situaciones límite creció exponencialmente entre 2008 y 2013. Aquellos que ingresaron con ciertas desventajas y tuvieron después malas administraciones gobernando están peor. A citar, Bulgaria, donde una de cada dos personas está entre un mal pasar y la miseria. En cifras es el 49,3% de la ciudadanía. Son datos oficiales, les advierto.
Rumanía y Letonia, con el 41 y el 36%, respectivamente, transitan por igual ambiente. Grecia, desde luego, figura entre aquellos con indeseables indicadores, pese a que vendieron buena cantidad de bienes patrimoniales y siguen con enormes deudas para pagar los intereses de otros préstamos. El mecanismo establecido por la troika, ni en este ni en ningún otro caso, muestra eficacia y, como alegan los expertos, empeora las dificultades.
Dentro del área este-europea, el ingrato sumario incluye a Letonia, la primera república en separarse de Yugoslavia y que, como otras, no crecerá nada en los próximos 12 meses. En otra latitud, igual o peor se pronostica para Chipre “rescatado”, pero sin síntomas de lograr ponerse en pie.
En España, la población amenazada de pobreza cinco años atrás era poco más del 28%. Hoy sobrepasa al 35%: por encima de 13 millones de personas, sin contar otros 3 millones en profunda miseria. “Nos aproximamos a un modelo social darwinista, anglosajón, con pocos ganadores y muchos perdedores”, advierte el Observatorio de la Realidad Social, al reseñar la paradoja del aumento de los millonarios, en paralelo con el crecimiento de la penuria a gran escala.
Se supone que la Gran Coalición, como llaman en Alemania a la alianza entreconservadores (CDU y bávaros) y los socialdemócratas (SPD) mantenga las riendas del acontecer europeo. En el documento suscrito por los dos grandes partidos capitaneados por Ángela Merkel se plasma el proyecto de mantener el papel preeminente con que han tutelado la crisis desde Berlín. Los ajustes continuarán y —pese a que hablan sobre inversiones para la creación de empleo, en particular para los jóvenes (el 50%, o más, de los parados)— es probable que antepongan los intereses de los banqueros germanos, que tanto ganan con sus interesados préstamos a los países afectados, y “olviden” la promesa de asistir a los sectores que nada bien la pasan en tantas naciones.
Posiblemente pecan de optimistas quienes ven en el jefe del SPD, Sigmar Gabriel, una posibilidad de que el nuevo gabinete germano incline la balanza hacia una acción social que, incluso, la potente Alemania requiere, pero esa izquierda perdió tanto de sus peculiaridades primigenias que es de temer se desentienda de cuanto alguna vez fueron sus deberes políticos esenciales.
España, que durante los 365 días ya agotados vivió sus peores experiencias con el desalojo y suicidio de personas, el aumento al precio de varios servicios básicos, mientras descendían salarios y pensiones, o se privatizaban salud y educación; se asomaba a problemas renacidos con la crisis. El más sonado se relaciona con la posible independencia de Cataluña. La pugna entre las autoridades de esa autonomía y el gobierno central es larga y emponzoñada.
Mariano Rajoy aseguró que no permitirá un referéndum sobre la soberanía, deseado por el 73% de los catalanes. Este tema tiene todos los ingredientes para mantenerse entre las complejidades ibéricas durante el 2014.
Parecido ocurre con Portugal en lo que toca al “saneamiento” de su economía. Datos de último momento indican que la política de la UE, o de la troika, si se prefiere, fue particularmente desastrosa en lo que respecta a Lisboa.
Francia, donde Nicolas Sarkozy reanimó durante su mandato la codicia colonialista de antaño y aunque el gobierno de François Hollande se supone orientado hacia una vertiente ideológica opuesta, continuó en esa corriente. Las intervenciones en Mali y la República Centroafricana sugieren que también este gabinete coloca los intereses de sus transnacionales por encima de las necesidades internas. (El 45% de los franceses necesita dos de ayuda sobreviven gracias a la asistencia de organismos humanitarios, y uno de cada seis no tienen recursos de ningún tipo). París se mantiene como la segunda economía del pacto comunitario, pero puede perder esa condición si Italia se desclasifica del tercer puesto en esa escala, por el momento.
Ucrania se llevó las palmas de la notoriedad mediática. Aun cuando casi en simultáneo ocurría la paralización del metro en Roma y otras vías de comunicación fueron objeto de las protestas contra la decepcionante clase política, diarios, sitios Web y televisoras ocupaban sus titulares con las manifestaciones en Kíev de quienes pretendían que el gobierno firmara un acuerdo con la UE, no para una membresía con plenos derechos, sino desventajosas condiciones que agravarían los problemas del país eslavo.
Un paquete de ayuda, con el aportede 15 mil millones de dólares, otros créditos blandos, rebaja en el precio del gas y distintas ventajas añadidas, les ofrecieron puntualmente en Moscú. El presidente Víktor Yanukóvich aceptó el oportuno y propicio acuerdo que inutilizó las manifestaciones pro-occidentales, donde no faltaron llamados aviolar el orden y tuvo la participación de conocidos extranjeros interesados en el apetitoso bocado de riquezas minerales y una importante ubicación geoestratégica.
Como contraste del lamentable e incompleto repaso que hacemos, donde faltaría, entre los peligros latentes, la referencia al ascenso de la ultraderecha,debe citarse el IV Congreso del Partido de la Izquierda Europea, el cual reunió a 33 formaciones políticas progresistas en un foro centrado en la denuncia de “las políticas de ajuste y las prácticas antidemocráticas del pacto comunitario”. Un interesante plan de acción, que pudiera articular el camino de las inconformidades hacia medios destinados a solucionar parte de los actuales dilemas, surgió en este cónclave.
Alexis Tsipras, el carismático joven griego que lidera la formación de izquierda real Syriza, fue elegido como aspirante a jefe de la Comisión Europea. Es muy difícil que logre esa posición y desde ella frene las tendencias que mayor daño provocan a las sociedades, pero resulta estimulante que tantas formaciones con una opción opuesta a lo implantado concuerden y estén organizando actos a favor de recuperar garantías perdidas, Todo buen árbol inicia su camino desde la semilla. Se sabrá si este crece o si las malas hierbas prevalecen.
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