//

sábado, 23 de noviembre de 2024

Asesinar científicos no impedirá la guerra

Las muertes a manos de terroristas de científicos iraníes se suman a los actos más abominables de que haya registro...

Jorge Gómez Barata en Exclusivo 17/01/2012
23 comentarios
Funeral de científico nuclear Mostafa Ahmadi Roshan, en Irán
Funeral del científico nuclear, Mostafa Ahmadi Roshan en Irán

Asesinar científicos, enviar judíos a las cámaras de gas en nombre de la raza o echar al ruedo de los leones a hombres por su fe, son actos de barbarie que avergüenzan la condición humana. Cuando tales crímenes son cometidos por estados que disponen de recursos y poderes inmensos, hay razones para dudar de que haya valido la pena dejar las cavernas. Las muertes a manos de terroristas de científicos iraníes se suman a los actos más abominables de que haya registro. 

Bajo ningún concepto puede aceptarse que se acuda a semejantes procedimientos para impedir que aquel o cualquier otro país obtenga el arma nuclear u otra. Habría que haber matado también a Alfredo Nóbel, inventor de la dinamita, a Albert Einstein, a Samuel Colt y sobre todo a Mijaíl Kalashnikov. La técnica no es buena ni mala y las armas tampoco, todo depende de su utilización. Detener la carrera nuclear y avanzar hacia el desarme atómico son prioridades de las cuales probablemente dependa la supervivencia de la especie, pero como cualquier otro cometido histórico, el fin no justifica los medios.

Cuando en los años cincuenta, como parte de la histeria macarthista, en Estados Unidos, se generalizó el debate por la filtración de secretos nucleares no sólo a la Unión Soviética sino a potencias occidentales aliadas y el presidente Dwight Eisenhower daba pasos para detener la proliferación, Robert Oppenheimer, un joven físico a quien circunstancias fortuitas convirtieron en padre de la bomba atómica estadounidense fue interrogado por el Comité de Actividades Anti norteamericanas; allí fue categórico: “La Física no puede ser convertida en secreto…”

En los años sesenta, poco después de la Crisis de los Misiles en Cuba, el presidente Kennedy estimó que en alrededor de veinte años podían existir 50 o más países con bombas atómicas lo cual, desde cualquier punto de vista es francamente aterrador. 

Aquella presunción, fundada en hechos reales, fue lo que dio lugar a que en medio de la Guerra Fría, la no proliferación nuclear se convirtiera en la única área de consenso entre las superpotencias. Como parte de tales esfuerzos en 1957 se creó la Organización Internacional de la Energía Atómica y en 1968 se alcanzó el Tratado de No proliferación Nuclear, instrumentos que si bien no han detenido completamente la carrera de armas atómicas, la han moderado. 

Aunque con defectos, las alertas y las acciones concretas de las potencias y la ONU, para impedir la proliferación nuclear, unidos a la prédica sobre el desarme y al desarrollo del movimiento pacifista y anti armas nucleares, han resultado eficaces logrando que de unos 60 países que tienen posibilidades económicas, científicas y tecnológicas para producir armas nucleares, nueve lo hicieran; a lo cual se une la existencia de continentes —América Latina, Oceanía y Africa— libres de armas nucleares. 

Si bien en los años sesenta hubo un extraordinario entusiasmo por la energía nuclear que fue considerada como una opción viable, incluso para países pobres y de escaso desarrollo económico e industrial y cuando aquella perspectiva derivada de un optimismo infundado, creó en algunos la ilusión de acceder también a las armas atómicas, en los años setenta, ochenta y noventa, la mayoría de las naciones del planeta renunciaron a alguno de esos cometidos, incluso a ambos. 

Hoy día, luego de las experiencias de los accidentes nucleares en las plantas atomoeléctricas de Three Mile Island (1979) en Estados Unidos, Chernóbil (1986) en la Unión Soviética y más recientemente Fukushima en Japón, a lo cual se suman los diferendos y conflictos nucleares de occidente, principalmente Estados Unidos con Irak, Corea del Norte e Irán, han convertido la cuestión nuclear en una opción tanto en el orden civil como militar, desacreditada. 

El hecho de que casi veinte países, entre ellos, Suecia, Noruega, Australia, Argentina, Brasil y Sudáfrica e incluso Libia, cuando era gobernada por Gaddafi, renunciaran a programas nucleares de perfil militar y la realidad de que hoy, excepto las sospechas de Estado Unidos e Israel respecto a Irán, no existe ninguna nación interesada en desarrollar las armas nucleares, constituye un triunfo de la razón. 

Tener armas nucleares no hace más fuerte a ningún Estado, sino que por el contrario, automáticamente lo convierte en adversario y en blanco de otras potencias igualmente dotadas.

“La carnicería selectiva” en las calles de Teherán como parte de la cual tres científicos nucleares iraníes han sido asesinados, difícilmente detengan los planes de Irán, aunque es seguro que no beneficiará a Israel; sino todo lo contrario. Hacer que una nación y un proyecto político como el que originalmente dio lugar al Estado Judío carguen con semejante baldón, es contraer una deuda histórica difícil de saldar. La muerte de hombres de ciencia no acerca la paz, sino que la alejan y pueden hacerla imposible. Allá nos vemos. 


Compartir

Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.

Se han publicado 1 comentarios


roberto dante
 23/1/12 16:35

Reiterativo: “Asesinan a científico en Irán. Culpan a Israel y EE.UU.” roberto dante Lanús, Argentina, 23 01 2012 “Asesinan a científico en Irán. Culpan a Israel y EE.UU.”, informó hoy la agencia Mehr – cable del 24 / 07 / 2011 –. Cito lo anterior debido a que su actualidad no es casual, es inequívocamente causal. En Oriente Próximo predominan los deshumanizados métodos imperiales. Hace ya más de un año que, en un reportaje, el director Daniel Borenboim (co-fundador de la “Orquesta del Diván Este-Oeste”), de nacionalidad israelita/palestina –esta última otorgada en el 2008 de forma honoraria-, afirmaba que “Las víctimas de ayer (Israel) no tienen hoy la menor compasión”. Sobre que Israel no tiene la menor compasión no quedan dudas. Lo cual da mayor credibilidad a lo informado por la agencia Mehr. Los antecedentes sobre este accionar son numerosos. Veamos algunos hechos: En el documento titulado Building a Political Firewall Against Israeli Deslegitimization que el think tank israelí del Instituo Reit se preocupan “por la dura crítica global a Israel” en el informe Golstone (para la ONU), debido al ataque israelí sobre la población de Gaza (“operación plomo fundido”). No se autocritican, SOLO dicen que los “perjudica” para lanzar “duros” ataques militares. En el párrafo 124 recomienda: “atacar”, “sabotear”, “hacer pagar un precio a los que atacan a Israel”. (Ver: Juan Gelman, “Prohibido y ya”, página 12). Sobre los asesinatos del MOSSAD: Deben ser legalmente aprobados bajo directivas fijadas hace más de medio siglo por Meir Amit, director general del servicio. “Cada ejecución debe ser sancionada por el primer ministro incumbente. Por lo tanto toda ejecución es patrocinada por el Estado, la máxima sanción judicial legal”. Así se autorizó el asesinato de Mahmud al-Mabhuh, un alto comandante militar de Hamas, en Dubai, en el 2010. Hace dos años que Dagan envió un equipo de kidon a Damasco a asesinar a Imad Mughniyeh. En el funeral de Mughniyeh en Beirut, su madre, Um-Imad, “gritaba que no tenía una fotografía para recordarlo”. Dos días después recibió un paquete. Contenía su fotografía. Se había enviado desde Haifa. El científico canadiense Gerald Bull, era experto mundial en balística de tubos de cañones. “Israel había hecho varios intentos de comprar su experiencia”. Bull había dejado claro su disgusto por el Estado israelí. El 20 de marzo de 1990, la aprobación para asesinar a Bull fue dada por el entonces Primer ministro Yitzhak Shamir. Nahum Admoni, jefe del Mossad, envió un equipo a Bruselas donde Bull residía. Le dispararon cinco veces en la cabeza y en el cuello. Las mismas tácticas se prepararon el 24 de octubre de 1995 para el asesinato de Fathi Shkaki. En la puerta del dormitorio de Shkaki encontraron un letrero de “No molestar”– una firma que se repitió en el asesinato en Dubai, ya mencionado-. (Ver: Gordon Thomas, “La Licencia para matar del Mossad”). Hoy: Israel, como ayer los nazis, aniquila inocentes; nada de esto sería posible sin la complicidad de EE.UU. y el encubrimiento de la ONU y la Unión Europea.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos