Vladimir Malakhov: el principio de algo mayor

Desde este lunes, y hasta el próximo jueves sesiona el primer Concurso de Danza del Atlántico Norte y Gran Prix Vladimir Malakhov, en la ciudad de Holguín.

El evento— organizado por el renombrado bailarín ucraniano y la Compañía de ballet holguinera Codanza— es fruto de la relación que este ha establecido con Cuba desde que en 2010 visitara por primera vez nuestro país, como invitado al Festival Internacional de Ballet de La Habana.

Sobre los detalles de este tercer encuentro del primer bailarín con Cuba conversamos con su protagonista, quien antes que nada aseguró:  “estoy muy contento de regresar, la otra vez fue solo el inicio de la relación y ahora se está fomentando mucho más, especialmente porque para inicios de este año abrí mi propia fundación y estoy seguro que podré ayudar a los bailarines, esto es solo el principio”.

—Está en sus planes llevar el Gran Prix a otros países en próximos años, ¿hay ya algo pensado, concretado o en vías de desarrollo?

—Esto es todo un suceso y las personas están prestando mucho interés, y claro que queremos llevarlo a todas partes. Queremos seguir viniendo aquí, siempre es agradable estar en un lugar y atraer más personas, moverse a otro lugar y volver a empezar.

—¿Es interés entonces que el concurso crezca a un Festival Internacional de Ballet?

—Claro que es posible, con un poco más de trabajo, empuje y ayuda. Me gustaría que fuera un festival más internacional, para que la gente de Latinoamérica venga aquí, que sea más atractivo para los países, y los bailarines visiten Cuba.

—¿Hasta dónde pretende Malakhov apostar por el intercambio cultural en y con Cuba?

—No lo sé, veremos. Es como criar a tu niño, que por supuesto necesitas poner mucha atención y pasión, es como poner una semilla en la tierra y ver como la flor se convierte en árbol.

—¿Por qué no bailará en esta ocasión para el público cubano?

—Esta vez no bailaré porque estaré concentrado en el concurso. Cuando bailas y miras es muy difícil, necesitas hacer solo una cosa, o bailas, o miras, hacer las dos es muy difícil. Es exactamente lo mismo que hacer una coreografía y bailarla, porque no puedes ver cómo está yendo. Esta vez estaré más concentrado en los bailarines, para tomar inspiración.

— Los premios que se entregarán en el certamen tendrán algunas diferencias. Por una parte el premio coreográfico tendrá un carácter puramente creativo (el montaje de la pieza ganadora junto a la Compañía Codanza), mientras el Gran Prix premiará de una manera material (1000€ y una escultura del artista Cosme Proenza), ¿por qué esta diferencia?

—Tener dinero siempre es bueno, es muy importante dar esperanza a los bailarines. Es como los Oscar, que son un prestigioso evento que abre nuevas puertas para nuevas películas, exactamente pasa igual con los bailarines, tienen la esperanza de bailar más y más.

"Es muy importante no solo pensar cómo puedo ayudar en este momento, si no que mi misión es apoyar a los bailarines. Quiero que esto sea solo el comienzo, no se trata de cuánto, es ayudar a desarrollar las cualidades de la danza aquí".

— Usted quedó enamorado de Cuba desde su primera visita, y aunque siempre sus viajes al territorio han tenido un carácter profesional, ¿qué hay en Cuba además de buen ballet?

—Todo. La gente es lo más importante para mí, porque son como tus amigos, dan mucha emoción, energía, y eso da la posibilidad de explorar, de dar diferentes cosas y ser feliz. Justo hoy cuando llegué al hotel las muchachas que no me veían en más o menos un año me dijeron: “sonriendo como siempre”, y claro, si todo el mundo está feliz, yo también lo estoy.

—Se ha hablado mucho últimamente del Gran Prix, pero al público cubano le interesa también conocer qué otros proyectos ocupan hoy o en un futuro próximo la agenda de Vladimir Malakhov

—Terminé mi contrato después de doce años en Berlín y me estoy mudando a Tokio, ahora viviré allí y trabajaré en el Ballet de Tokio, pero por supuesto estaré haciendo diferentes cosas en los próximos años. También estaré en diferentes competencias y organizo ahora en Berlín el Primer Premio de Ballet Europeo “Taglioni”, una ceremonia que será el 27 de septiembre.

"Tengo que ir a Kiev, a China, a Puerto Rico, a Japón, volar a diferentes ciudades de Japón, ir a Eslovaquia, a Eslovenia, a Berlón, a Montecarlo, a México, no tengo tiempo para mí mismo, pero realmente cuando estoy ocupado estoy feliz, lo único que me pone triste es no estar con mis perros".