Con una hermosa historia en la que, más allá de una sostenida programación de lujo, destacan el haber logrado se reconociera la jerarquía artística de expresiones culturales hasta entonces marginadas y ser cuna de algunas de nuestras agrupaciones más importantes en la danza, la música, el canto y el folclor, este 16 de junio arriba a su aniversario 65 el Teatro Nacional de Cuba (TNC).
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Apenas unos meses habían transcurrido del triunfo revolucionario de enero de 1959 cuando, en medio de tan alto cúmulo de tareas urgentes, se nombra a la entonces muy joven Dra. Isabel Monal directora del por aquel tiempo inacabado coliseo, en el que aún faltaban desde los lunetarios hasta el presupuesto para pagar a los trabajadores.
Argeliers León, Ramiro Guerra, Carlos Fariñas y Fermín Borges, a quienes había conocido poco tiempo atrás, la acompañaron en los momentos iniciales, pasando a dirigir los recientemente creados Departamentos de Folklore, Danza Contemporánea, Música y Artes Dramáticas, respectivamente.
La creación del Conjunto de Danza Moderna del Teatro Nacional (Danza Contemporánea de Cuba); la realización de investigaciones que poco después desembocaron en la constitución del Conjunto Folclórico Nacional; la fundación del Centro de Estudios del Folclor y del Seminario de Dramaturgia José Antonio Ramos; así como de la Orquesta Sinfónica y del Coro del Teatro Nacional de Cuba, convertidos posteriormente en Orquesta Sinfónica Nacional y Coro Nacional de Cuba, estuvieron entre los primeros aportes de esta institución.
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Más el TNC estuvo también entre los iniciadores del Movimiento de Artistas Aficionados, a partir de la labor del Departamento de Extensión Teatral, encargado de expandir por varias provincias la enseñanza de la danza moderna y las técnicas del teatro.
Del mismo modo hizo aportes al desarrollo del diseño gráfico en el país, con un equipo que estuvo encabezado por Pedro de Oraá; en tanto sus jardines e interiores fueron brindando espacios a la creatividad de reconocidos artistas como René Portocarrero, Rita Longa, Raúl Martínez y Sandú Darié, entre otros.
En entrevista que concediera al Portal Cubarte en ocasión del aniversario 60 del TNC, Isabel Monal expresó:
“El Teatro Nacional y después lo del Movimiento de Aficionados fue un trabajo muy creador. Me siento agradecida -no sé a qué entelequia celestial, yo que soy atea- de haber podido ayudar a hacer tantas cosas, lo que sólo se puede entender porque eran creadores cubanos que llevaban años con todo eso en su cabeza, sin que nadie los apoyara”.
A seis décadas y media de su fundación, el Teatro Nacional de Cuba puede disfrutar con sano orgullo la rica historia que ha ido atesorando y la contribución hecha al arte y la cultura de estos tiempos, entre cuyos propulsores ocupa un lugar de vanguardia.
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