Por: José Rivera Rosales
En realidad, sería más apropiado decir: asociados para multiplicar la belleza.
Los Platicerios pertenecen a una familia de helechos llamada Polypodiaceae que contiene cerca de dos decenas de especies, distribuidas por la zona tropical del planeta. Así se les puede encontrar en esas zonas de África, Asia, Australia y Sudamérica.
Es, sin dudas, uno de los helechos más bellos, bellos entre los bellos, pudiera decirse, pues este grupo de plantas, por lo general padece de esa singularidad: ser portadores de mucha belleza.
En Cuba se les cultiva por su incuestionable valor ornamental y por su noble comportamiento si se les ofrecen algunos cuidados.
Aunque, que sepamos, no han escapado a la vida silvestre en nuestro país, en Santo Domingo, en la provincia de Granma, en el ambiente de una base de campismo, que hay en dicho lugar, viven cual silvestres, sin más atenciones que las de haber sido plantados.
En muchos hogares se les tiene y se les cuida y, a cambio, ellos ofrecen su indiscutible belleza, en tanto que cuidarles no supone un gran esfuerzo, por lo que no puede decirse que sean escasos.
Sin embargo, no le habíamos visto nunca en esta exquisita asociación con otra joya de diversidad biológica cubana y tropical, el Zunzún, que en Inglés se le conoce como Esmeralda Cubana y que es la especie Chlorostilbon ricordii, la que habita sólo en nuestro País y en las vecinas Bahamas. El Platicerio parece tratarse de la especie conocida como Cuerno de Alce (Platycerium alcicornis)y se ofrece para que una de las aves más pequeñas del mundo haga su nido, dando protección a padres y descendencia.
Fotos: Marianela Sierra Hernández
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