sábado, 21 de septiembre de 2024

La vagancia

A partir de 1959 ha habido muchos reclamos para lograr la incorporación de las personas a un centro laboral...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 05/02/2021
2 comentarios
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Si esos desvinculados de una actividad socialmente útil no molestarán, tal vez no llamarían tanto la atención. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

En Cuba no se reclama el derecho al trabajo como en otras naciones pero, desde que fue avanzando la década de los años 60 del siglo pasado, fue formándose una opinión generalizada de exigir que sea obligatorio.

Independientemente de aspirar a mayores resultados mediante la participación de todos, también esos deseos tan fuertes y generalizados de imponer legalmente la incorporación a un centro de trabajo pueden estar estimulados por un factor psicológico.

Si esos desvinculados de una actividad socialmente útil no molestarán, tal vez no llamarían tanto la atención pero, como regla, los llamados “vagos” (incluye también el género femenino) realizan actividades que dañan a los demás.

Hasta hay quienes aclaran que no son vagos, pues requiere esfuerzos y soportar incomodidades levantarse de madrugada para marcar número varias veces en una cola o dormir a la intemperie con el propósito de garantizar más de un turno.

Argumentan que pasan mucho trabajo al tratar de evadir a las autoridades, burlar las medidas organizativas y requieren intensa actividad mental cuando se tratar de escapar de las sanciones que se imponen por acaparamiento y especulación.

Además de recibir los beneficios de las conquistas sociales, no aportan nada al país, pero impiden que surtan efecto medidas de equidad al distribuir productos que son deficitarios.

La más reciente de las demandas masivas de establecer legalmente la obligatoriedad de trabajar fue durante el proceso de conformación de la actual Constitución de la República de Cuba, lo cual puede interpretarse como una exigencia a que la vagancia injustificada sea resuelta definitivamente.

Hay expresiones contentivas de la filosofía de esas personas y que denotan razonamientos profundos, aunque molestos:

“Aquí no vale la pena trabajar, te matas trabajando y no vives mejor que yo”.

“A este gobierno yo no le trabajo por 500 pesos”.

“Te pasas la vida estudiando y trabajando y al final, yo gano mil veces más que tú”.

La vida ha demostrado que el asunto no se resuelve con la fuerza del ejemplo de los que trabajan, ni con explicaciones sobre la necesidad y conveniencia de cumplir el deber de realizar una labor socialmente útil, o de la argumentación sobre los beneficios que la sociedad cubana garantiza a todos por igual.

No basta una medida, sino que se requieren acciones más abarcadoras que incluyen decisiones que repercuten en todos los ámbitos, como ha ocurrido tempranamente en diciembre de 2020 cuando hubo las primeras manifestaciones de solicitudes de trabajo tan pronto se anunciaron medidas de ordenamiento.

Ya se atraen desempleados a sectores necesitados de fuerza laboral y el trabajo recupera paulatinamente su valor perdido, pues la Tarea Ordenamiento va cumpliendo el objetivo de que el salario sea la principal fuente de satisfacción de las necesidades del trabajador y su familia.

Sin dudas, se va cumpliendo el propósito de incorporación a un centro laboral, pero también hay que estar alertas para que esas personas que tanto tiempo han estado recibiendo más dinero que quienes trabajan, se conduzcan por el buen camino y no contaminen a los demás ni entorpezcan el desempeño de ninguna entidad.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 2 comentarios


Juan Carlos Subiaut Suárez
 8/2/21 9:54

Estimado Arturo:

Reitero el comentario, parece que cogió la ruta equivocada.

He publicado comentarios a tus artículos en Trabajadores (la Guagua), algunos han tenido suerte de ver la luz de la publicación, este en Cubahora está magnífico, quisiera glosar sobre el mismo; en los 70 existió un movimiento antivagancia, me acuerdo de un personaje de historietas que llamaban “Mogollón”, representativo de este tipo de personajes que aludes. Hay algo que tengo una opinión distinta: No creo que la Tarea Ordenamiento resuelva totalmente la problemática de la pirámide invertida con la reforma actual de salarios ni que ello impela a los varios cientos de miles que hoy no están integrados a una labor social útil, sea estatal o no, migren hacia actividades laborales. Incluso soy escéptico ante el incremento de la productividad del trabajo producto a un mejor remuneramiento de este. En la anterior reforma, la subida de salarios al sector presupuestado no incrementó la productividad de este sector, solo los gastos salariales. Es loable el objetivo de enderezar la famosa pirámide social, que cada cual ocupe su lugar en dependencia de lo que rinda en el trabajo y de su aporte a la sociedad. La pirámide mantendrá la base en posición correcta, si logramos el necesario equilibrio financiero a nivel social y familiar. Pero no estoy convencido del resultado. Los fenómenos sociales no siempre se comportan en la dirección y con el resultado que se espera, tras haber incidido sobre sus procesos. En décadas hemos creado un gran segmento de población que no tiene que trabajar, que aportar, para recibir y mucho menos para sobrevivir. Quizás una parte se acerque a la búsqueda de trabajo, la mayoría se adaptará y creará nuevas formas para seguir viviendo de los que trabajan. Se han convencido, y más en este tiempo de pandemia, que sin trabajar y aportar a la sociedad, pueden vivir de los que trabajan y aportan, por cualquier medio, lícito o ilícito, y que ello les conlleva apenas esfuerzo y, sobre todo tiempo, del que no disponen los otros. En los próximos meses veré, <ojalá>, si estoy equivocado.

Arturo Chang
 11/2/21 8:37

Gracias por sus comentarios.

Sus puntos de vista mueven a la reflexión. Iremos abordando cada uno de los temas que expones.

 

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