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domingo, 24 de noviembre de 2024

Las señales precoces del Alzheimer

Con la palabra demencia se define la pérdida de la memoria y de varias habilidades intelectuales, fenómeno capaz de interferir con la vida cotidiana de quienes la padecen...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 24/02/2012
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Alzheimer
Alzheimer

La forma más frecuente de demencia es la atribuida a la enfermedad de Alzheimer, presente en el alrededor del 60 o el 80% de los casos. No es una forma evolutiva del envejecimiento normal, pues se trata de una enfermedad del cerebro capaz de afectar la memoria, la manera de pensar, el carácter y la forma de comportarse.

Además, en estos enfermos pudiera presentarse confusión, pérdida de la orientación aun en lugares habituales, ubicación de objetos fuera de sus lugares comunes y dificultades crecientes con el lenguaje o con la escritura.

UN INCIERTO COMIENZO

Al inicio del proceso la propia persona o sus familiares pudieran preocuparse al percatarse de ciertos cambios experimentados.

Aun cuando nada evidente ha sucedido, se advierten olvidos relacionados con la vida diaria, como no recordar fechas señaladas o eventos relevantes, la reiteración de las mismas preguntas, dificultades en la contabilidad de la casa, demorarse más de lo habitual en realizar las acciones cotidianas, desorientarse e incluso perderse en una zona conocida, no recordar donde se encuentran e incluso cómo llegaron hasta allí, nombrar los objetos de manera equivocada, determinada indiferencia con el aseo personal, facilidad para el enojo así como confusión, estados depresivos o de temor, aumento de la ansiedad y de la suspicacia, etc.

ENFRENTANDO LA VIDA

La vida, ineludiblemente, debe enfrentarse con realismo y valentía y es en estos momentos, no deseados por nadie ni para nadie, cuando, aun habiendo tiempo, se debe planificar el futuro de la persona afectada para hacerlo lo más llevadero posible.

Para la pérdida de la memoria la persona afectada debe poseer un cuaderno o agenda con el nombre, las direcciones y los teléfonos de familiares y amigos, incluyendo la suya.

Se le debe poner nombres e incluso fotografías a los escaparates y gavetas donde se explique el contenido de los mismos, como ropas, cubiertos, platos, medias, sábanas, etc.

Muy a la mano se deben tener un pequeño álbum con las fotos de las personas con quien se relaciona regularmente y lo que hace cada una de ellas.

PENSANDO EN EL FUTURO

La persona afectada puede ser la primera en notar la pérdida del control sobre sus emociones. Entonces es recomendable integrarse a grupos sociales o hablar con alguien en función de consejero que pueda ayudar a mejorar el estado de ánimo y que entienda la enfermedad de Alzheimer.

Pudiera sobrevenir tristeza y depresión cuando hay que enfrentarse a los cambios que la enfermedad trae a la vida del afectado y a la del resto de la familia. En estas situaciones no debe haber aislamiento, sino pasar el tiempo con amigos o familiares o hacer algo digno de disfrutarse.

Con tiempo se debe planear el futuro y todos en familia deben decidir dónde es el mejor lugar para la vida venidera del enfermo para cuando se necesiten más cuidados.

Los asuntos monetarios, legales o de vivienda deben colocarse en manos de personas confiables como es la pareja o los hijos. Se deben designar una o varias personas para la toma de decisiones acerca de los ulteriores cuidados de salud y conocerse de antemano cuáles son los deseos del enfermo relacionados con dichas diligencias.

NO TODO ESTÁ PERDIDO

Pero no todo está perdido ni sujeto a un camino imparable. No es el momento de la resignación ni de cruzarse de brazos.

Todavía es tiempo de comenzar a cambiar hacia estilos de vida saludables en relación con la alimentación, la incorporación a actividades físicas y mentales sistemáticas y crecientes, la reducción de las libras sobrantes y la eliminación de hábitos tóxicos como el tabaquismo.

Con estas medidas muchas veces se han reportado mejorías sorprendentes. Y nunca es demasiado tarde para comenzar.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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