Acaba de fallecer en su casa en Oakland, California, la legendaria cantante Barbara Dañe. No generó muchos titulares, porque no era una “celebridad” del maestrean, y en estos tiempos tener talento no siempre es sinónimo de ser reconocido o “famoso”. Porque fue consecuente y no le interesó lo de aparentar.
Ser consecuente con sus credos y defender las causas justas le importó mucho más que su “carrera”. Como discursó alguna vez: "yo era demasiado terca para contratar a gerentes codiciosos, probablemente porque soy una mujer a la que le gusta hablar por sí misma.
Siempre he hecho mis propios tratos y contratos, y después de averiguar las tarifas, yo era libre de elegir cuando y donde trabajaba, era capaz de pasar mucho más tiempo con mis tres hijos y haciendo trabajo político, e incluso traía a casa más dinero al final, por no ir a por el "bigtime"
"Hice algunos discos realmente agradables, porque era capaz de elegir y trabajar con músicos maravillosamente talentosos".
Los padres de Barbara Jean Spillman llegaron a Detroit de Arkansas en la década de los años 20. Allí nació el 12 de mayo de 1927.
A los nueve años su padre la regañó públicamente por servir un refresco a un hombre negro en su farmacia. La humillación de ella y el cliente llevaron a Barbara por un camino de lucha contra la injusticia y el racismo; a abrazar el activismo y asumir la música como herramientas de cambio.
“Hay un poder en la música que une a las personas. Puedes tomar a un grupo de personas y hacer que sientan su parentesco de una manera que nada más puede con una canción”, declaró Dane. Y a eso de consagró por ocho décadas, a usar su voz “para ayudar con el complicado proceso de intentar cambiar el mundo”, cual relató en 2016 al portal San Francisco Chronicle.
“La canción es una forma de traer la realidad a la gente, que por falta de información vive de espaldas al mundo”-expresó durante un concierto en México.
Desde muy joven rechazó el mercantilismo que marcaba el quehacer de las disqueras. Dane nunca se vendió ante los que querían convertirla en una estrella sexy.
Cuando todavía era una adolescente, conocida en espacios locales, recibió una oferta para hacer una gira con la banda de Alvino Rey, pero la rechazó, prefería cantar en las puertas de las fábricas y para los trabajadores sindicalizados.
Cuentan que también rechazó a Albert Grossman, poderoso representante de Dylan, cuando este enfatizó que debía dejar la política de lado.
Con apenas 20 años, en 1947, viajó Praga para el Primer Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Aquella experiencia, conocer a jóvenes de diferentes países que defendían desde sus respectivas culturas la lucha por un mundo más justo, le hizo ver al mundo de otra manera y cambió su vida.
Su activismo político provocó que fuera puesta en una “lista negra” por el programa de TV de folk Hootenanny, y luego fue eliminada por el departamento de Estado de giras de buena voluntad con Armstrong, Sonny Terry y Brownie McGhee.
“Tener a una mujer rubia y descarada criticando abiertamente a los EE. UU. en toda África, Asia y Europa nunca iba a suceder”, señaló.
Por demás, su preferencia por el blues vintage y el jazz tradicional la colocaron en una posición marginal en la era del rock. Su decisión, en 1960, de firmar con Capitol en lugar de Atlantic la alejó del sello más importante de blues y jazz de la época, lo que le impidió alcanzar un mayor reconocimiento.
Aunque en círculos del folk, el blues y el jazz sí que fue venerada y apreciada, por sus talentos interpretativos, como cantante, y guitarrista; por su habilidad para moverse entre géneros tan diversos como el jazz tradicional de Nueva Orleans, el blues de Chicago, los himnos de protesta internacional, el gospel y las baladas folk. Y por nunca comprometerse con los mandamases de la Industria y derribar barreras de todo tipo.
“El mundo necesita más gente como Barbara Dane, alguien que está dispuesto a seguir su conciencia. Ella es, si el término debe ser utilizado, una heroína”, fue el elogio del joven Bob Dylan, reconocido cantante, compositor y poeta coterráneo suyo.
“Siempre ha sido un modelo a seguir y una heroína para mí, tanto musical como políticamente”, dijo la cantante y guitarrista Bonnie Raitt.
En 1957, Dane lanzó su álbum debut, Trouble In Mind. “Bessie Smith en estéreo”, fue la reacción del crítico de jazz británico Leonard Feather. Time dijo por su parte: "La voz es, pura y rica ... rara como un diamante de 20 quilates".
Cuando Louis Armstrong supo de ella en 1959, preguntó de dónde había salido esa chica y la invitó a un especial de televisión, en el Timex All-Star Jazz Show, presentado por Jackie Gleason, y transmitido a nivel nacional.“¿Cogiste a esa chica? ¡Es increíble! (She’s a gasser)”, declararía el célebre trompetista.
A finales de los años 70, Philip Elwood, crítico de jazz del San Francisco Examiner, dijo de la interprete: "Dane está de vuelta y hermosa... tiene una inmensa voz, muy bien entonada... capaz de exquisitas presentaciones, independientemente del material.
Como cantante de blues ella es incomparable." Y el escritor sobre blues Lee Hildebrand la consideró "la mejor intérprete viva del blues clásico de los años 20".
En 1964, Dane se casó con el destacado intelectual, escritor y luchador social Irwin Silber. Desde los años 40, junto a figuras como Pete Seeger y Woody Guthrie, Silber luchó para universalizar el concepto de la proyección de la música folclórica como una forma de protesta social y de reclamo de dignidad de las clases trabajadoras fundando y dirigiendo importantes medios como la revista Sing Out!, la editorial Oak Publications y la disquera Folkways.
Dos años después, Dane y Silber desafiaron la prohibición del gobierno de los Estados Unidos a los viajes a Cuba, en una visita histórica que ayudo a desarrollar intercambios culturales y de amistad entre los dos pueblos.
Como ha contado su hijo Pablo Menéndez, líder de la banda de rock cubana Mezcla, de los encuentros con músicos e intelectuales cubanos salió la inspiración para la realización del «Encuentro de Canción Protesta de la Casa de las Américas», que reunió en la Habana a artistas de todo el mundo y en el que coincidió aquí con Isabel y Ángel Parra, Mercedes Sosa, Daniel Vieglietti, Peggy Seeger, Óscar Chávez, Martha Jean Claude, Carlos Puebla y otros comprometidos cantantes.
Aquel “año de la Solidaridad”, Dane sostuvo un encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien conocedor de los problemas que podría enfrentar a su regreso, le preguntó si podía hacer algo por ella.
Fue entonces cuando pensó que su hijo mayor, Pablo Menéndez, podría estudiar en Cuba. Sueño que se concretó, pues este se quedó a vivir aquí, fundó su familia y ha desarrollado una destacada carrera artística.
Siguiendo las ideas discutidas en esa reunión, la pareja creó un sello de discos, el Paredon Records. Para difundir la música de las luchas de liberación de todo el mundo.
Durante un período de 12 años, este sello produjo casi 50 álbumes, incluidos tres de propios, entre estos I Hate the Capitalist System, de 1973, con “Working Class Woman”, una contundente canción de protesta.
Paredon Records fue el primer sello en publicar y popularizar en los Estados Unidos a la música de la naciente Nueva Trova Cubana y canciones como “Hasta Siempre, Comandante”, de Carlos Puebla. Así como otro disco con la obra del emblemático Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, y tres con el discurso completo, traducido al inglés, del Comandante en Jefe Fidel Castro en la histórica Segunda Declaración de La Habana.
Los archivos de la Casa de las Américas atesoran la correspondencia que mantuviera con esta institución la joven Barbara Dane, que actuaba convencida de que podía con su música ayudar a concretar el espíritu de una sociedad mejor.
La naciente activista que se formaba entonces enumeraba ideas y proyectos a la luz de sus propios esfuerzos y soñaba, luego del Encuentro de la Canción Protesta, con extender mucho más sus alcances, llevar ese ímpetu hacia otras regiones y convertirlo en una vía para hacer más sólida la conciencia política.
En 1967 le escribía a Marcia Leiseca sobre los días de la Canción Protesta: “Fue un encuentro muy importante en muchos aspectos, algunos de los cuales no serán evidentes hasta que no pase algún tiempo. Desde luego, nosotros ahora debemos comenzar el verdadero trabajo de formar movimientos genuinos que igualen nuestro entusiasmo”. 1967 en el devenir de la Nueva Trova
A 30 años de aquel suceso, se presentó nuevamente en Casa de las Américas y lo hizo, por primera vez, junto a su hijo y su nieto. Dos años después, en 1999, participó en un multitudinario concierto junto a Silvio Rodríguez, Carlos Varela, Sara González, Luis Eduardo Aute y Ángel e Isabel Parra.
En 2016, Barbara Dane regresó a su Casa, a punto de celebrarse los 50 años de aquellas históricas jornadas.
Su último concierto en la isla fue en 2017 para presentar su nuevo disco Throw It Away, con el cual rompió su silencio discográfico de casi dos décadas.
Barbara Dane fue una mujer virtuosa y valiente. Participó en las luchas por los derechos civiles y en contra de la guerra de Vietnam, defendió el respeto a las minorías sociales y los derechos de la mujer, estuvo en contra de los conflictos raciales y se opuso a las agresiones imperialistas. Bien abultado fue el expediente que le dedicó el FBI.
Una trayectoria que aparece resumida en el documental Las nueve vidas de Barbara Dane, de la realizadora Maureen Gosling y presentado en Cuba durante la edición 44 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
La mítica a cantante estadounidense recibió, en mayo de año 2022, la Medalla de la Amistad, por su acompañamiento a la Revolución y su defensa a las causas más justas.
La también distinguida con la condición de Miembro de Honor de la Uneac, reconoció que todo lo que ha hecho en su vida ha sido influenciada por Cuba y su gente.
Cuba perdió este 20 de octubre a una gran amiga, lamenta su adiós y abraza a su familia.
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