Fumadores que se despojan de sus cigarros sin estar apagados completamente…
Transeúntes que encienden fósforos para hacer fogatas o alguna otra actividad…
Campesinos que realizan quemas en sus terrenos, para eliminar restos de cosechas o preparar la tierra para próximas siembras, sin contar con la autorización necesaria…
Vehículos y maquinarias agrícolas que transitan sin matachispas….
La lista aún puede continuar, pero estas son las principales negligencias que, en la suma del 97 por ciento de incendios forestales reportados en el 2011 a los que se les determinó su causa de origen, aparecen en ella en la cifra del 90 por ciento.
Es la clara evidencia, según expresó el coronel Manuel Lama, jefe del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, de que a pesar de las acciones educativas y de divulgación desarrolladas, la población-y algunas entidades gubernamentales- aún mantiene una limitada percepción del riesgo de este tipo de desastre natural y por lo tanto, no modifica su conducta en cuanto a sus acciones.
“Desde 1961 no se registraba en el país una cifra de ocurrencia de incendios forestales como la del pasado año, en el que se reportaron 695 solo en el período crítico desde enero hasta mayo con la consiguiente afectación de 20 044 hectáreas en el país. Estos representan el 96 por ciento de los ocurridos en todo el 2011, mayormente en las provincias de Pinar del Río, Camaguey y Holguín.
“A partir de este panorama y de las estadísticas registradas en el último quinquenio, es necesario destacar que continúa la tendencia al incremento de estos siniestros desde enero, razón por la cual comenzamos la Campaña de Protección contra Incendios Forestales desde este mes, a diferencia de los otros años, en los que se iniciaba en febrero”, destacó Lama.
Las pérdidas económicas para esta campaña, agregó, se calculan aproximadamente en 22 millones de pesos y 16 mil CUC, según los datos preliminares, lo que nos arroja una situación bastante desfavorable.
Ante tales circunstancias y el peligro inminente de que perduren, el Cuerpo de Guardabosques de Cuba trazó sus líneas fundamentales de trabajo para garantizar un eficaz enfrentamiento a la ocurrencia de los incendios forestales en el país, aunque-reitera Lama-la conciencia individual será siempre la mejor garantía.
Perfeccionar los métodos y emplear mejor las vías institucionales para evaluar y dar seguimiento a los incendios forestales en el período de alta peligrosidad; ejecutar acciones de control físico y de terreno dirigidas a las obligaciones y responsabilidades asumidas por administradores y tenentes del patrimonio forestal; diseñar acciones de control en la etapa de la respuesta según deficiencias y dificultades que se evidencian, así como elevar la preparación de las fuerzas, tanto de las brigadas profesionales como las eventuales, son algunas de las prioridades en pos de las que trabaja el Cuerpo de Guardabosques.
“Ubicar las Brigadas Profesionales que cuenten con medios de transporte en puntos avanzados durante el periodo crítico con el objetivo de disminuir el tiempo de respuesta ante la ocurrencia de los incendios y mejorar las acciones para su detección es vital para el desempeño exitoso de nuestra misión en el terreno.
“Por ello, activamos desde el pasado 10 de enero el Centro Nacional de Monitoreo de Incendios Forestales, mediante el cual podemos detectar con inmediatez el surgimiento de incendios forestales y hasta focos de calor en zonas rurales y avisar a las autoridades competentes del territorio afectado en cuestión.
“Las herramientas de teledetección de las que disponemos permiten precisar el lugar de ocurrencia del desastre, mantener el seguimiento de su comportamiento y, por supuesto, actualizar nuestra base de datos para facilitar la información requerida en esta materia”, detalló Lama.
Lo cierto es, apuntó, que hasta el 24 de enero de este año se han detectado, a través del Centro de Monitoreo, la ocurrencia de 17 incendios forestales, situación que nos demuestra que la clave no está precisamente en la tenencia de tecnología, sino, sobre todo, en la tenencia de conciencia en la gente. Si se mantiene esta tendencia registrada debido a la nula modificación de la conducta humana, el 2012 puede ser más peligroso que el 2011.
La rica naturaleza que nos rodea, las especies que habitan en ella, el aire que respiramos y hasta la economía de un país que tanto esfuerzo dedica a la preservación de sus recursos naturales, no se merecen estas predicciones y mucho menos, que estas lleguen a ser reales.
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