domingo, 29 de septiembre de 2024

¡Espectacularmente Espectacular! Diario de un Médico cubano en Perú

El cine se ha encargado de perpetuar la historia: Pompeya, la ciudad desbastada por el magnánimo Vesubio, Pompeya, la famosa. Sin embargo, acá en la América nuestra y no tan lejana en el tiempo, tenemos una historia similar...

Mario Héctor Almeida Alfonso en Exclusivo 13/12/2020
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Brigada de medicos cubanos en Peru
Subir al Cristo en lo alto del cementerio y divisar la huella de lo que ya no está resulta escalofriante (Foto: cortesía de la brigada)

Después de varios meses en la sierra y próximos a regresar a casa, era casi un sacrilegio no visitar algunas de las maravillas naturales de la región. Gracias a la ayuda de los colegas peruanos, en la lluviosa y fría mañana de este sábado 12 de diciembre, enrumbamos hacia el Parque Nacional Huascarán. El sol apenas nos hizo algún que otro guiño, mas ello fue suficiente para constatar, otra vez, lo que la fuerza de lo natural puede hacer hacia los dos extremos.

Llegar a Yungay significó establecer una relación inmediata con lo ocurrido en Pompeya. El cine se ha encargado de perpetuar la historia: Pompeya, la ciudad devastada por el magnánimo Vesubio, Pompeya, la famosa. Sin embargo, acá en la América nuestra y no tan lejano en el tiempo, tenemos una historia similar.

Subir al Cristo en lo alto del cementerio y divisar la huella de lo que ya no está resulta escalofriante. Sentir las historias dibujadas por las imágenes de un antes y un después… impacta y conmueve. Un Huascarán presuntuoso, incitado por el nefasto terremoto de 1970, sepultó en pocos minutos, con algo de nieve, piedra y lodo, una ciudad que florecía. Se estima que esa fatídica tarde murieron más de veinticinco mil personas. En la ciudad italiana de Pompeya se han encontrado alrededor de mil quinientos cadáveres.

Un circo ambulante, con su función vespertina, salvó la vida de trescientos niños. La presentación coincidió en tiempo y lugar con la obra trágica acaecida por el monte blanco. Han pasado más de cincuenta años, las miles de flores presentes hoy en el lugar, las cuatro palmeras sobrevivientes, el amasijo de hierro y barro de lo que fuese un ómnibus, los restos de la iglesia y cada peñasco presente en el sitio forman un conjunto impresionante a los ojos del viajero.


La naturaleza creó espectacular obra con las bases del Huascarán y del Huandoy (Foto: Mario Héctor Almeida/ Cubahora)

El recorrido continuó. Comenzamos a ascender hacia la quebrada de Llanganuco. A los 3800 metros sobre el nivel del mar yacen dos mágicas lagunas: Chinancocha, de aguas color turquesa, a 3850 metros, y la Orconcocha, a 3860 metros de altura. La hembra y la macho, según la lengua quechua donde Chinan significa hembra; Unqu, macho y qucha, laguna.

A pesar de las inclemencias del tiempo, la vista fue maravillosa. Las cámaras fotográficas no dejaron de tomar constancia de lo hermoso, incluso bajo la lluvia. Posteriormente aparecería la rivalidad sana por la mejor instantánea. La naturaleza creó espectacular obra con las bases del Huascarán y del Huandoy.

Al almuerzo tradicional de la zona se le sumaron risas, humor cubano reyoyo y camaradería de quienes han trabajado duro durante meses y ya estaban necesitando desde hacía tiempo un día así… Al regreso, cansados pero eufóricos, nos regalamos una última parada justo allí donde aún se yergue el hospital construido por nuestros coterráneos cuando la tragedia del setenta.

El día se pudiera resumir en la frase que, muy espontáneamente, el licenciado en enfermería Elkis ha hecho popular entre nosotros cuando aseveró, después de dar las gracias al guía y a nuestro par peruano, que todo había estado espectacularmente espectacular.


A pesar de las inclemencias del tiempo, la vista fue maravillosa (Foto: Mario Héctor Almeida/ Cubahora)

***

Tiene 36 años, pesa 90 kilos, dice no ser diabético ni hipertenso, pero las cifras de glucosa lo delatan. Se llama Wilmer y está asustado. Le explicamos, en el intento de transmitir tranquilidad, el porqué necesita de la UCI. Su saturación sanguínea no es óptima, con alto flujo, y la tomografía pulmonar se muestra alarmante.

Ya en la sala le colocamos de inmediato la molesta mascarilla para la ventilación no invasiva y aplicamos la terapia convencional, subiendo la escala antibiótica y el tocilizumab. Este último, aunque posee detractores, en la experiencia nuestra es de gran utilidad siempre y cuando sea aplicado en el momento justo.

A las 48 horas, la respuesta a la terapéutica y la disciplina del paciente ofrecían una evolución favorable. No fue necesario acudir a la ventilación mecánica. La saturación periférica en más de 94% con tan solo dos litros de oxígeno por cánula nasal eran preludio de su traslado a sala de cuidados intermedios, tras una semana del ingreso.

Sus cifras de glucosa estarán en la mira. Con una dieta balanceada y un ejercicio físico que permita disminuir su peso corporal, la recuperación tras los efectos del coronavirus debe ser completa, logrando mayor calidad de vida.

En la última semana ha incrementado el número de ingresos en los cuidados intermedios. Pacientes jóvenes como Wilmer y sin factores de riesgo están llegando con notoria dificultad respiratoria. Aunque no han requerido de cuidados intensivos, se les ha tratado con energía para frenar la debacle que habitualmente sobreviene en esta enfermedad. Alarma, entonces, que estemos a las puertas de la tan temida segunda oleada en esta zona del Perú.

Desde Chimbote, ante el incremento de los casos, familiares de antiguos pacientes que tratamos se comunican a diario con nosotros para pedir algún consejo sobre cómo evitar el contagio, incluso inquieren qué medicamentos ingerir. Insistimos, pues, en que las medidas de aislamiento social, el lavado de las manos, el uso de nasobucos y de las pantallas faciales es la única forma de evitar un contagio. Medicamentos, como hemos comentado alguna que otra vez, no existen. El control de las enfermedades crónicas y la aplicación de medidas profilácticas son los pilares de la lucha contra la epidemia.


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Mario Héctor Almeida Alfonso

Médico cubano miembro del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias "Henry Reeve" que colaboró en Perú . Actualmente se encuentra en Mozambique en el enfrentamiento a la Covid-19.

Se han publicado 1 comentarios


Liliana
 13/12/20 9:35

Felicito a esos médicos que parten a dar lo mejor de ellos. Es muy necesario ese andar por los lugares históricos de ese bello país. Me gusta está columna del Diario de los médicos en Perú

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