El canciller venezolano, Nicolás Maduro, ha declarado que los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) exigirán en la Cumbre de Cartagenas el cese inmediato del bloqueo estadounidense a Cuba.
Según reporta la agencia Prensa Latina, Maduro manifestó en Paraguay, donde asiste a una reunión de cancilleres de UNASUR, que “actualmente se realizan consultas por ALBA, no sólo entre sus miembros, sino con otras naciones, para alcanzar una decisión definitiva en cuanto a la asistencia a la Cumbre de las Américas y sobre las posiciones a asumir en esa reunión señalada para el mes de abril”.
Pero no es sólo desde el ALBA desde donde caerán los proyectiles contra el bloqueo a la Isla en el cónclave de abril. Si se toma en cuenta la posición expresada en diferentes foros internacionales por los países asistentes a la Cumbre de Colombia, Estados Unidos lo tendrá difícil para evitar que su asedio a Cuba sea uno de los temas centrales de la reunión.
Desde la Asamblea General de la ONU, las cumbres de la CELAC o Caricom hasta un innumerable cúmulo de eventos políticos en que participan los países asistentes a Cartagena, han sido escenarios de condena a la política de aislamiento promovida por el gobierno norteamericano contra Cuba.
La presidenta de Brasil -quizás el país más influyente de Latinoamérica en el mundo- declaró durante su reciente visita a la Isla: “La mejor forma para que Brasil ayude a Cuba es contribuir para poner fin a este proceso que a mi juicio no lleva a gran cosa, sino solamente a más pobreza de las poblaciones que sufren el tema del bloqueo, el tema del embargo, del impedimento del comercio”.
Durante la anterior Cumbre de las Américas, efectuada en Trinidad y Tobago en el año 2009, ante el rechazo unánime de su política hacia Cuba, un Barack Obama recién llegado a la presidencia prometió una “nueva dirección” para sus relaciones con la Isla. Han pasado tres años y la única dirección que ha recorrido el ahora candidato a la reelección con respecto a este asunto es el trillado camino que evita molestar a los sectores más recalcitrantes de la ultraderecha cubanoamericana, asentados en la ciudad de Miami.
Fue precisamente en Miami donde nació, en 1994, la Cumbre de las Américas como brazo político para la anexión de Latinoamérica mediante el Tratado de Libre Comercio para las Américas (ALCA), tras el triunfalismo desatado en EE.UU. por la desaparición de la URSS. Allí, una caterva de admiradores del neoliberalismo festejaba la entrega de sus países a la transnacionales y aceptaban gustosos el futuro luminoso que les prometía el llamado “consenso de Washington”. Del bloqueo a Cuba para qué hablar, si al gobierno de la Isla le quedaban horas según la prensa de la misma ciudad donde se reunían.
Dieciocho años después, el ALCA es un cadáver olvidado, el bloqueo una reliquia que todos menos Estados Unidos piden acabar de enterrar y el gobierno cubano un actor imprescindible en la política de la región, aunque la prensa de Miami siga repitiendo las mentiras que en Latinoamérica ya muy pocos creen. Ahora son UNASUR, el ALBA y la CELAC - espacios donde EE.UU. no participa- los que centran las dinámicas políticas y económicas de América Latina, a la que Washington en Cartagena de Indias más que ofrecerle promesas tendrá que explicarle por qué no las cumple.
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