El 9 de octubre de 1967, un día después de su captura y tras la aniquilación de su tropa, Ernesto Che Guevara de la Serna fue asesinado por orden de la CIA. Sus hombres, dispersos y obligados a vagar por el árido terreno boliviano, habían luchado antes junto a revolucionarios locales por la justicia y la libertad. La muerte del Che, en esa hermana nación donde había encontrado un nuevo frente de batalla, marcó un trágico final a una vida dedicada a la revolución.
A 57 años de su asesinato, el legado humanista del guerrillero heroico, es un basamento ideológico fundamental que llevamos como cubanos y se erige como un poderoso valladar de principios.
Con la llegada del Granma, Ernesto Guevara comenzó a profundizar su comprensión de Cuba y, por extensión, de América Latina. Este proceso le permitió abordar de manera más integral los problemas que enfrenta el ser humano en el Tercer Mundo subdesarrollado, así como los desafíos en la construcción del socialismo y los conflictos fundamentales de la época contemporánea.
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Tras participar en la lucha guerrillera, la invasión a Occidente y la crucial batalla de Santa Clara, Guevara asumió diversas responsabilidades tras el triunfo de la Revolución. Sin descuidar sus compromisos militares, se dedicó a un riguroso estudio y a un intenso trabajo de análisis y reflexión.
Después del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959, el Che Guevara ocupó varios cargos clave, incluyendo presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria y ministro de Industria. Además, fue uno de los fundadores de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, creada en un contexto en el que Cuba necesitaba contrarrestar las campañas mediáticas adversas dirigidas contra la nueva Revolución Cubana.
Porque El Che es y siempre será un hombre extraordinariamente humano, Fidel Castro Ruz,no dudó en decir, en la despedida del Guerrillero de América, que «si hace falta un paradigma, si hace falta un modelo, si hace falta un ejemplo a imitar para llegar a estos tan elevados objetivos, son imprescindibles hombres como el Che".
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