La selección masculina de México firmó hoy la más sensacional e importante victoria de su historia futbolística, al conquistar el oro olímpico tras vencer 2-1 al favorito cuadro de Brasil, en el mítico estadio de Wembley ante 90.000 espectadores.
Los mexicanos enrumbaron el triunfo bien temprano, cuando en el mismísimo ¡primer minuto! de juego, el letal delantero Oribe Peralta anotó el primero con un remate rasante.
El reloj marcaba solo 30 segundos, cuando se produce el infantil error de Rafael, quien recibe un balón largo pateado por el arquero mexicano José Corona y trata de salir jugando con algunas gambetas.
Pero dejó una esférica corta para Sandro, a quien se la roba Javier Aquino. Y después, el depredador del área Peralta, le clavó el balón en un ángulo bajo, imposible de atajar para Gabriel.
Eso fue como si hubiese caído “un cubo de agua fría” sobre el cuadro sudamericano, al cual le faltó su tradicional magia en la conducción de la esférica por parte de sus talentosos jugadores. Por demás, los brasileños terminaron jugando con ¡cuatro delanteros!, pero fueron incapaces de producir jugadas desequilibrantes.
Con este marcador, se fueron al descanso.
En el complementario, México arreció en su defensa de campo para evitar que la esférica llegara cómoda a los botines del poderoso ariete Leandro Damiao, toda vez que apreciaron como el afamado Neymar “no aparecía” en el partido. Y cuando intentaba hacerlo, lo cerraban tres hombres.
Entonces, el director técnico brasileño, Mano Menezes, quemó las naves cuando sacó un volante-lateral como Alex Sandro, para sumar otro delantero, el portentoso Hulk, y a Sandro lo sustituyó por Pato.
Por México destacaron sus defensas Diego Reyes e Hiram Mier, alternados en sujetar la corpulenta amenaza de área de Damiao.
Con Pato en la cancha y Brasil desesperado por hallarse a sí mismo, llegó el tiro del final, el cabezazo de Peralta en el minuto 75 que liquidó el pleito, pese a que el gol de Hulk (90+1) le puso excitación a los minutos finales.
Así, Brasil vivió la desilusión de volver a perder la oportunidad de ganar la medalla de oro olímpica, único trofeo que falta en sus vitrinas. En tanto, México hizo la proeza y saltó al olimpo con el más grande triunfo que jamás haya soñado.
Por el bronce, Corea del Sur derrotó 2-0 a Japón, con goles de Chuyoung Park y Jacheol Koo, en los minutos 38 y 57, respectivamente.
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