Las estadísticas son elocuentes: el Gran Maestro Leinier Domínguez no tiene una amplia selección de aperturas. En las 19 partidas que ha jugado con blancas, en 2012, optó por mover el peón rey, hasta la casilla e4. Todos sus rivales conocen esta tendencia del mejor ajedrecista de Latinoamérica; sin embargo, solo en una ocasión el cubano rindió su rey cuando condujo las figuras claras.
El estudio de las aperturas y defensas constituye uno de los momentos más importantes en la preparación de los ajedrecistas. Ellos dedican no pocas horas de entrenamiento diario a profundizar en las principales líneas teóricas que se siguen en la actualidad, para no verse sorprendidos en una partida. El menor desliz, en el inicio de un cotejo, pudiera ser fatal, especialmente cuando se choca contra un jugador de la elite.
La diversificación en la selección de aperturas y defensas suele ser muy útil para los ajedrecistas, porque así complican todavía más la preparación previa de cada rival; aunque también es cierto que la especialización le permite al jugador enfrentar, quizás con más confianza, cada partida.
Un rápido análisis de las 38 partidas jugadas por Domínguez, en 2012, arroja varias conclusiones interesantes: con blancas el cubano es muy difícil de derrotar; mientras que su principal debilidad—no solo de ahora—es la defensa de las negras. En los cuatro torneos en que ha intervenido, en los últimos diez meses (Liga rusa, Memorial Capablanca, Olimpiada de Estambul y Grand Prix de Londres), Leinier ha ganado 11 encuentros, con 21 tablas y seis reveses.
Ocho de sus triunfos fueron con blancas, solo sufrió una derrota y pactó 10 empates. En los 19 cotejos, el cubano hizo 1.e4. ¿Esta repetición sería una debilidad? Tal vez algunos lo consideren así; pero los buenos resultados hablan por sí solos. La situación es completamente diferente cuando Leinier juega con figuras oscuras: tres éxitos, once tablas y cinco fracasos.
Su apertura favorita, sin dudas, es la Española o Ruy López, una de las más jugadas y estudiadas en el mundo (1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3. Ab5). Leinier la utilizó contra adversarios de diferentes coeficientes ELO y obtuvo una victoria con ella. Mientras, con negras, también ha sido habitual que, cuando el rival opta por 1.e4, el cubano elija diferentes variantes de la Defensa Siciliana (1…c5). En los casos de la apertura con 1.d4, entonces Domínguez ha seguido diferentes caminos, desde la Defensa Gruenfeld, hasta la India del Rey.
¿Influirá la selección de aperturas y defensas en los resultados de Leinier? Pudiera ser. Los ajedrecistas de la elite trabajan con un equipo que los ayuda en la preparación. Juntos analizan las partidas de los rivales y tratan de encontrar sus puntos débiles. Ni Leinier ni Lázaro Bruzón—los dos mejores ajedrecistas de Latinoamérica—cuentan con ese apoyo. Por lo general se preparan solos y esto sí que es una desventaja. En el Grand Prix de Londres, Domínguez asistió acompañado por el Gran Maestro Yuniesky Quesada; pero este hecho fue una excepción, no la regla.
En la capital británica, Leinier consumió mucho tiempo para pasar de la apertura al medio juego, en casi todas las partidas. Esos minutos perdidos pesaron al final, porque se vio obligado a encontrar respuestas defensivas, con pocos segundos en el reloj. La premura pudo haber influido en, al menos, tres desenlaces del cubano en el Grand Prix.
A finales de noviembre, Domínguez viajará hasta Taskent, la capital de Uzbekistán, para la segunda parada del Grand Prix. Este torneo volverá a ser fortísimo, pues contará con la presencia de estrellas como Sergey Karjakin, Fabiano Caruana, Alexander Morozevich, Peter Svidler, Wang Hao, Boris Gelfand, Vugar Gashimov, Peter Leko, Shakriyar Mamedyarov y Rustam Kasimdzhanov. El objetivo del cubano deberá ser mejorar la décima posición de Londres; pero, ¿cómo lograrlo? La respuesta a esa pregunta va más allá—aunque las incluya—de las aperturas y defensas elegidas por Leinier.
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