Voy a ser muy sincero con mis lectores. El título de este trabajo no llevaba signos de interrogación. Se los dejé para tratar de ponerle un imán. Es casi una verdad de Perogrullo. Y, por supuesto, hay muchas razones por las que es difícil cambiar de división en los deportes de combate (boxeo, judo, taekwondo… y, en el caso que hoy nos ocupa, en el judo).
Son ideas que se me cuelan en la mente, y en la computadora, al observar con muchísima alegría lo bien que le están saliendo las cosas al judoca cubano Iván Silva, de 29 años de edad, quien después de una larguísima carrera en la división de los 90 kilogramos, ha entrado a todo tren a la de 100.
¿Es muy difícil cambiar de división?
Sí, ya se dijo que sí. Pero esa explicación la voy a dejar para un poco más adelante. ¡Ahora el dueño del teclado no soy yo, es Iván Silva, quien se lo ha ganado en las últimas semanas!
Silva, medallista de plata en el mundial de Bakú 2018, viene dispuesto a sacudirse de no haber podido lograr sus sueños en tres Juegos Olímpicos (Río 2016-Tokio 2020-París 2024), y con el de poder sonreír en los de Los Ángeles 2028.
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Muy decidido
Lo más seguro es que los lectores de Cubahora, primera revista digital de nuestro país, no hayan olvidado antecedentes cercanos o más lejanos, pero es obligación periodística recordarlos.
Hace muy pocas horas, este domingo, el matancero fue indetenible en su camino hacia lo más alto del podio, en el Gran Premio de Alta Austria, en la ciudad de Linz, donde ya había sido invencible hace un año.
Vamos a repasar su último desempeño:
● Su primera victoria fue muy rápida, apenas comenzado el segundo minuto, contra el joven francés Francois Ngayap, de 26 años de edad, quien tiene como su mejor resultado medalla de bronce en el Abierto Europeo de 2023.
● Luego derrotó por yuko, en los cuatro minutos que marca el reglamento, al checo David Dudy, más joven todavía, 22 años, tercero en el Abierto Europeo de Praga 2024.
● En semifinales ya todo debía ser más difícil. Le tocó enfrentarse al rumano Eduard Serban, 25 años, ex campeón mundial por equipos de cadetes, en Santiago de Chile 2017. Y salió airoso por hansoku-make, es decir una penalización que resulta en la descalificación, ya sea por acciones que ponen en riesgo la integridad física del oponente o van en contra del espíritu del judo; o por acumulación de faltas leves.
● La misma vía, la del hansoku-make, le permitió salir feliz del tatami, ¡pero sudando la gota gorda durante ocho minutos!, tras su enfrentamiento contra el ucraniano Anton Savytskiy, 29 años, bronce en el mundial juvenil de Abu, Emiratos Árabes Unidos 2015.
● ¡Pero todavía le faltaba un súper laureado! El húngaro Krisztian Toth, 30 años, un viejo conocido para él en la división de los 90, quien tiene un expediente capaz de impresionar al que no tenga bien puesto el judogui. Entre otros puntos bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020; tres medallas en campeonatos mundiales (oro en el juvenil de Ft. Lauderdale 2014, plata ya en el de adultos de Chelyabinsk 2014, bronce en el de Budapest 2021). Ha sido triunfador también no solo en Grand Prix (7 de oro-8 de plata-2 de bronce), sino también en Grand Slam (1-6-9).
Y también Silva tenía que sepultar el pasado: la última vez que se habían enfrentado ganó el europeo, en la semifinal del Grand Slam de Tel Aviv 2023, en fuerte duelo de más de siete minutos. Pero Silva quería el oro, y para ello tuvo que resistir hasta el desenlace favorable ya en Regla de Oro.
● Sí, claro, es la primera corona de Silva en su nueva división de los 100 kilogramos, pero la tercera medalla en pocos días, pues la dorada de este domingo las unió a los dos bronces en los Grand Slam (competencias más exigentes) de París (se le dice mundialito) y Taskent.
¿Hace falta escribir que muy pronto tendrá enfocados los reflectores en el Grand Slam de Tbilisi (del 21 al 23 de este mes)? No, pero ya lo hice…
¡La explicación!
Había dejado esta explicación para el final:
Cambiar de división en deportes como el judo o la lucha puede ser un desafío inicial para los atletas.
Al enfrentarse a una nueva categoría, deben adaptarse a oponentes con características físicas diferentes, como peso, fuerza o velocidad, lo que exige ajustes en su técnica y estrategias de combate.
El rendimiento inicial puede verse afectado, ya que la resistencia, agilidad y capacidad de cambio de dirección varían según la división.
- Consulte además: ¿Nuevos sueños, viejas batallas?
Además, el tiempo de entrenamiento y la experiencia previa son factores claves: quienes dedican más tiempo a entrenamientos específicos para la nueva categoría suelen adaptarse más rápido.
Sin embargo, si el cambio es abrupto o no hay un período de adaptación adecuado, los resultados pueden ser menos favorables al principio.
En resumen, obtener buenos resultados tras un cambio de división es posible, pero requiere un esfuerzo consciente para ajustarse a las nuevas demandas físicas y técnicas.
Iván Silva debe haber cambiado de división, como suele ocurrir en el deporte, respondiendo a las exigencias de su organismo. Pero uno siempre quiere soñar: ¿Será la lámpara maravillosa que lo lleve a un desquite en Juegos Olímpicos..?
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