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lunes, 25 de noviembre de 2024

Salvajismo del gobierno ecuatoriano

El ataque a la embajada de México en Quito desata el repudio internacional y convoca a foros internacionales regionales y mundiales...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 09/04/2024
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Ruptura Mexico-Ecuador
Comandos armados atacaron la sede diplomática de México para secuestrar al exvicepresidente Jorge Glas, ahora ingresado en un hospital de Guayaquil. (Foto/Nodal)

Cuando un gobierno de derecha como el de Ecuador decide atacar con fuerzas armadas una embajada extranjera, golpear a su personal y secuestrar a un asilado político una pregunta se impone: ¿qué ocurre en realidad detrás de esta acción que quiebra acuerdos internacionales e intenta destruir la unidad de una región declarada zona de paz hace una década?.

 

Es muy posible que las acciones del presidente Daniel Noboa formen parte de la estrategia de Estados Unidos para desunir la región latinoamericana y caribeña. La máxima de ¨divide y vencerás¨ es otro intento fracasado de la potencia norteña, pero con graves consecuencias para su protagonista.

 

Asi lo corroboran decenas de mensajes de repudio a la acción cometida por fuerzas militares que el pasado viernes asaltaron la sede diplomática de México, aporrearon a su personal, y secuestraron al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glass, a quien ese día sus anfitriones diplomáticos le habían otorgado el asilo político, luego de permanecer en calidad de huésped.

 

Ejemplo de la brutalidad de los agresores fueron los golpes recibidos por el embajador interino Roberto Canseco Martínez, tirado al suelo cuando trató de impedir que penetraran en la sede. ¨Estábamos por salir (...) y nos encontramos con ladrones que entraron en la noche en la Embajada¨, relató Canseco, quien había sustituido en el cargo a la embajadora Raquel Serur Smeke, declarada persona non grata por Quito un día antes, con abandono inmediato del territorio nacional.

 

Luego del vandálico hecho, el gobierno mexicano rompió relaciones diplomáticas con Ecuador.

 

Con ese hecho vandálico, el gobierno suramericano quebró la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, la cual estipula que  ¨La persona del agente diplomático es inviolable¨.

 

Analistas coinciden en que detrás de la actitud de Quito se observan los movimientos de Estados Unidos (EE.UU.) para tratar de quebrantar la unidad regional con acciones diseñadas por sus estrategas.

 

Al parecer, las reglas de juego fueron indicadas en varias visitas de intercambio con el secretario de Estado Anthony Blinken y la jefa del Comando Sur, Laura Richardson. EE.UU. –según declaraciones de esos personeros- está convirtiendo a Ecuador en uno de sus protectorados. El antes pacífico país está ahora sometido a la toma de decisiones de los funcionarios norteamericanos sobre la vida nacional. Una zona franca con margen amplísimo para que el Ejecutivo actúe fuera de las leyes.

 

Noboa, un empresario millonario de 36 años, que gobernará por 18 meses y lucha por la reelección en 2025, deviene en este juego una figura decorativa, influenciada por los norteamericanos. Ahora cruzó de manera peligrosa la línea roja en lo que se presenta como un antecedente deshonroso para la región.

 

Ecuador es un experimento político donde se aplican los cuatro acuerdos firmados entre Washington y Quito. Una ley rubricada en diciembre de 2022 –la de la gobernanza de Ecuador- fue impulsada por los republicanos y acordada en el Congreso Nacional. Este país, desde el retorno del neoliberalismo en 2017, constituye un eje importantísimo en la co-relación de fuerzas latinoamericanas. 

 

La posición de la Casa Blanca fue siempre acabar con cualquier gobierno progresista o socialista en América Latina, una zona de enormes recursos naturales siempre codiciados. Luego de la táctica de los llamados golpes de Estado blandos –desde Honduras hasta Paraguay- puso en práctica la persecución jurídica contra dirigentes de esas tendencias.

 

Entre sus víctimas están el expresidente Rafael Correa, tras una década en ese cargo, y su vice Glas contra quienes hay un evidente enseñamiento del aparato judicial que cada cierto tiempo los convoca por supuestos delitos.

 

En ese contexto, Ecuador –según acuerdos firmados-  organizó su política exterior de acuerdo con las reglas que le imponen los grandes grupos corporativos. Noboa desestima las convenciones internacionales y se alinea a su protector.

 

El mandatario procede de una familia multimillonaria que llegó al Palacio de Carondelet luego del asesinato del candidato Fernando Villavicencio y de la agudización de la guerra mediática contra la aspirante de la izquierdista RC y favorita Luisa González.

 

Los medios hegemónicos -entre ellos los de su familia directa-  culparon a RC del magnicidio, lo que restó votos a González. Lo que antes fue un país seguro ahora vive bajo una oficial declaración de guerra y un estado de excepción contra 22 bandas de narcotraficantes enfrentadas por el abastecimiento, producción y distribución de la droga.

 

Para quienes estudian la crisis desatada por Noboa, este actuó de manera desproporcionada ante un comentario de su par, el mexicano Andrés Manuel López Obrador, sobre el movimiento comicial ecuatoriano. Una simple nota de protesta hubiese bastado, pero el dignatario –y quienes lo manejan- expulsaron a la Embajadora mexicana.

 

Su reacción indica que su política exterior está regida por normas recomendadas por Blinken, apoyado por la presencia de militares del Comando Sur. Horas después ocurrió el vandálico suceso con el rapto de Glas, quien en estos momentos está en un hospital militar de Guayaquil – de acuerdo con el medio ¨Primicias¨ con cita de un parte policial- con presunción de coma profundo autoinducido por la ingesta de medicamentos ansiolíticos, antidepresivos y sedantes.

 

El abogado Andrés Villegas, de su equipo de defensa, anunció que presentó una petición de Habeas Corpus ante la Corte Nacional de Justicia para declarar ilegal la detención. Villegas alertó que al raptar a Glas las autoridades ecuatorianas violaron el Derecho Internacional, el Derecho Internacional Humanitario, el derecho humano al asilo previsto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Código Integral Penal (COIP).

 

Para justificarse, Noboa explicó a la opinión pública: "Mi obligación es cumplir con los dictámenes de la justicia y no podíamos permitir que se asile a delincuentes sentenciados, involucrados en crímenes muy graves", en alusión a Glas, quien cumplió ocho años de cárcel por delitos no cometidos y volvió a ser requerido ahora por la justicia.

 

Los deleznables acontecimientos de Quito son rechazados por la comunidad mundial. Al Palacio de Carondelet no llega una línea de apoyo.

Organizaciones mundiales, gobiernos de distintas tendencias en América Latina y El Caribe, la Unión Europea condenaron el suceso. Tibiamente –sin condenarlo- EE.UU. y Canadá instaron al diálogo.

 

La Cancillería mexicana, que por el contrario recibe continuas muestras de solidaridad, acogió este domingo a 18 miembros de su personal en Quito y  anunció que denunciará a Ecuador ante en la Corte Internacional de Justicia, Naciones Unidas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), entre otros foros internacionales. Tanto Celac como la Organización de Estados Americanos (OEA) convocaron a reuniones urgentes.

 

México es una nación muy importante en Latinoamérica y su solidaria política exterior está encaminada a proporcionar abrigo a quienes considere perseguidos políticos.

Las consecuencias del vandálico hecho desatan preocupación en medios financieros locales asociados con México. Directivos de la aviación civil, por ejemplo, están alarmados por la suspensión de los vuelos desde y hacia la capitalina Ciudad de México. Empresas de turismo y de intercambio comercial también exigen aclaraciones.

Con un país donde el jefe de gobierno declaró ¨la guerra¨ contra los grupos mafiosos, la violencia contra una misión extranjera pudiera reflejarse en su contra en el referendo y consulta popular del próximo día 21 sobre seguridad nacional. El dignatario ha puesto en peligro su país y el futuro del pueblo ecuatoriano.

 

Si gana, afinca sus relaciones con EE.UU. y posiblemente la presidencia. Si pierde ya será otro cantar.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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