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viernes, 15 de noviembre de 2024

Massa con grandes poderes en gobierno argentino (+Audio)

La articulación entre Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner ante crisis interna y peligro de posible golpe de Estado...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 31/07/2022
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Cristina Fernández-Alberto Fernández-Sergio Massa
Cristina Fernández, Alberto Fernández y Sergio Massa, lograron superar sus desavenencias políticas para tratar de salvar a Argentina de las manos de la derecha (Tomada de Clarín).

El gobierno de Argentina, en medio de una crisis interna con replique negativo en la población, nombró al experimentado político Sergio Massa como nuevo ministro de Economía, Producción y Agriculturas, luego de que el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Fernández limaran asperezas, en lo que podría ser un período de paz entre los líderes del oficialismo.

Ahora no podía ser de otra manera. Fernández de Kichner lo advirtió hace pocos días: o encontramos un punto común o no habrá Argentina para nadie, tras lo cual y por medio de la presidenta de la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, accedió a una conversación de supuesta reconciliación con el mandatario, luego de meses de incomunicación.

La expresidenta y viuda de Néstor Kirchner, quien con igual cargo sacó a Argentina de las miserias en las que las dejó el neoliberal Carlos Menem, se separó visiblemente de las decisiones del mandatario respecto a la economía.

Ese sector atraviesa una crisis resultante de la gestión del exgobernante neoliberal Mauricio Macri, complicada por distintos factores, entre ellos la opacidad del mandatario actual, las complicadas relaciones con el Fondo Monetario Internacional, la subida del dólar y la inflación y los desacuerdos en la cúpula del Frente de Todos (FdT).

La brecha abierta entre el presidente y su segunda y sustituta tiene sus raíces en las visiones del peronismo sobre las formas de gobierno. Fernández de Kirchner discordó de las medidas adoptadas por el exministro de Economía, Martín Guzmán en sus acuerdos de pago con el FMI, con quien Macri endeudó al país mediante un préstamo de 45 000 millones de dólares. Una cifra que ni en sueños Argentina podría pagar, pero Guzmán encontró con los tecnócratas del Fondo una fórmula para suprimirla en unos 100 años, pero que rápidamente se sintió en los bolsillos de la población.

La escalada negativa en la economía es visible: una corrida cambiaria del dólar, a más alto precio y sin respaldo en las arcas, y la consiguiente inflación.

Los Fernández son viejos conocidos. Incluso Alberto fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner, y conoce la influencia de Cristina en la población, a pesar de las pugnas que históricamente separan a los peronistas, sin que la sangre llegue al río. No tuvieron pudor para atacarse en público. La exmandataria clamaba por un cambio en el gabinete. Y lo logró el pasado viernes, aunque Massa no fue siempre un santo de su devoción.

El mandatario, al que tildan de pasivo, comprendió que los caminos se iban cerrando. Desde distintos flancos el opositor partido Cambiemos dio señales de que se fraguaba su salida de la Casa Rosada e incluso sus legisladores pidieron su juzgamiento y destitución. El precio del dólar arrastraba al gobierno. La salida, hace menos de un mes, fue nombrar como nueva ministra de Economía a Silvina Batakis, con la anuencia de los dos Fernández. Aunque Batakis era conocida en los círculos financieros y viajó a Nueva York para presentarse en los medios financieros, su gestión de 25 días y sus proyecciones resultaban insuficientes para detener el alza del billete verde y de la inflación acompañante. Se enteró de su reemplazo cuando volaba de retorno a Buenos Aires, en una acción que, se comenta, fue un juego de los Fernández.

JUGÁRSELO TODO EN MASSA

La situación interna de Argentina tuvo en ascuas durante meses a la población, que observaba un gobierno dividido y sin soluciones.

Guzmán, muy criticado por su re-acuerdo con el FMI, -aun sabiendo que no había dinero para pagar- renunció al cargo, mediante un mensaje en su cuenta de tuiter, mientras Cristina hablaba en un mitín de la crisis.

Se avecinaba una tormenta mayor detenida por la gracia de Carlotto y los Fernández concordaron en nombrar a Batakis para demostrar que el gobierno no estaba paralizado. Pero los movimientos en la Casa Rosada, con entrevistas, llamadas, advertencias del presidente sobre la fragua de un golpe de Estado y algunas centrales sindicales llamando a la unión y a proteger al FdT advirtieron que se estaba orquestando un terremoto político. Había que dejar atrás los pleitos públicos y privados. El gobierno del FdT roza el 20% de aprobación, acosado por los opositores partidarios, mediáticos y empresariales.

La noticia corrió como pólvora. Si bien Sergio Massa como presidente de la Cámara de Diputados fue consultado sobre la designación de Batakis, desde el pasado viernes no solo la suplantó, sino que se convirtió en un llamado superministro, encargado incluso de las relaciones con los organismos financieros internacionales. Quiso todo el poder y se lo dieron, mientras el presidente reduce el suyo.

El pasado jueves, luego de días de especulaciones, el gobierno confirmó que Massa quedará al frente de la cartera que unificará los ministerios que encabezaban Batakis (Economía y Hacienda); Daniel Scioli, (Desarrollo Productivo) y Julián Domínguez (Agricultura, Ganadería y Pesca).

Al nombramiento del nuevo titular siguió una lista de renuncias y cambios.

El presidente dio la pista a la ciudadanía con una reunión anticipada de gobernadores, legisladores y funcionarios para instalar la idea, y escuchar opiniones, sobre la designación de Massa en lugar de Batakis. Ahora ella está nombrada como presidenta del Banco Central, cargo que aceptó aunque varios medios destacan su valentía al asumir como ministra en una de las peores crisis enfrentadas por el gobierno, lo que catalogan como una gran burla.

Todo esto ocurre en una Argentina que sigue sumida en una crisis económica, con casi el 50 % de la población en condiciones de pobreza, escasas reservas y una deuda con el FMI que necesariamente tendrá que renegociar de nuevo.

Lo único que importa ahora, en un clima de incertidumbre, es el alivio de un dólar en descenso que alimenta la esperanza de un efecto de arrastre en la inflación, aunque las cifras de este mes serán, seguramente, un dolor de ingle, afirmó el articulista Luis Bruschtein .

La oposición, con Cambiemos al frente, vigila la cartelera del dólar, para atizar o frenar su discurso de destitución del primer mandatario.

Para observadores, la cúpula gubernamental, atrapada en sus pleitos internos, salió ganando con la entrada de Massa, pues fortaleció el tridente gestor del FdT. Si logra mantener los puentes entre los Fernández, en especial con la vicepresidenta, puede que la situación del país cambie. Esta jugada con Massa, abogado de 50 años, con una gran parte del poder, podría ser la última voltereta del gobierno, acosado y maltrecho. Lo más importante es salvar la economía, -sin saber si Massa lo logrará-. Mirando la cercanía del proceso electoral, el nuevo ministro –según analistas- ve una oportunidad para una candidatura a la presidencia. No hay lugar entonces para cometer errores o que cada miembro del tríptico político mire hacia su lado. Argentina quedó en manos de Sergio Massa.

La economía será manejada por un hombre de los mercados, con buenas conexiones en Wall Street y cercano al poderoso clan empresarial de su país. En 2020 tuvo un papel clave en el éxito de la negociación con los acreedores privados y ayudó a destrabar el acuerdo con el FMI a fines del pasado año.

Aunque declaró cuando fue nombrado que ¨no soy un salvador, sino un servidor¨ está precedido por el aval de la mayoría de los gobernadores.

En un mensaje en redes sociales, afirmó que ¨los problemas económicos de Argentina no se resuelven con una persona. Se resuelven con trabajo en equipo”.

Esta semana, según indican medios políticos, el gobierno terminará de hacer los cambios de gabinete y altos cargos. Y el flamante titular debe tomar las primeras medidas para resolver la crisis, y que no pueden ser tibias, pues es fundamental, si quiere enderezar el país, quebrar la deriva negativa de los mercados.

Algunos medios, como La Izquierda, dan otra visión del superministro. Para el analista Fernando Scolnik, ¨se trata de un amigo de la embajada yanqui elegido por Alberto y Cristina¨ y recordó que ¨inició su carrera política en la derecha liberal, pasó por el menemismo, el duhaldismo y el kirchnerismo, para luego enfrentarse a Cristina Kirchner durante años, ser clave para votarle leyes a Macri y finalmente desembarcar en el FdT¨.

Luego de ser intendente de la ciudad de Tigre, en el Gran Buenos Aires, en 2008 volvió al gobierno nacional como jefe de gabinete de Cristina Fernández, con quien rompe en 2009 y vuelve a su antiguo cargo. Tras su ruptura con el kirchnerismo, cables de WikiLeaks revelaron su fluida relación con funcionarios de la Embajada estadounidense en Buenos Aires.

Más de una vez, Cristina lo ha tildado de ¨traidor¨. Hacia el recambio de 2015, Massa fue candidato a presidente. Entre sus propuestas más destacadas estuvieron la idea de sacar a las Fuerzas Armadas a las calles. También atacó violentamente a los trabajadores de la educación, acusándolos de ausentismo. Un rosario digno de un furibundo derechista, según La Izquierda

Durante el macrismo, Massa fue uno de los actores centrales del peronismo que permitió a Cambiemos votar las leyes de ajuste y entrega en el Congreso Nacional, empezando por la de aprobación del acuerdo con los fondos buitres, iniciando un fenomenal ciclo de endeudamiento cuyas consecuencias se viven dramáticamente hoy.

En los últimos años, y tras un fuerte enfrentamiento con Cristina Kirchner durante los cuales pidió meter presa, Massa terminó declinando sus aspiraciones presidenciales para sumarse al FdT, donde se reconciliaron las distintas facciones del peronismo.

Así es el político al que los Fernández le dieron un poder casi absoluto. La suerte de Argentina está echada.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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