miércoles, 25 de septiembre de 2024

Mali-Francia: recuento antes del portazo

El debate cada vez es más agudo y tiende a empeorar...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 29/10/2022
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Mali Conlficto
La junta militar maliense rechaza la intromisión gala en los asuntos internos del país africano (Foto: atalayar.com).

Mali y Francia cada vez se alejan más de la imagen de las relaciones idílicas fabricadas durante 62 años, ahora, por el contrario, estas se encuentran en uno de sus peores momentos.

Eso lo confirmaron las declaraciones al Consejo de Seguridad de la ONU hechas por el canciller del país africano, Abdoulaye Diop, quien advirtió que su gobierno recurriría a la legítima defensa si París continúa socavando su soberanía.
El titular de Exteriores reiteró las acusaciones de Bamako acerca de violaciones del espacio aéreo por las fuerzas galas, y afirmó que además les entregaron armas a insurgentes islamistas.

En el contexto maliense eso último es una grave acusación, pues constituye un atentado a la seguridad del Estado y socava las gestiones para pacificar las regiones septentrional y central consideradas zonas de operaciones de grupos terroristas.

Diop, invitado a la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que abordó la situación de Mali, pidió al órgano una sesión “ad hoc” para mostrar “pruebas concretas de duplicidad, espionaje y desestabilización de Mali” por Francia.

Por su parte, Nicolas de Rivière, embajador galo ante la ONU, dijo que todo lo expuesto era  un cúmulo de mentiras y difamaciones y lamentó que su país escuchara esas acusaciones cuando sufrió la muerte de 59 soldados en  suelo maliense en los nueve años de una operación militar solicitada.

Rivière aseguró que esa reacción de Mali se debe a que está en una “situación de encrucijada”, principalmente con el terrorismo que, agregó, “está extendiendo su alcance y cobrando cada vez más vidas”- 

Desde el 2011 las autoridades enfrentan a la insurgencia –primero de rebeldes de la comunidad tuareg y luego extremistas de distorsionada filiación islámica- en el norte del país saheliano y a la que combatió la operación franco-africana Serval.    

 El levantamiento en la región septentrional  fue uno de los resultados de la guerra desatada por integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y aliados árabes contra la vecina Libia de Muamar Gadafi, a quien asesinaron.

Esa muerte posibilitó el libre acceso transfronterizo a los arsenales libios y un levantamiento armado en el norte de Mali, así como debilitó en extremo el muro de contención que detenía las ofensivas integristas procedentes de la región del Sahel.

En el 2012 el Ejército derrocó al presidente Amadou Toumani Touré y en el 2020 a Ibrahim Boubacar Keita (IBK), ambos por incompetentes para enfrentar la ofensiva de los grupos extremistas que amenazaba con marchar hacia la capital de Mali, Bamako.

La relación con Francia en asuntos de seguridad se estremeció con  la instauración en Bamako de la junta castrense que sucedió a IBK, equipo comandado por el coronel Assimi  Goita con criterio menos complaciente de Francia y su rol como ex metrópoli.

El primer hecho fue que las autoridades rechazaron declaraciones del embajador galo Joër Meyer, a quien en definitiva expulsaron del país por su intromisión en los asuntos internos tras manifestarse en forma lesiva contra el gobierno.

La crisis en los vínculos políticos se ahondó con el cierre de los establecimientos militares franceses, el fin de los convenios de cooperación en temas de seguridad y de colaboración en la operación anti-insurgente Barkhane, sucesora de la Serval.

Asimismo se endurecieron las declaraciones oficiales y las replicas parisinas, que escalaron, pese a intentos internacionales para reducir la tensión y crear un ambiente de entendimiento, aún  no se percibe un intento de revocar el declive que se agudiza.

 


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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