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miércoles, 9 de octubre de 2024

Final de voto a voto en balotaje de Uruguay

Ante mínima diferencia entre candidatos, los resultados saldrán el próximo viernes...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 25/11/2019
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Votacion Uruguay
Sorpresa entre seguidores de Lacalle Pou.

Las últimas horas son de tensión en Uruguay, donde este domingo tuvo lugar el balotaje entre el izquierdista Frente Amplio (FA) y el ultraderechista Partido Nacional (PN), sin que hasta el próximo jueves o viernes se conozca quien es el ganador, si el oficialista Daniel Martínez, o el ultraderechista Luis Lacalle Pou.

El recuento provisorio oficial con un 97% de los votos escrutados sitúa a Lacalle Pou con una ventaja de menos de dos puntos sobre el postulante del FA –que ha gobernado Uruguay durante los últimos 15 años-.

La Corte Electoral frenó la victoria cantada por la ultraderecha al confirmar que el postulado del PN apenas tenía una ventaja de menos de dos votos delante de Martínez, de 62 años. O sea, apenas 32 000 boletas cuando hay más de 34 mil sufragios observados, por lo que el ganador, expresó, deberá definirse en el escrutinio definitivo.

Los números indicaban que el conteo hasta ese momento daba a Martínez 1 084 880, y a Lacalle Pou 1 117 273 votos válidos.
Por tanto, aclaró la Corte que el jueves o viernes podrían proclamar al nuevo presidente electo, que sustituirá a Tabaré Vázquez, una de las figuras históricas de la izquierda uruguaya junto al ex mandatario José Pepe Mujica.

Lo que daría una amplia ventaja a Lacalle Pou, de 46 años, es la coalición que integró luego de su fallida primera vuelta con lo más reacio de la derecha nacional, entre ellos el Cabildo Abierto y su candidato derrotado en primera vuelta Mancini, quien este domingo quebró la veda electoral para conminar a los militares a no votar por la izquierda. Otras dos formaciones minoritarias (Partido Independiente y Partido de la gente) se aliaron con los blancos en lo que llamaron un "compromiso por el país", al que pretenden situar bajo el patronato de Estados Unidos (EE.UU.), padrino de los conservadores latinoamericanos.

Hasta poco antes de que los más de dos millones de ciudadanos convocados al balotaje se presentaran en los colegios, varias encuestadoras daban como vencedor al abogado Lacalle, dado su reciente unión con los perdedores en la primera vuelta, efectuada el pasado 27 de octubre.

Ese día, Martínez obtuvo el 40% del escrutinio y su rival solo el 28%, para ganarle cómodamente, solo que no le alcanzaban las números para obtener la presidencia, pues la Ley condiciona la victoria al 50%.más uno de las boletas válidas.

La unión de la derecha y la ultraderecha (que unieron todos sus votos) hizo que las encuestas giraran rápidamente, dándole hasta ayer un 49% a La Calle y un 43% al postulado del FA. El resultado pintaba negro para la izquierda uruguaya.

Sin embargo, sin amilanarse, Martínez, un hombre procedente del sindicalismo, dijo que a la derecha había que darle un ¨Maracanazo¨, palabra sagrada entre los uruguayos, pues indica la victoria que su equipo de futbol obtuvo en 1950 contra Brasil en su propio terreno, el estadio Maracaná, ante más de 60 000 espectadores.

A partir de la experiencia de octubre, el FA comenzó una labor con las bases, visitando los hogares y uniendo fuerzas con movimientos sociales.

También influyó en el resultado del balotaje los sucesos que vienen ocurriendo desde hace casi un mes en Chile –antecedidos por las manifestaciones indígenas de Ecuador-, el golpe de estado cívico-militar contra el presidente boliviano Evo Morales y el estallido social a fines de la semana pasada en Colombia.

El denominador común de lo ocurrido en esas naciones indica, claramente, cuál puede ser el futuro de Uruguay si gana la derecha y lleva adelante su política de odio, como también hace en Brasil, contra los dirigentes políticos y líderes sociales de uno de los países más estables del Sur americano.

Pero muy en especial, al parecer influyó entre el electorado el compromiso establecido por Lacalle con Mancini, un ex general a quien se considera un peligroso extremista, capaz de llevar a Uruguay a una nueva dictadura. También el candidato del PN hizo compromisos con Ernesto Talvi, del Partido Colorado, Edgardo Novick, de la Gente, y Pablo Mieres, de Independiente.

Manini Ríos, ex comandante en jefe del Ejército, fue destituido en marzo pasado por Tabaré Vázquez por ocultar la confesión del represor Nino Gavazzo, quien arrojó al Río Negro el cuerpo del guerrillero Tupamaro Roberto Gomensoro, en 1973.

Su partido es el de los militares, a los que acudió ayer para darle una estocada a la candidatura izquierdista, en evidente burla a los mandatos de la Corte Electoral.

Analistas invitados a la transmisión de la multinacional Telesur también fueron sorprendidos por el final abierto del balotaje, pues existían muchas caras largas cuando comenzó el conteo electoral, pensando en que Lacalle Pou arrasaría.

Puede ser que Lacalle gane, como todo permitía prever, pero si lo hace pondrá fin a un proyecto de país que mejoró, aun con limitaciones, los indicadores económicos y sociales y mantiene un alto prestigio regional e internacional.

En una entrevista al diario argentino Página 12, Martínez afirmó que ¨somos el país más igualitario de Latinoamericana, el salario real creció un 60%, la pobreza bajó del 34 al 8%, la indigencia del 4,5 al 0,1%, y universalizamos el sistema de salud.

Temas sociales tan sensibles como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del cannabis en farmacias, entre otros, fueron aprobados durante los tres gobiernos del FA.

Entonces, ¨ ¿por qué votar por Lacalle, que representa un retorno al neoliberalismo que significa un retroceso, como lo han demostrado las experiencias en Chile, Ecuador y Colombia y los consecuencias estallidos sociales.

Las famosas promesas de cambio, como las de Mauricio Macri, que quebró a la Argentina y fue sustituido por el progresista Alberto Fernández, quien asumirá el próximo día 10, el cacareado ¨desgaste¨ de gobiernos con más de 10 años en el poder, y otras mentiras manejadas especialmente por las redes sociales con dirección a los más jóvenes –que no vivieron con la dictadura y hace 15 años solo conocen las bondades del FA como si hubiesen sido regaladas- crean una matriz de opinión respecto a la continuidad del sistema.

Pero también muchos uruguayos, no se han convenido de  las promesas de  Lacalle Pou.

Su padre, el ex mandatario Luis Alberto Lacalle (1990-1995) y su madre, la exsenadora Julia Pou, le transmitieron la pasión por la política.

Cuando decidió a los 24 años dejar la abogacía, sabía que en un futuro le seguirían las denuncias de corrupción contra sus padres, entre ellas la venta del Banco Pan de Azúcar. A los 26 años, asumió una banca en Diputados y en 2015 se instaló en el Senado, que dejó para dedicarse a la campaña electoral de ese año, cuando perdió ante el veterano Tabaré Vázquez. En los 15 años del FA no votó en el Congreso ninguna de las leyes de la agenda de derechos.

Creyente católico practicante es contrario al aborto, según declaró a la agencia EFE, una de las medidas de la izquierda que seguramente eliminará si gana.

Daniel Martínez, ingeniero, ingresó a la izquierda cuando tenía 16 años y se afilió al Partido Socialista, una de las formaciones integrantes del FA.

Líder sindical de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Ancap) es la empresa pública multinacional uruguaya encargada de explotar y administrar el monopolio del alcohol y carburante nacional, el cemento portland así como importar, refinar y vender derivados de petróleo.

Durante su primer mandato, (2005.2010), Váquez lo designó presidente de la ANCAP (2006-2008), y luego lo nombró su ministro de Industria, Energía y Minería hasta 2010.

Luego fue electo senador, y después ganó la Intendencia de Montevideo en 2015, derrotando a la actual vicepresidenta del país, Lucía Topolanski, casada con Mujica y una de las figuras más populares del FA.

Faltan pocos días para salir de la sorpresa dada por la izquierda este domingo. Las cartas ya están dadas y la Corte Electoral dirá la última palabra.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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