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sábado, 23 de noviembre de 2024

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Rusia asume fuertes medidas contra el despliegue en Europa del sistema antimisiles norteamericano...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/05/2012
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Misil táctico-operativos Iskander
Rusia puede destruir escudo antimisiles norteamericano, con un alcance de 500 kilómetros

Está claro, cada vez con mayor amplitud de razones, que Washington y sus segundones aliados europeos siguen viendo en las murallas de Kremlin una suerte de dique que debe ser derruido.

Y es que a tales especimenes no les deben haber dejado un buen sabor los cambios que se han operado en Rusia luego de los años de caos post soviético entronizado por la burda administración de Boris Yelsin, que de no ser detenido en sus andares neoliberales, hubiese hecho del gigante euroasiático un virtual picadillo servido a Occidente en bandeja de plata…así de tajante.

De manera que para los aspirantes a emperadores globales, el camino escogido para enfrentar a uno de los sempiternos grandes enemigos allende el Este sigue siendo, a la usanza de los tiempos de la Guerra Fría, el cerco militar mediante un “cordón sanitario” de bases y regímenes afines dislocados sobre la frontera rusa, a lo que se pretende añadir ahora la ubicación en Europa del sistema antimisiles de factura Made in USA, destinado a golpear con el uso de armas nucleares sin recibir rasguño alguno del oponente.

Y, ciertamente, no valen teorías, explicaciones, charlas, conferencias o miles de cuartillas enunciativas en torno a la “santidad” de ese empeño.

Semejante artilugio bélico no tiene otro blanco que Rusia, e inclusive China, a partir de la teoría de los círculos imperiales de que nunca volverán a ser admitidas en el planeta superpotencias que contraríen el dominio hegemónico de los Estados Unidos.

Y la actual dirección rusa sabe bien lo que se cocina. De ahí que poco antes de dejar su mandato, el ex presidente y hoy designado primer ministro, Dimitri Medvedev, estableciera las llamadas Tropas de Defensa Aeroespacial, dotadas de una elevada tecnología de localización, seguimiento y destrucción de objetivos enemigos de última generación.

A la vez, desplegaba todas las artes diplomáticas en el logro de efectivas garantías para la seguridad de Rusia a partir de compromisos de sus potenciales agresores.

Solo que del otro lado las evasivas han resultado y resultan las únicas respuestas, porque ciertamente Washington y sus socios de la OTAN solo desean tener las manos libres frente al Kremlin.

Luego entonces, nada tiene de ilegítimo que por estos días, por ejemplo, altos mandos rusos indicaran que su país se reserva el derecho de ejecutar acciones armadas preventivas contra instalaciones del ya citado sistema antimisil, con el uso de sus proyectiles Iskander, altamente perfeccionados para tales fines.

Vale indicar aquí, que los Iskander constituyen un sistema balístico monoetapa con cabeza de guerra fija a la parte propulsora, y con una maniobrabilidad que le permite todo tipo de giros bruscos y el lanzamiento de señuelos para confundir a la defensa enemiga.

Por demás, es totalmente móvil, y su alcance oscila entre los 280 y 400 kilómetros. De hecho, variantes de este armamento ya han estado instaladas en la zona de Kaliningrado, sobre Europa Central, precisamente como elemento de disuasión frente a los planes agresivos occidentales.

¿Qué esta problemática añade nuevos riesgos a un planeta acosado por las crisis económica y ambiental, entre otras generadas por el capitalismo? Es cierto.

Pero no es menos cierto también que frente a los orates que intentan convertirse en césares del orbe, todo gesto de docilidad, temor o resignación suele traducirse en un costo demasiado alto, oneroso, injusto…e inadmisible.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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