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miércoles, 27 de noviembre de 2024

El camino se allana

Moscú y Damasco han hecho una importante contribución al empeño de no extender por Oriente Medio y Asia Central la guerra impuesta a Siria por poderosos intereses externos…

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/09/2013
1 comentarios
Siria, guerra
Damasco ha hecho una contribución de no extender por Oriente Medio y Asia Central la guerra a Siria

Los respiros vienen de todas partes. Rusia y Siria acaban de cerrar un peligroso huraco por donde unos Estados Unidos, agresivos y comprometidos con otros sectores reaccionarios globales, hubiesen caído en un posible pozo sin fondo.

En Ginebra, tras  un mar de consultas, intercambios y declaraciones, Moscú y Washington acordaron favorecer la eliminación de los arsenales de armas químicas en Siria e intentar suprimir su uso en el actual conflicto armado, a la vez que Damasco solicitó el sábado último, de manera formal, su adhesión a la convención internacional contraria a ese tipo de pertrechos, aprobada por la ONU en 1993 y en vigor desde abril de 1997.

En consecuencia, saldría de juego un pretexto esencial esgrimido por la Casa Blanca para anunciar un posible golpe militar directo contra Damasco, al tiempo que se hacen más patente quienes en realidad han hecho uso de tales artefactos en la guerra impuesta a la nación siria.

Y es que la titulada oposición armada no esperó ni un segundo para rechazar el documento ruso-norteamericano, que, entre otras cosas, le cercenó de cuajo el sueño de presuntamente acceder al  control del país bajo las faldas de las  “legiones” Made in USA.

Vale recordar, para aquellos que suelen hablar de las “malévolas intenciones” de Damasco, que la ausencia de Siria de la oficialmente denominada Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción, no obedece precisamente a pujos guerreristas.

 El estado sionista de Israel, que con el amparo expreso de Washington aún ocupa por la fuerza las sirias Alturas de Golán y otros territorios árabes, si bien suscribió ese acuerdo internacional, nunca lo ha ratificado, y por el contrario, ha sido un activo promotor del desarrollo y producción de tales artilugios de muerte.

Así, el investigador Thierry Meyssan, escribió para el sitio Web Red Voltaire que, con un marcado objetivo colonial en el Oriente Medio, “Israel financió –de 1985 a 1994– las investigaciones sobre armas químicas del doctor Wouter Basson, en el laboratorio de Roodeplaat, en Sudáfrica.”

Según el experto, “el régimen sudafricano del apartheid, aliado de Tel Aviv, trabajaba allí en la creación de sustancias químicas y fundamentalmente biológicas, que debían matar a la gente únicamente en función de sus características raciales, ya fuesen palestinos, árabes en general o personas de piel negra. La Comisión Verdad y Reconciliación, creada posteriormente en Sudáfrica, nunca logró determinar los resultados que llegó a obtener aquel programa, ni adónde fueron a parar. Pero sí demostró la implicación de Estados Unidos y Suiza en aquel proyecto secreto de gran envergadura, y también que varios miles de personas murieron al ser utilizadas como conejillos de Indias en las investigaciones del Dr.Basson.”

Y ante semejante amenaza, es difícil cuestionar que Siria o Egipto, otro de los no firmantes,  decidiesen no sumarse a la citada Convención de la ONU.

Por demás, no se puede olvidar que uno de los grandes reclamantes de Siria, los propios Estados Unidos, tiene una sórdida historia en materia de uso de armas de destrucción masiva a escala internacional.

Sin olvidar que la nación norteamericana es la única del orbe que ha lanzado bombas atómicas en una disputa armada internacional, Washington suma además la amplia utilización de armas químicas como el Agente Naranja, diseminado indiscriminadamente sobre las selvas y campos vietnamitas, y que ha provocado que aún en nuestros días nazcan niños deformes en esa nación indochina.

O el bombardeo con municiones radioactivas y otros elementos tóxicos en los Balcanes, durante la operación de desmembramiento de Yugoslavia, o en las acciones bélicas en Iraq, donde los propios soldados estadounidenses resultaron afectados y muchos de ellos sufren las secuelas permanentes de semejante decisión.

Pero con todo, y junto al hecho de que siempre será saludable recordar la catadura de aquellos que hostigan y vociferan, lo cierto es que Moscú y Damasco han hecho una importante contribución al empeño de no extender por Oriente Medio y Asia Central la guerra impuesta a Siria por poderosos intereses externos.

Por el momento, los agresores y su carne de cañón interna carecen de argumentos y de municiones mediáticas para seguir incitando al hundimiento de las autoridades de Damasco, bajo descabelladas acusaciones de actos deshumanizados y criminales. De ahí las esperanzadoras evaluaciones de no pocos sectores sirios y extranjeros, que califican este nuevo giro como una “ayuda esencial para solucionar el conflicto vigente desde 2011.”


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Claudia
 16/9/13 15:11

Por fin se va poniendo todo en su lugar en este conflicto, vamos a ver que inventará de nuevo USA.

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