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sábado, 23 de noviembre de 2024

Malvinas, no Falkland (+Video)

Las islas Malvinas (Falkland para los británicos) acaparan de nuevo la atención internacional...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 21/01/2012
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Caricatura Ada- Las malvinas
Caricatura Ada- Las malvinas

En los últimos días se ha elevado la tensión diplomática entre Argentina y el Reino Unido por la posesión de las Islas Malvinas —que la nación sudamericana reclama como propias desde 1833—, precisamente cuando se cumple, en junio próximo, el trigésimo aniversario de la confrontación militar por ese territorio, que concluyó con la rendición de los sudamericanos y la pérdida de más de 650 de sus soldados.

En apoyo a los actuales reclamos  argentinos al país europeo, los integrantes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) acordaron en diciembre impedir la entrada en sus puertos de buques con la ilegal bandera de las Malvinas. La solidaria postura trajo como respuesta las groserías del Premier británico, David Cameron, el reforzamiento militar en las Islas y la negativa a iniciar un diálogo conciliador con el gobierno de Cristina Fernández.

Para el Reino Unido y su gobierno de derecha, la posibilidad de un diálogo para acercar posiciones y llegar a un acuerdo que devuelva al país la soberanía sobre el archipiélago, sin detrimento de los habitantes de este, está cerrada, al menos por el momento, pues hay importantes intereses económicos y políticos en juego.

Situadas en el Atlántico Sur, a 400 millas marinas de las costas argentinas, las Malvinas fueron ocupadas por la fuerza hace 179 años por Gran Bretaña, de la cual la separan geográficamente más de 14 mil kilómetros.

No obstante, hace una semana el Premier británico acusó a los argentinos de “colonialistas” pues, en su criterio, los habitantes de las Malvinas desean seguir siendo británicos, según informó en la Cámara de los Comunes.

Aunque hay coincidencia en que Cameron es un político arrogante, sorprende la acusación, justo cuando el Reino Unido acaba de liderar, junto a Francia, la invasión a Libia y el asesinato de su líder, Muamar Al Gadaffi.

En una acción de intimidación no sólo a Argentina, sino al resto de América Latina y El Caribe, el Premier —que como sus antecesores  mantiene una indiferente actitud ante las 48 resoluciones de Naciones Unidas (ONU), que desde 1965 considera a las Islas un enclave colonial en territorio  argentino— tomó decisiones militares de envergadura innecesarias.

El periódico londinense The Times informó que Cameron advirtió al Parlamento de sus planes bélicos, incluyendo el despliegue rápido de efectivos en la isla de Ascensión, en el océano Atlántico.
En las Malvinas, según The Times, los usurpadores poseen cuatro aviones Thyphoon en la base aérea de Mount Pleasant, radares y equipos militares modernos, y mantienen una fragata o un destructor que patrullan la zona. La dotación es de mil 700 soldados, casi la misma cifra de habitantes del territorio.

OCUPACIÓN ILEGAL POR LA FUERZA

El litigio por las Malvinas recobró bríos luego de la asunción del primer gobierno de Cristina Fernández, que estableció una batalla legal y pacífica para que se les devuelva el territorio, cada vez más respaldada en América Latina y el mundo, ante la amenaza para la región que supone la base militar que posee allí Gran Bretaña, hoy reforzada, y el intento de convertir el archipiélago en paraíso de las transnacionales petroleras.

La postura de Cameron, rechazada incluso por la mayoría de los periódicos de su país, lo ha llevado a esgrimir el desinterés de los malvinenses de convertirse en ciudadanos argentinos, cuando es sabido que la población de las Islas fue llevada allí luego de la expulsión de los criollos y nativos, y desde entonces han nacido cinco nuevas generaciones.

Richard Gott, historiador y columnista del diario británico The Guardian, calificó de “ceguera” la actitud del Primer Ministro. “Todo esto forma partede la decadencia de Gran Bretaña”, indicó
Gott, quien precisó que los dos países tienen razonables reclamos sobre las Malvinas, por lo deben buscar juntos una solución al diferendo, tal como ha planteado la presidenta Fernández.

El periodista negó que la mandataria estuviera aumentando la presión y mucho menos preparando un ataque militar. “Ella está simplemente reiterando una política de larga data, instalada de manera permanente en la Constitución argentina”.

El columnista añadió, refiriéndose al contexto latinoamericano, que “nuevos gobiernos aparecieron en todo el continente, con una agenda progresista y nacionalista. Están unidos en la creencia de que su continente debe organizarse en beneficio de sus propios pueblos, sin injerencias externas”.

Documentos fechados 33 años antes de la ocupación británica, en 1800, indican que las Malvinas pertenecían a la colonia española y fueron heredadas por Argentina, cuyo actual canciller, Héctor Timerman, considera que “fue una agresión militar la que llevó a Inglaterra a ocupar las Islas y fue una decisión colonial la de implantar una población exógena en ese lugar”.

Timerman dijo esta semana que “cuando hay un problema colonial, los nativos tienen un decir, tienen que decidir qué es lo que quieren porque esa es su tierra, pero acá quieren convertir a los kelpers en ciudadanos nativos cuando son en realidad implantados".

Los argentinos criollos e indígenas que vivían en las Islas en 1833, dirigidos por el agricultor Antonio Rivero, se alzaron contra la ocupación británica seis meses después de la llegada de los soldados colonialistas, en lo que se considera el inicio de las reclamaciones por la soberanía de las Malvinas.

EL REINO UNIDO TRAS EL PETRÓLEO

El pasado año, la empresa británica Rockhopper informó que encontró en la plataforma insular un estimado de 350 millones de barriles petróleo, es decir, unos 27 mil 600 millones de euros, que comenzarán a explotar en 2016.

Expertos de la propia entidad consideran que el hallazgo convierte a las Malvinas en un centro de riquezas para el Reino Unido, dada la escasez de petróleo a nivel mundial.

Argentina condenó primero la exploración de sus lechos marinos y luego la apropiación del crudo por una potencia extranjera.

En 1975, cuando por primera vez se consideró probable encontrar petróleo en los mares de las Islas, Argentina volvió a demandar la pertenencia del territorio, pero el gobierno británico advirtió que no tenía “duda alguna acerca de su soberanía sobre las islas Falkland y su correspondiente mar territorial”, y tampoco “acerca de sus derechos soberanos exclusivos de exploración y explotación de los recursos naturales de la plataforma continental”.

Las demandas de la nación sudamericana, según consta en los archivos parlamentarios británicos, carecían de valor para el Reino Unido, pues no se habían realizado de manera constante desde 1833, sino 35 años más tarde, por lo cual se desestimaba cualquier intento al respecto.

Otro argumento aprobado por los Lores es que el primer europeo en avistar las costas malvinenses fue el capitán John Davis, quien llegó allí en el navío Desiré tras desertar de la expedición corsaria de Thomas Cavendish, el 14 de agosto de 1592.

Que las Malvinas entonces estuviesen ocupadas por indígenas, parece que no cuenta.

AMÉRICA LATINA: APOYO INCONDICIONAL A ARGENTINA

En relación con el conflicto, cada vez más naciones de América Latina se unen al gobierno de Buenos Aires con medidas que constituyen una advertencia a Londres de que la batalla no se libra ahora en solitario.

El representante permanente de Cuba ante la ONU, Pedro Núñez Mosquera, por ejemplo, precisó ante el Comité de Descolonización de ese organismo que el archipiélago austral es parte inseparable del territorio nacional argentino y reiteró que la posición de su país es muy clara: “Las Islas Malvinas son y seguirán siendo argentinas”.

La posición del  Mercado Común del Sur (Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay), que reclama a Londres dialogar con los argentinos, se une a la solidaridad expresada a Buenos Aires por el Parlamento Latinoamericano (Parlatino).

Resoluciones de solidaridad con la presidenta Cristina Fernández, su gobierno y su pueblo, han emanado asimismo de Venezuela, Chile, Brasil, Ecuador y Uruguay, mientras la Unión de Naciones Sudamericanas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe han realizado acciones de respaldo al ejecutivo argentino.

Para Oscar Laborde, ratificado representante especial para la Integración y la Participación Social en la Cancillería argentina, los últimos acontecimientos demuestran un aislamiento del imperio decadente y antiguo, y un respaldo muy importante a la posición argentina, incluso de las naciones anglófanas aún integrantes del Commonwealth.

En su opinión, “hay evidentemente un avance que va a terminar  haciendo sentar al imperio británico a negociar, como lo ha resuelto Naciones Unidas.”


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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