domingo, 29 de septiembre de 2024

Dama vieja y vapuleada

Resumen de Europa en 2021: Doce meses más en los cuales el Viejo Continente siguió rumiando sus pasadas glorias y agachado la cerviz...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 27/12/2021
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Europa 2021
Europa nada o muy poco de auténtico puede exhibir a las puertas del 2022. Fuente: depositphotos

Dos mil veintiuno, como otros muchos años precedentes, marca para Europa la perpetuación de una actitud controvertida y no pocas veces bochornosa con respecto al escenario global.

Vale recordar que hablamos de la región cuna de la titulada civilización occidental (siempre valorada por cierta propaganda como suprema con relación a otras en distintas zonas del planeta); del “vientre fecundo” del colonialismo y el capitalismo; del teatro originario de las dos más devastadoras guerras mundiales impuestas a la humanidad (y por estos días amago de coliseo de una tercera conflagración); y del espacio multinacional transformado en cola de Washington y socio manejable, maleable, y sopapeado a su antojo por el nuevo amo del universo.

Capaz  por tanto de desesperar por acatar órdenes ajenas, y de poses y gestos timoratos frente a los desplantes más afrentosos si vienen de la Casa Blanca (remitirse a la era Trump).

Y en el año que concluye nada o muy poco dista del comportamiento usual de esa porción del “primer mundo” que sacrifica a manos de muchos de sus líderes, hora a hora y sin mayores rubores, su personería propia, sus posibilidades y lazos económicos, sus podios políticos, y hasta su seguridad e integridad, con tal de no contrariar a la metrópoli estadounidense.

No vale ni la herencia de dirigentes euro occidentales que desde el parto inducido de la OTAN y las primeras experiencias de ese ensamble militar bajo mando Made in USA, se pronunciaron por la autonomía regional en materia de defensa y economía.

Tampoco la sempiterna política estadounidense de utilizarles como escudo y desechable barricada de primera línea en los días de la Guerra Fría, reeditados ahora por Joe Biden.

Ni cuenta además la desagradable e indecente experiencia de un Donald Trump que les tildó de aprovechados, oportunistas, protegidos bajo el ala bélica gringa, y morosos en sus gastos militares.

De ahí que entre el desgaje británico del seno de la Unión Europea y los trastabilleos de ese pacto un día “ejemplo mundial de convergencia”; la vigente complicidad con USA en sus desmanes expansionistas en Asia Central y Oriente Medio; los golpes de sucesivas y no pocas veces mal manejadas oleadas de la Covid 19; y para cerrar diciembre el recalentamiento de las fronteras rusas bajo jefatura USA y con la complacencia oficial ucraniana en una suerte de rediviva “marcha al Este” tipo Napoleón  Bonaparte o Adolfo Hitler, el longevo oeste del Viejo Continente confirma que, lejos de ser uno de los pilares del concierto universal, no pasa de comparsa del gran aspirante a tronos globales, omnímodos y eternos.

Un espacio que además, a escala interna, suma insatisfacciones, frustración, errores y desviaciones que en mucho favorecen los sentimientos, percepciones y posiciones más retrógradas, y que a estas alturas parecen destinadas a avanzar con especial impulso en materia de control político y conquista de posiciones gubernamentales con programas racistas, xenófobos, intolerantes, sectarios y apegados a la violencia y la anulación de criterios y segmentos contrapuestos.

En consecuencia, no ha sido precisamente entonces 2021 para Europa Occidental, como muchos otros, uno de sus años plausibles o  encomiables.

El mundo de hoy, si de objetividad se trata,  no puede sin dudas valorar como algo positivo que un grupo regional de alta influencia, a la hora del pesaje global, resulte incapacitado de asumir con independencia, responsabilidad y libre criterio su propio platillo en la balanza.

Solo queda esperar entonces que podrán decir de la añeja Europa los que al cierre de 2022 deban opinar nuevamente sobre el particular.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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