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viernes, 4 de octubre de 2024

África oriental: Un visitante no grato

Identificados como “plaga bíblica”, nuevos enjambres de langostas del desierto amenazan hoy la seguridad alimentaria de más de 25 millones de ciudadanos en el oriente africano…

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 29/11/2020
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Langosta del desierto
Los cambios climáticos estacionales impulsan a la plaga a moverse en busca de vegetación para poder comer. (Tomada del Programa Mundial de Alimentos)

Si bien sobresalen millonarias inversiones en plaguicidas y se multiplican los recursos rudimentarios para detener su azote, la propagación de la voraz la Schistocerca gregaria, resulta muy grave en una región afectada por anomalías climáticas y la Covid-19.

Aunque las operaciones desarrolladas desde principios de año neutralizaron las pérdidas de grandes extensiones de cultivos, la existencia de los enjambres de esos insectos voladores parecidos a los saltamontes continúa causando gran devastación en las zonas verdes que invade por millones.

La langosta del desierto es una especie identificada como invasora, que llegó al territorio de Somalia en julio de 2019 procedente del otro lado del Mar Rojo y se adaptó a las condiciones del ecosistema en el Cuerno Africano y de la subregión oriental del continente.

Resulta evidente el peligro de su expansión como especie y cuya trayectoria ahora incluyó su cruce a Uganda y Sudán del Sur, dos países que vieron por última vez a esas nubes de la especie hace 60 años.

Según la Cámara de Representantes del Pueblo (Parlamento de Etiopía), el brote de langostas del desierto que invadió al país en julio causó daños en 365 015 hectáreas de tierra, por lo que afectó la estabilidad alimentaria de miles de habitantes en diversas zonas rurales.

El órgano legislativo precisó que 283 172 hectáreas pertenecientes a 499 505 agricultores quedaron arruinadas con el paso del insecto en las regiones de Hararghe occidental y oriental, del estado de Oromía.

Nubes enormes de este constituyen bandadas de lo que se considera la gran plaga de langostas del desierto que asola hasta ahora partes de Somalia, Etiopía y Kenya, en este último Estado se calificó como la peor en 70 años, según el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Los enjambres pueden contar con hasta 150 millones de integrantes capaces de recorrer 150 kilómetros al día y cada uno devorar dos gramos -equivalente a su propio peso- de víveres cada jornada, todo eso hace que el Programa Mundial de Alimentos los evalúe como la plaga migratoria más peligrosa del mundo.

Persiste una situación crítica a medida que avanza la etapa de la reproducción, pues aparece una nueva generación en Somalia y Etiopía, lo cual provocará la formación de otros cúmulos a mediados de diciembre, que probablemente se trasladen hacia el sur y amenacen a Kenya.

Hace dos meses el Centro de Aplicaciones y Predicción Climática de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (Icpac) advirtió sobre la formación de nuevos enjambres de langostas del desierto en la región de África oriental, sus características, impacto y posible expansión.

En septiembre Ipac reportó gran afluencia del insecto en dirección al noroeste de Kenya, el sur, norte y nordeste de Etiopía, y el noroeste y nordeste de Somalia, y a la vez advirtió que las condiciones climáticas para el desarrollo de la langosta del desierto se presentarían muy adecuadas también en el este de Uganda y en Sudán.

Los ambientes con presencia de vegetación verde, tienden a favorecer el crecimiento de las poblaciones de los insectos, señalaron los expertos del Centro, quienes, sin embargo, no redujeron el problema a África oriental, luego de que agencias de ONU señalaran la probabilidad de que se extendiera hacia la subregión austral.

Investigaciones de la FAO indican que un enjambre de un kilómetro cuadrado de Schistocerca gregaria contiene hasta 80 millones de esta y es capaz de comer en un día la cantidad de víveres que unas 35 mil personas, así de grave es su impacto en la seguridad alimentaria del este continental.

Además se deben tener en cuenta que ya existen otros problemas para la producción de comestibles  con fines de sustento masivo como son, por ejemplo, la falta de fuerza laboral agrícola debido a los desplazamientos por conflictos o los cultivos destruidos  por las recientes inundaciones.

El advenimiento de nuevas oleadas de la langosta del desierto, constituirá una  comprobación más de la capacidad de resistencia africana ante las adversidades,  mostrada una y otra vez, así como su enfrentamiento a retos biológicos, económicos y sociales que fracasan cuando intentan postrarla. 


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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