Este 19 de febrero se celebró el Día del Instructor de Arte, una profesión necesaria en la Cuba actual, una que siempre está acercando el arte a la comunidad. Para conocer un poco más acerca de este perfil profesional entrevistamos a Diango González Guerra, Instructor de Arte en la especialidad de música y con una loable trayectoria como directivo del Consejo Nacional de Casas de Cultura.
“Desde la propia política cultural, los profesionales de la cultura que más cerca están del pueblo y que llegan a él de una manera diferente son, precisamente, el Instructor de Arte y el promotor cultural”.
¿Qué le motivó a ser Instructor de Arte?
Lo que me motivó a ser Instructor de Arte fue el vínculo con la Casa de la Cultura. Desde pequeño en mi pueblo natal Céspedes, Camagüey, la Casa de la Cultura funcionó bien y tenía una vida activa. Yo y otros niños y jóvenes de mi municipio lo veíamos como un espacio de socialización. Cuando llegó el momento en 9no grado y explicaron en el matutino el proceso de captación no lo dudé. Soy egresado de la primera graduación de Instructores de Arte de la Batalla de Ideas en el 2004.
¿Nos podría contar alguna anécdota que recuerde de aquella etapa?
Anécdotas, uno siempre tiene en su etapa de estudiante. ¡Cuántas cosas no nos pasan en la escuela! Más que todas, hubo una que me marcó mucho, incluso no fue dentro de la escuela sino para poder ingresar. Tenía tantos deseos de entrar a la Escuela de Instructor de Arte que, aun y cuando mi vocación siempre fue la música, el examen que hice fue de artes visuales. Comencé todo el proceso, los pasos que se deben realizar para el examen en el caso de las artes visuales y en el tercer intento desaprobé. Entonces hice el examen de música y ahí sí aprobé. Lo que quiero decir es que hoy, quizás, estarías hablando con un Instructor de Artes Visuales cuando nunca había tenido carboncillos ni pinceles porque realmente lo que más me gustó siempre fue la música.
El trabajo comunitario siempre ha sido un pilar del Instructor de Arte, aunque en estos tiempos los medios de prensa han vuelto a resaltar tan noble labor. ¿Cómo ha sido el trabajo comunitario desde su experiencia?
El Instructor de Arte siempre ha hecho trabajo comunitario. La misión de un Instructor de Arte, en una escuela o en una casa de cultura, siempre va a tener como fin el trabajo comunitario. Nosotros, estemos donde estemos, siempre vamos a estar desarrollando alguna acción en la comunidad, impartiendo talleres o haciendo un trabajo de diagnóstico. Lo primero que tiene que hacer el Instructor de Arte cuando llega a una comunidad, a una institución en la que fue ubicado es un trabajo de diagnóstico y en ese diagnóstico salen los gustos, preferencias y tradiciones que existen en el lugar. A partir de ahí, entonces nosotros proyectamos y organizamos el trabajo en cada una de las manifestaciones en las que nos graduamos.
En estos últimos tiempos, felizmente, en nuestro país se ha ponderado el trabajo comunitario a partir del acompañamiento que hemos tenido en las comunidades, los barrios y con excelentes resultados donde hemos aprendido todos, la comunidad, los instructores y los promotores culturales. Es una prioridad de trabajo desde el Consejo Nacional de las Casas de Cultura y el propio Ministerio de Cultura, porque parte de algo importante que es la integración. Y es que hemos logrado vincular no solo el talento profesional al movimiento de artistas aficionados, a las instituciones de la cultura sino que nos hemos vinculado con otros sectores y organismos que también hacen trabajo comunitario.
El Instructor de Arte hoy más que nunca como profesional debe capacitarse en temas que le den una salida también a lo que se realiza desde cada una de las comunidades. Algo que la dirección del país nos ha pedido es que, desde la comunidad, seamos cada vez más cultos y trabajemos sobre todo la espiritualidad del ser humano. Es ahí donde el instructor de arte juega un papel fundamental en conjunto con el promotor cultural, haciendo el trabajo comunitario como debe hacerse.
En su trayectoria ha desempeñado diversas funciones. Ahora como Presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura, un sistema que ya tiene más de cuatro décadas de creación, ¿qué está haciendo la institución para potenciar este trabajo comunitario, sobre todo en los barrios más vulnerables del país?
Me gradué en el 2004 como Instructor de Arte en Villa Clara, en ese acto de graduación histórico en la Plaza Che Guevara, con la presencia de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Cuando llegamos a nuestros municipios, que se constituyeron las Brigadas José Martí, como las bautizó el Comandante, comencé esta larga profesión en la dirección, transitando a las diferentes estructuras de la Brigada, a nivel de municipio, provincia y nación. Cumplí misión internacionalista en Venezuela, primero como representante de la Brigada de Instructores de Arte José Martí y después como cuadro profesional en la misión. A mi regreso me desempeñé como subdirector provincial de cultura en la provincia Camagüey, atendiendo la enseñanza artística hasta que fui promovido, desde hace cinco años, como Presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura.
El Consejo Nacional de Casas de Cultura y su red de instituciones, las 350 casas de cultura que hoy existen en el país, se han volcado también a esta revolución en las comunidades, en los barrios y lo hemos hecho no solo desde el punto de vista metodológico o del trabajo de diagnóstico que se realiza en la comunidad. Además del diagnóstico, el sistema de Casas de Cultura ayuda a la elaboración y el seguimiento de las acciones que se puedan desarrollar para erradicar estos problemas.
La Casa de Cultura como institución siempre ha estado a la vanguardia en el trabajo comunitario desarrollando un grupo de acciones culturales, metodológicas, desde el propio patrimonio y la preservación del patrimonio inmaterial. Nosotros hemos logrado durante estos más de cuarenta años y desde el sistema de Casas de Cultura atender varios procesos como el movimiento de artistas aficionados. Del movimiento de artistas aficionados han salido muchísimos actores, actrices, pintores, poetas que hoy forman parte de nuestra vanguardia, de nuestros principales profesionales del sector.
“(…)Del movimiento de artistas aficionados han salido muchísimos actores, actrices, pintores, poetas que hoy forman parte de nuestra vanguardia, de nuestros principales profesionales del sector”.
Estamos enfrascados en dotar a nuestras estructuras, instructores y promotores culturales de herramientas para hacer el trabajo comunitario porque hoy lo hacemos de una manera diferente. Estas nuevas dinámicas nos han obligado a repensar, estudiar e investigar cómo hacer el trabajo, comunitario partiendo de esa integración con los diferentes sectores, con los cuales se vincula el trabajo del Instructor de Arte en una comunidad.
Por otra parte, también trabajamos en conjunto con los gobiernos locales en cómo reparar nuestras instituciones para prestar un mejor servicio, en mantener la vitalidad del movimiento de artistas aficionados, en crecer en unidades artísticas en cantidad y en calidad, en la atención a los grupos portadores de tradiciones o sea en revitalizar y enaltecer la labor del instructor.
La pregunta cliché, pero necesaria. ¿Qué significa ser Instructor de Arte? ¿Lo volvería a estudiar?
Ser Instructor de Arte es ser un pedagogo del arte, un gran creador, un gran soñador, un gran, por qué no, artista de la hermosa profesión de enseñar al pueblo. Y yo, si volviera a nacer, volvería a ser Instructor de Arte en música. Y si volviera a nacer y fuera Instructor de Arte quisiera un poco más de tiempo para desarrollar mi profesión como instructor porque de los diecisiete años que tengo de formación gran parte de ello ha sido en dirección, de lo cual no me arrepiento porque he aprendido mucho también y me ha ayudado a ser mejor persona, pero me gustaría dedicar un poco más de tiempo a mi carrera como Instructor de Arte.
¿Considera que esta idea de Fidel Castro tiene vigencia hoy día? ¿Por qué?
Yo creo que hoy más que nunca en Cuba tiene vigencia esta idea del Comandante en Jefe Fidel Castro. Es una idea maravillosa y que no fue creada en la Batalla de Ideas sino mucho antes. Ya en el discurso de Palabras a los Intelectuales se hablaba de la formación del Instructor de Arte y la necesidad de formar ese profesional para nuestro país. Siempre estuvo, está y estará el papel del Instructor de Arte, en el escenario que sea, el Instructor de Arte siempre va a apoyar y a reforzar el proceso revolucionario. Lo digo porque, también desde la propia política cultural, los profesionales de la cultura que más cerca están del pueblo y que llegan a él de una manera diferente son, precisamente, el Instructor de Arte y el promotor cultural.
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